Redacción Canal Abiertos | “Es un privilegio y un honor anunciar que Argentina y los Estados Unidos han logrado hoy un Acuerdo Marco de Comercio Recíproco e Inversión”, anunciaba ayer por la tarde el canciller Pablo Quirno, en un posteo en X, en el que compartía el único documento oficial conocido hasta ahora sobre el asunto: un comunicado en inglés de la Casa Blanca.
En el mismo, además, argumentaba que “el Acuerdo crea las condiciones para aumentar las inversiones de EEUU en Argentina e incluye reducción de tarifas para industrias claves aumentando el comercio bilateral entre ambos países”.
Lo cierto es que si se va al comunicado, rápidamente salta a la vista que Argentina sale perdiendo por goleada. Como señalaron distintos analistas, entre ellos el periodista Alejandro Bercovich, todo indica que, más bien, la potencia en declive se está cobrando el salvataje electoral a Milei. Lo que obtuvo el Tesoro con el timbeo de Scott Bessent parece que no fue suficiente.
En tanto que el acuerdo todavía no existe ni se firmó. Lo anunciado son lineamientos generales para un futuro compromiso que debe ser refrendado en las distintas instancias de cada país: en el caso de Argentina, debería pasar por el Congreso.
Así lo señala la Casa Blanca al cierre del documento citado: “Estados Unidos y Argentina trabajarán con celeridad para finalizar el texto del Acuerdo para su firma y llevar a cabo sus respectivas formalidades internas antes de que el Acuerdo entre en vigor”.
El periodista Javier Slucki resumió las medidas en una lista y en una cuenta rápida sacó que del total, 24 eran para Estados Unidos y apenas tres para Argentina. Pero si se va al detalle se ve que, incluso las que se supone que son a favor, son muy discutibles -¿extracción de minerales críticos sería positivo? ¿para qué y para quién?- y más bien difusas.
Bercovich explicó además que el acuerdo marco trabaja en dos planos: uno referido a los bienes, y otro al cómo del intercambio comercial (instrumentos de política comercial, propiedad intelectual, denominaciones de origen, trámites). “Ahí en donde aparecen todas las ambiciones históricas de la política comercial de Estados Unidos sobre nuestra economía. Por eso digo que parece un precio que se cobra por el salvataje”.
¿Qué dice el comunicado de la Casa Blanca?
El conciso comunicado de la Casa Blanca informó sobre “los elementos clave del acuerdo”. Estos son:
-Aranceles:
“Argentina otorgará acceso preferencial a los mercados estadounidenses para las exportaciones de bienes, incluidos ciertos medicamentos, productos químicos, maquinaria, productos de tecnología de la información, dispositivos médicos, vehículos automotores y una amplia gama de productos agrícolas”.
Como contrapartida a esta apertura a bienes con gran valor agregado y otros que compiten directamente con la producción local, “Estados Unidos eliminará los aranceles recíprocos sobre ciertos recursos naturales no disponibles y artículos no patentados para uso farmacéutico”.
Finalmente, agrega dos medidas poco precisas: una en relación a mejorar el intercambio en el mercado de carne de res, y una mención a la Sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962, que podría referir a los aranceles que hace pocos meses le impuso Trump a las exportaciones argentinas de acero y aluminio, pero sin nada concreto.
Esta apertura completamente desfavorable para Argentina pero que Milei defiende con fundamentalismos ideológicos -apunta Bercovich- ocurre en un contexto en el que el mundo, incluso Trump, vira hacia un proteccionismo acérrimo.
“Esta apertura, sumada al dólar barato sólo esta beneficiando a China. Por eso, esto más bien se ve como una reacción proteccionista de Estados Unidos que quiere preservar lo que considera su patio trasero. El mensaje es palo o zanahoria: hay una puntita de la zanahoria para los que se alineen con nosotros y palo para los otros, como es el caso de Venezuela”, dijo esta mañana, en diálogo con Gustavi Grabia, en Radio con Vos.
–Eliminación de barreras no arancelarias: En este punto, nuevamente, todos los compromisos corren por cuenta de la Argentina. “Con este Acuerdo, se ha comprometido a no exigir formalidades consulares para las exportaciones estadounidenses a Argentina. Asimismo, Argentina eliminará gradualmente el impuesto estadístico a los productos estadounidenses”, dice textualmente.
-Normas y evaluación de la conformidad: De nuevo, todo para Estados Unidos. “Argentina permitirá el ingreso de productos estadounidenses que cumplan con las normas estadounidenses o internacionales aplicables”, “sin requisitivos adicionales” y “continuará eliminando las barreras no arancelarias”. Argentina también aceptará las normas estadounidenses para importar sus vehículos, “los certificados de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA)”, y las autorizaciones yanquis de comercialización de dispositivos médicos y productos farmacéuticos.
-Propiedad intelectual: Manda a Argentina a profundizar las acciones contra el “mercado de productos falsificados”.
-Acceso a los mercados agrícolas: “Argentina ha abierto su mercado al ganado bovino vivo estadounidense, se ha comprometido a permitir el acceso al mercado de las aves de corral estadounidenses en el plazo de un año y ha acordado no restringir el acceso al mercado de los productos que utilizan ciertas denominaciones para quesos y carnes. Argentina simplificará los procesos de registro de productos para la carne de res, los productos cárnicos, las vísceras y los productos porcinos estadounidenses, y no exigirá el registro de instalaciones para las importaciones de productos lácteos estadounidenses. Estados Unidos y Argentina tienen la intención de colaborar para abordar las barreras no arancelarias que afectan al comercio de alimentos y productos agrícolas”. No hay remate.
-Afrontar las empresas estatales y las subvenciones: Al parecer, otra en contra para la industria. Mientras ayer el mismísimo Paolo Rocca, CEO de Techint, pedía en la conferencia anual de la UIA que el país tenga “una política industrial”, la Casa Blanca informaba que “Argentina se ha comprometido a abordar las posibles acciones distorsionadoras de las empresas estatales y las subvenciones industriales que puedan tener un impacto en la relación comercial bilateral”.
-Comercio digital: el último punto destacado por el gobierno de Trump implica, lisa y llanamente, según el abogado y docente (UBA), Pablo Serdán, “la entrega de nuestros datos personales”. “Se firma una cláusula de “comercio digital que básicamente regala los datos de todos los argentinos. Nos declaran “jurisdicción adecuada” para que las Big Tech de EE.UU. manejen nuestra información bajo sus leyes, no las nuestras”.
En el resto de los puntos, los planteos son más vagos pero, básicamente, en todos Argentina asume compromisos para cumplir con las demandas y objetivos geopolíticos de Estados Unidos: tanto en el ítem “medio ambiente” como en “consideraciones y oportunidades” hay menciones a los “minerales críticos»; en este último y también en “trabajo” y en “alineación en materia de seguridad económica” hay referencias que se pueden asociar a la guerra comercial con China: soja, pesca, “prácticas no mercantiles de otros países, etc.
El rechazo de las CTA
Tras conocerse el acuerdo, ambas líneas de la CTA emitieron un comunicado manifestando el rechazo a lo anunciado. El escrito, firmado por los secretarios generales de la CTA Autónoma, Hugo «Cachorro» Godoy, y de la CTA de los Trabajadores, Hugo Yasky, advierte que “según la información disponible, Argentina se comprometería a otorgar acceso preferencial a productos estadounidenses como medicamentos, químicos, maquinaria, tecnología, dispositivos médicos, automotores y bienes agrícolas. A cambio, Estados Unidos eliminaría aranceles para ciertos recursos naturales y productos farmacéuticos. Además, se facilitaría la inversión y comercio de minerales críticos, evidenciando el interés en recursos estratégicos como el litio y las tierras raras”.
También cuestiona que «Se plantea una supuesta cooperación bilateral que oculta la profunda asimetría entre ambos países en términos económicos, tecnológicos, de recursos y poder militar, lo que condena a la Argentina a un papel subordinado y dependiente. El acuerdo implica una renuncia a la soberanía industrial y comercial, al comprometer al Estado con la desregulación, la eliminación de barreras no arancelarias y la adopción de estándares internacionales ajenos, debilitando la capacidad de proteger sectores estratégicos, fomentar la producción local y garantizar empleo digno».
Las centrales auguran que “esta apertura indiscriminada, que incluso flexibiliza controles sanitarios, amenaza tanto a la industria nacional como, incluso, al sector agropecuario, en un contexto global donde Estados Unidos busca expandir mercados para sus excedentes mientras mantiene políticas proteccionistas”.
Otro aspecto que señalan es que “este acercamiento comercial debilita el MERCOSUR como espacio de integración regional y proyecto político soberano, contradiciendo acuerdos previos, y limita la posibilidad de que Argentina negocie desde una posición conjunta con sus socios regionales”.
Las consideraciones del CEPA
El Centro de Economía Política también se manifestó al respecto y señaló que “Argentina y Estados Unidos son economías que compiten en sectores relevantes, como el agro. Esto se agrava, además, por la diferencia de productividad, particularmente en el segmento industrial. El marco del acuerdo se realizó sin análisis sectoriales, sin consultas ni estudios. La apertura al ingreso de bienes de capital, automóviles, medicamentos y demás ramas industriales, significa un automático impacto negativo sobre el aparato productivo argentino”.
En tal sentido, observa que “resulta relevante que el texto del marco del acuerdo es similar al de El Salvador, Ecuador y Guatemala, siendo que estos países carecen del desarrollo industrial que sí tiene Argentina”.
Respecto del alcance en materia de intercambio comercial y aranceles, el trabajo del CEPA observa que “en 2025, más de la mitad (53,8%) de las importaciones que Argentina realizo de Estados Unidos correspondieron a solamente tres actividades económicas: Sustancias y Productos Químicos por USD 1.217 millones (23,4% del total), Maquinaria y equipo (sin clasificar) por USD 894 millones (17,2% del total), Coque y refinados del petróleo por USD 686 millones (13,2% del total). En efecto, durante los primeros 9 meses de 2025 la balanza comercial con EE.UU. arroja un saldo positivo por apenas USD 360 millones, dado que las exportaciones argentinas en el curso del año alcanzaron USD 5.556 millones y las importaciones significaron USD 5.197 millones, según el Sistema de Consulta de Comercio Exterior de Bienes (COMEX) del INDEC. Hay que tener en cuenta que este saldo es positivo centralmente por la reducción de las importaciones de combustibles y lubricantes en 60,8% y el incremento de la exportación del petróleo crudo en 128,7%”.
En base a estos datos, el estudio concluye que “es a todas luces evidente que el objetivo es que Argentina se convierta en un mercado abierto para la colocación de productos de Estados Unidos y que incluso se cierre a los productos de “economías no mercantiles” (tal como se detalla en el punto referido a condiciones laborales), expresión comúnmente usada en foros internacionales para desplazar la competencia china”.
Y advierte sobre la incumbencia del Poder Ejecutivo en facultades que son propias del Legislativo y de los estados subnacionales como titulares de los recursos naturales que se hallan en sus territorios. Sobre este punto, reclaman que “este acuerdo no sólo requeriría la participación del Congreso argentino para su aprobación, sino que también supondría que el Congreso deba renunciar a sus atribuciones aduaneras y comerciales en lo sucesivo y en lo referente a los EE.UU. El Poder Ejecutivo tiene que informar de inmediato los detalles del acuerdo y precisar la supuesta necesidad e idoneidad de su contenido”.

