Por Redacción Canal Abierto | “Duhalde había realizado dos anuncios dignos de reparo; uno, teñido de puerilidad o, acaso, de liso y llano sarcasmo: ‘La crisis ha quedado atrás, lo peor ya pasó’; luego, el asustador arrebato de guapo pendenciero al referirse a los cortes de rutas previstos por movimientos de trabajadores desocupados para el miércoles 26 de junio: ‘Respetamos los reclamos pero que no impidan movilizarse libremente a quienes tienen que ir a trabajar. No lo permitiremos’”. (Fragmento de “La política está en otra parte”, de Hernán López Echagüe – HLE).

Decía Darío: “Estamos en contra de la democracia representativa, que ya ha demostrado su fracaso. Nosotros no nos proponemos representar a nadie, eso lo tenemos claro, sólo ofrecemos la posibilidad de la lucha para conseguir los planes Trabajar. El que quiera, que se sume a la lucha, los que no quieran luchar, problema de ellos, nosotros pedimos lo nuestro, no representamos al barrio”. (HLE).
***
“26 de junio de 2002. Es media mañana en Avellaneda y piqueteros de diferentes organizaciones se encuentran sobre la avenida Pavón a la altura de la estación Avellaneda preparándose para subir al Puente Pueyrredón, desde donde piensan movilizarse hasta la Plaza de Mayo. La presencia de carros hidrantes y un amplio operativo policial, confirma el escenario represivo que vienen caracterizando desde hace días, aunque no terminan de dilucidar la magnitud del mismo.
Las columnas de la Coordinadora de Trabajadores Desocupados (CTD) Aníbal Verón, el MIJD y Barrios de Pie se dirigen por la avenida Pavón hacia la subida del puente donde tienen pensado empalmar con la columna encabezada por el Bloque Piquetero Nacional (BPN) que avanza desde Alsina.

Tras recorrer las cuatro cuadras que separan la estación del puente, se topan con un grupo reducido de policías a cargo del comisario Fanchiotti. Hace falta la agresión a una piquetera por parte de las fuerzas de seguridad, para que se desate la represión”. (Fragmento de Crónica de una masacre: a 20 años de los asesinatos de Kosteki y Santillán de Nicolás Salas – NS).
“(…) Hay violentos enfrentamientos entre policías y grupos de piqueteros en el Puente Pueyrredón, dice la radio. Sin embargo, las imágenes que podemos observar en el televisor son muy otras: cientos de bestias cebadas y metidas en un uniforme persiguen por toda parte a cientos de personas que, aterrorizadas, corren como liebres con el único y excluyente objetivo de poner a buen resguardo el pellejo; les disparan con armas largas y pistolas lanzagases; de pronto, tres, cuatro especímenes de esos bárbaros de uniforme derriban a un joven sobre el asfalto y se ponen a patearlo con furia inaudita. Guillermo Andino, hombre por lo visto iluminado, dice en tono de admonición que habría piqueteros armados peleando entre sí; alguien le acerca un papel que él se pone a leer con rostro abúlico: “Parece que hay un policía muerto”, larga, muy confiado, sin ocultar la indignación” (HLE).
***
“Los piqueteros detectan que la represión no es disuasoria y se convierte en una verdadera cacería.
Mientras la primera línea piquetera se repliega como puede, varios heridos sienten arder su cuerpo y empiezan a comprobar que los proyectiles que les disparan no son precisamente balas de goma. En ese momento, se empieza a comprender el carácter represivo que desde hace semanas viene preparando el Gobierno.
Darío Santillán, referente de la CTD Aníbal Verón, es uno de los que retrocede junto a sus compañeros de autodefensa. Maximiliano Kosteki, uno de los jóvenes que se había sumado al naciente Movimiento de Trabajadores Desocupados de Guernica, es otro de los que se repliega como puede en dirección a la estación de trenes”. (NS)
***
“La planificación de la masacre venía tomando cuerpo meses antes del 26 de junio. El 14 de mayo, Duhalde se había reunido con un grupo de gobernadores buscando que respalden su deteriorada gestión y que acompañen la negociación con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Allí los mandatarios provinciales que venían reprimiendo distintas puebladas desde 1996 pedirán un ejemplo “aleccionador” con los piqueteros duros.

El ministro de Justicia de la Nación, Jorge Vanossi, era uno de los intérpretes de la causa “complot”, por la cual el Gobierno buscaba responsabilizar a la conducción de las organizaciones piqueteras de lo que pudiera suceder aquel 26 de junio. Allí jugarán un rol central los agentes de la SIDE encargados de entregar información, luego de infiltrarse en las organizaciones, que fundamente con “pruebas” que “los piqueteros se habían matado entre ellos” y eran parte de una conspiración contra la patria y el Gobierno.”
Las palabras oficiales serán sincronizadas perfectamente por el grupo Clarín, La Nación y los principales conglomerados mediáticos que acompañarán el relato oficial antes, durante y después de los crímenes.
Con la Justicia, el Gobierno y los grandes medios de comunicación alineados, se ponía en marcha la masacre». (NS)
***
“A Maximiliano Kosteki lo hieren de muerte en las afueras de la estación Avellaneda. Uno de sus compañeros se repliega junto a él dentro de las instalaciones ferroviarias. Pierde mucha sangre. Minutos después llega al lugar Darío Santillán que se hace cargo de asistir al herido y le dice a quien lo acompaña que se retire del lugar que él se queda aguardando la llegada de una ambulancia o alguien que ayude a trasladarlo a un hospital.

No pasa mucho tiempo y en el lugar se presenta Fanchiotti y su chofer, el cabo Acosta. En ese momento, y ante la embestida que los policías hacen contra los piqueteros, Darío interpone su mano entre los uniformados y Maximiliano Kosteki que yace desvanecido. Armas en mano y apuntándolo, los uniformados lo obligan a retirarse del lugar. Santillán se levanta y cuando se encuentra de espalda les disparan sin más”. (NS)

***
“El secretario de Seguridad Interior, el democrático y progresista Juan José Álvarez, declaraba: “Las fuerzas policiales fueron agredidas. A partir de ahí, las policías que actuaron continuaron despejando la zona, siendo víctimas de una fuerte violencia. Se han visto agresiones con una honda, con armas de fuego, como ha denunciado un chofer de colectivos, escopetas, armas y bombas molotov”. Los titulares de los diarios movían a una indignación rayana con la ira. Clarín: “La crisis causó 2 nuevas muertes”. La Nación: “Dos muertos al enfrentarse piqueteros con la Policía”, y un subtítulo pestilente: “Grupos radicalizados de izquierda destrozaron negocios y quemaron autos y colectivos”. La Prensa: “Batalla campal”. Infobae, propiedad de Daniel Hadad, informaba: “Dos muertos, 90 heridos y 160 detenidos es el saldo de la jornada piquetera (…) Los policías utilizaron gases lacrimógenos y balas de goma para despejar las avenidas Mitre, H. Irigoyen y Perón, adonde se habían apostado los manifestantes y luego se produjo otro enfrentamiento en la estación Avellaneda”. La Voz del Interior, de Córdoba: “Dos muertos en la protesta piquetera de Buenos Aires”. El Río Negro: “Enfrentamientos entre piqueteros y policías dejaron 2 muertos (…) Quemaron colectivos y atacaron autos y comercios”.
La hipocresía, en fin, se había adueñado del lenguaje.” (HLE)
***
En total fueron 34 los heridos con balas de plomo pertenecientes a “La Verón”, al “Polo Obrero”, el MTR, la FTC, CUBA, entre otras organizaciones. A su vez, sufrieron impactos personas autoconvocadas como integrantes de las asambleas populares de la capital o trabajadores ferroviarios y municipales que circulaban por la zona.
Desde la CTD Aníbal Verón denunciaron que dos piqueteros detenidos habían sufrido torturas en la comisaría Primera de Avellaneda: “Fuimos torturados y tenemos compañeras pateadas en la cabeza”, señalaba Jorge Jara, del MTD de Solano ante los medios televisivos. (NS)
***
“Alfredo Luis Fanchiotti, comisario inspector de Avellaneda, hombre petiso de rasgos simiescos, tiene la oportuna idea de improvisar una conferencia de prensa en el patio del hospital Fiorito, en las narices de amigos y familiares de las víctimas de la represión que, con desespero, se han agolpado en el lugar para procurar noticia. “Con esta gente no se puede hablar”, dice Fanchiotti. “Mire cómo nos agreden”. Y entonces, vaya casualidad, ocurre lo que el policía ha dicho y hasta ese momento, al menos a mi vista, no había ocurrido. Un episodio que mueve pensar en una sutil puesta en escena: un hombre aparece por detrás de Fanchiotti y le da dos trompadas certeras en el ojo izquierdo. El hecho sucede, por lo demás, cuando todos los medios han empezado a soltar la versión de que habría dos piqueteros muertos.” (HLE)
***
“‘Recuerdo a Fanchiotti en la conferencia de prensa negando que ellos hubieran tenido participación. Yo lo escuchaba, y para mis adentros me decía ‘este tipo está loco‘. Cómo habiendo tantas evidencias de presencia policial en los alrededores de la estación de trenes, él podía negar sus responsabilidades en el hecho’, reconstruye el fotógrafo Pepe Mateos en una entrevista. El junto a los foto reporteros Sergio Kowalewski y Mariano Espinosa fueron autores de los documentos periodísticos que contradijeron esa acusación.

“Es muy interesante observar la actuación del periodismo, como fueron apareciendo los testimonios periodísticos que desmantelaban una versión maliciosa y distorsionada. Porque si el gobierno pensó que en algún momento podía operar y modificar los hechos tal como habían sucedido, la realidad de las fotos y los videos terminaron por desmentirlo. Lo cierto es que la mentira terminó cayendo por sí misma, y ya no hubo manera de disfrazar su versión ni de encubrirla.
Por otro lado, dejame remarcarlo, se trató de un hecho inédito, porque por primera vez una operación de gobierno se caía con la presentación de pruebas”, sostiene Pepe.
***
Felipe Solá, máximo jefe político de la Bonaerense, será otro de los pilares fundamentales para la estrategia de Duhalde. En principio recibirá un llamado de Nora Cortiñas, de Madres de Plaza de Mayo – Línea Fundadora, quien le reclamará por lo sucedido. Su respuesta será clara: “Bueno, mire Nora, ese es un enfrentamiento entre pobres contra pobres, quédese tranquila”. Como si no fuera poco, horas después de la masacre recibirá en la Casa de Gobierno al comisario Fanchiotti a quien reconocerá y destacará por su labor durante los “incidentes” producidos en el Puente Pueyrredón.
***
23 años después: la impunidad persiste, la injusticia social campea
“Mi hijo fue asesinado el 26 de junio de 2002 junto con Maximiliano Kosteki. En ese momento Eduardo Duhalde era el presidente y Felipe Solá el gobernador de la Provincia de Buenos Aires. Pasaron 23 años y los autores intelectuales de la Masacre de Avellaneda siguen impunes”, resumió Alberto Santillán, papá de Darío, en diálogo con Tiempo.
“Siempre lo recordamos con alegría, o al menos lo intentamos, con anécdotas para tenerlo presente entre nosotros en todo momento”.
Alberto denunció. “Pasaron 23 años y aún reina la impunidad. Mientras nosotros seguimos exigiendo justicia, nos responden con la liberación de uno de los asesinos, que es el ex cabo de la Policía Bonaerense, Alejandro Acosta. No sólo con esta decisión, sino que también van a soltar al otro asesino, Alfredo Fanchiotti”.
La libertad de Acosta
“La Cámara de Apelaciones en lo Penal Nº3 de Loma de Zamora le otorgó la libertad condicional a Alejandro Acosta, ex cabo de la policía bonaerense corresponsable del asesinato de Maximiliano y Darío.
Acosta había sido condenado a prisión perpetua en enero de 2006 junto a su superior, el comisario Alfredo Fanchiotti, quien estaba a cargo del operativo. Las reconstrucciones hechas a partir del material fotográfico aportado por los reporteros que cubrieron el hecho indicaron a Fanchiotti y Acosta como autores materiales de los asesinatos.
Acosta accedió a este beneficio a partir de pericias psicológicas, de un supuesto buen desempeño como recluso y de haber cumplido una parte considerable de la pena. En diálogo con Canal Abierto, Vanina Kosteki, hermana de Maximiliano, contó que “por lo que yo leí de la resolución, lo que dice es que Acosta es un recluso que tiene buena conducta, que ha hecho trabajos en la biblioteca y tiene funciones en el área administrativa de la unidad, que lee… Es más, estudió Arte y Literatura, que es lo mismo que estudiaba Maximiliano”.