Redacción Canal Abierto | El fallo de la Corte Suprema contra Cristina Fernández de Kirchner no solo estremeció la política argentina: desató un vendaval de reacciones mediáticas y políticas a escala internacional.
Desde medios hegemónicos a portales progresistas, editoriales institucionalistas o coberturas militantes, el caso se volvió un prisma donde cada país leyó sus propias tensiones internas. En esa multiplicidad de miradas se revela no solo la importancia de la figura de Cristina, sino también la fragilidad democrática que acecha a buena parte del mundo.

Lo que en Argentina se vive como un nuevo intento de proscripción, en el exterior se interpreta con un abanico de enfoques que reflejan intereses geopolíticos, antecedentes nacionales y posturas ideológicas. La condena se convirtió en una lupa internacional sobre el sistema judicial argentino, polarizando también a la prensa global.
América Latina: en estado de alarma
La región reaccionó al unísono, aunque con diferentes tonos. En Brasil, medios como Brasil de Fato y Opera Mundi enmarcaron la condena como un nuevo episodio del guion conocido: lawfare, persecución política, disciplinamiento de líderes populares. Titulares como “Na Argentina, Cristina Kirchner diz que ‘estarei presa, mas o povo estará cada dia pior’ (Brasil de Fato) y “Cristina Kirchner convoca militância diante de provável condenação na Argentina” (Opera Mundi) señalaron una ofensiva jurídica contra el peronismo, con fuertes paralelismos con la prisión de Lula da Silva.

En México, La Jornada tituló: “Caso Vialidad: Corte condena a 6 años de prisión a ex presidenta Cristina Fernández”, mientras Proceso alertó: “Cristina Fernández, víctima del lawfare: la Corte selló su exclusión política”. Ambos medios recuperaron la dimensión regional de la condena y denunciaron la utilización del artículo 280 como herramienta antidemocrática. En contraste, medios como Milenio (“Cristina Kirchner, condenada por corrupción: no podrá ser candidata”) o El Universal (“Corte argentina ratifica fallo contra Cristina: seis años de prisión”) privilegiaron la narrativa institucional, despolitizando el contexto.

En Colombia, El Tiempo eligió el titular “Corte Suprema de Argentina toma decisión sobre Cristina Fernández de Kirchner: ratifican condena a 6 años de cárcel”, mientras Semana fue más categórica: “Cristina Kirchner irá presa y no podrá ser candidata”. Aunque informaron con tono fáctico, algunos análisis editoriales retomaron el concepto de “lawfare”, entendiendo el caso como parte de una disputa mayor entre poder judicial y liderazgo popular.
Estados Unidos: estabilidad regional antes que justicia democrática
Los medios norteamericanos –The New York Times, Bloomberg y Associated Press– encuadraron el fallo en términos de legalidad y gobernabilidad. AP tituló: “Cristina Fernández ante posible fallo de la Corte: ‘Estar presa es un certificado de dignidad’”, recuperando la frase más resonante de la expresidenta, aunque sin profundizar en el contexto de persecución política. Bloomberg Línea, por su parte, optó por el título neutro: “Corte Suprema confirma condena contra Cristina Kirchner a seis años de prisión en causa Vialidad”.

The New York Times no publicó un artículo exclusivo, pero replicó la información a través de agencias. Buenos Aires Times, que nutre a muchos medios anglosajones, encabezó con: “Cristina Kirchner faces imminent prison sentence for corruption charges” y luego agregó: “Cristina’s key quotes – ex-president speaks out before Supreme Court ruling”, destacando el componente mediático de sus declaraciones. La línea editorial fue clara: informar sin indagar, reducir el conflicto a una cuestión de cumplimiento legal, evitar el trasfondo político.

BRICS: Rusia y la denuncia de injerencia
Los medios rusos, especialmente RT y Sputnik, insertaron el caso dentro de su marco geopolítico. Sputnik tituló: “Corte Suprema argentina ratifica condena contra Cristina Kirchner”. RT en Español acompañó con: “Mafia judicial y proscripción: las reacciones a los argumentos de la condena a Cristina Fernández”. En ambos casos, el foco estuvo en las acusaciones de lawfare, el descrédito del poder judicial argentino y la supuesta injerencia externa para desactivar líderes no alineados con el modelo occidental.

La narrativa rusa es coherente con sus líneas editoriales: mostrar que en las democracias occidentales también hay persecuciones políticas, que la “libertad judicial” es un mito, y que el caso Kirchner encarna la lucha de los pueblos frente al dominio económico global.
China: orden, corrupción y silencio político
En el caso chino, medios como Xinhua y CGTN mantuvieron una cobertura escueta y oficialista. El titular de Xinhua fue: “Expresidenta argentina Cristina Fernández condenada a seis años por corrupción”, mientras que CGTN replicó: “Argentina: Corte Suprema ratifica condena contra exmandataria”. El enfoque chino fue estrictamente institucional
Una narrativa en disputa global
La figura de Cristina Fernández de Kirchner, amada y odiada, vuelve a ocupar el centro de la escena internacional. El fallo de la Corte Suprema argentina no solo la proscribe: también expone, con crudeza, los límites de la justicia en contextos democráticos degradados. Si para algunos es un triunfo institucional, para otros es la confirmación de que el poder judicial ya no es el último resguardo republicano, sino un instrumento de los poderes fácticos.