Por Diego Leonoff | La Alemania nazi, representada por el general Wilhelm Keitel, firmó la rendición incondicional el 8 de mayo de 1945 a las 22:43 hora central europea (9 de mayo a las 0:43 hora de Moscú), ante el Mariscal del Ejército Rojo Gueorgui Zhúkov, poniendo fin así a la Segunda Guerra Mundial en el continente europeo.
Sin embargo, la diferencia horaria no es el detalle que llevó a que en los países occidentales se conmemore cada 8 de mayo y en la Unión Soviética (y hoy Rusia), en cambio, el 9 de mayo.
Durante la Guerra Fría, la caída del nazismo fue uno de los tantos ejes de disputa geopolítica que, al menos en el plano cultural, acabó con Washington como un claro ganador. Esto, pese al tremendo esfuerzo soviético -perdió 26,6 millones de habitantes, un 13,7 % de su población- y el hecho de que su ejército fuera el primero en tomar Berlín.
El investigador del CONICET y titular de la cátedra de Historia de Rusia (UBA), Martín Baña, analiza aquellos históricos eventos y la forma en que Moscú los fue recuperando hasta el presente.