Por Nahuel Croza | “La democracia habló fuerte y claro”, publicó en su cuenta de la red social X Jeannette Jara al reconocer la derrota y felicitar al presidente electo José Antonio Kast.
En un balotaje sin sorpresas, el candidato ultraderechista del Partido Republicano se impuso en la contienda presidencial ante la postulante por el oficialismo, proveniente del Partido Comunista, con un 58,16% de los votos frente al 41,84% de la ex ministra de Trabajo.
Kast recogió los votos de sus contrincantes por derecha en la primera vuelta: los de Evelyn Matthei (12,7%), que apoyó abiertamente su candidatura, los del neonazi Johannes Kaiser (13,9%) y los del outsider Franco Parisi, la recurrente sorpresa -si es recurrente merece ser analizado más allá de la sorpresa- que en la primera vuelta había sumado un 20% de los sufragios en su tercera postulación a la presidencia. Sumados a los propios -24,12%-, la cuenta supera el 70% de los votos, es decir que una parte del electorado rechazó la opción de extrema derecha que encarna Kast y apoyó a Jara.
La candidata de la izquierda demostró que podía crecer, incrementó su performance en 15 puntos frente a los 26,7% del 16 de noviembre, pero a la vez refleja el techo que la centroizquierda y el progresismo tiene en esta etapa en Chile: el 42% de Jara, 5,2 millones de votos, supera ampliamente los 4,6 millones de votos que llevaron en 2021 a Boric a La Moneda. El sufragio universal, en tiempos de sentido común neoliberal, lejos de favorecer a los movimientos populares de izquierda parece condenarlos a la marginalidad, o bien a una oposición que deberán aprender a habitar.
Restauración conservadora
“La revuelta de Octubre de 2019 se podría definir como el “tiempo de la fiesta”. En ella, tuvo lugar la ‘suspensión del tiempo histórico’ donde una nueva sensibilidad se abrió paso y enterró los 30 años de transición (la destitución del pacto oligárquico de 1980). Pero a poco andar, las fuerzas reaccionarias y las progresistas ahogaron dicho hiato y el ‘tiempo de la fiesta’ comenzó a declinar”, analiza Rodrigo Karmy, doctor en Filosofía de la Universidad de Chile.
“El triunfo del rechazo (al texto de la Reforma Constitucional) el 4 de septiembre de 2022 y de José Antonio Kast el 14 de diciembre de 2025 como presidente electo, consuman el proceso en una verdadera Restauración Conservadora. Así, el ‘tiempo de la fiesta’ se invierte en lo que podríamos llamar la ‘fiesta del tiempo’: a diferencia de la revuelta que implicó una ‘suspensión del tiempo histórico’, el triunfo del proceso restaurador simplemente restituye la experiencia de dicho tiempo en gloria y majestad”, sostiene en una columna en La voz de los que sobran.
Continuidad o cambio
“El resultado es tan lamentable como esperable. La derecha logró transformar la elección en un plebiscito sobre el destino del gobierno, logrando instalar como clivaje la continuidad del Gobierno a través de la candidata Jeannette Jara o un cambio de timón a través de la elección de Kast”, analiza en diálogo con Canal Abierto Alexis Cortés, director del Doctorado en Sociología de la Universidad Alberto Hurtado e integrante de los equipos programáticos de la dirigente comunista. “Pasaron a segundo plano clivajes históricos del país como como el de la democracia versus el pinochetismo. Incluso, el carácter de militante comunista de Jara pasó a un segundo plano frente a ese clivaje”.
¿Cómo volver a plantear una alternativa de izquierda?
El sufragio universal y obligatorio, reinstaurado en 2022 en Chile, ha demostrado poner a las fuerzas políticas del campo popular en una disyuntiva. “El resultado de Jeannette Jara, sumado a los que hemos obtenido desde la introducción del voto obligatorio, nos debe hacer tomar conciencia de que, en estas circunstancias de sufragio efectivamente universal, las izquierdas y el progresismo no somos mayoría en Chile. Más aún: en números absolutos, con el voto obligatorio hemos crecido de manera muy modesta en comparación con las otras alternativas políticas, que se han llevado las tajadas más grandes de los nuevos votantes. Ahí radica uno de nuestros mayores problemas”, sostiene en una columna en El País Pierina Ferretti, socióloga, Directora Ejecutiva de la Fundación Nodo XXI, e integrante del Consejo Consultivo del Instituto Nacional de Derechos Humanos.
“En buena medida, el resultado pasa por la incapacidad del mundo progresista, desde el Plebiscito Constitucional de 2022 en adelante, de hablarle al elector obligado que hizo su estreno en una elección presidencial, pero que desde el 2022 está marcando la pauta política del país, que es un elector más despolitizado, menos ideológico y más preocupado de cuestiones materiales”, sostiene Cortés.
Haciendo números, la izquierda logró avanzar respecto del 38% del plebiscito del 2022, llegando a casi un 42%. “Es un crecimiento muy insuficiente ya que es la derecha la que está logrando entrar en sintonía con ese tipo de elector, con ese sector del pueblo”.
“Si la izquierda pretende ser gobierno o ser alternativa nuevamente, no puede esperar simplemente que la agenda de retrocesos que significa el gobierno de Kast implique un malestar que los ponga de vuelta en La Moneda. Si la izquierda no es capaz de interpretar los anhelos, las aspiraciones, las expectativas de ese sector del pueblo, es improbable que logre transformarse en una alternativa de futuro y en un proyecto político que interprete a la grandes mayorías”, concluye el joven académico.
Mientras tanto en la derechósfera
Numerosos dirigentes internacionales han aplaudido el triunfo de Kast. Marco Rubio, secretario de Estado de Estados Unidos expresó la satisfacción de la administración de Donald Trump: “Estados Unidos espera colaborar con su Administración”.
A este lado de la cordillera, ocasionalmente en Argentina, el presidente Milei señaló en X: “Enorme alegría por el aplastante triunfo de mi amigo José Antonio Kast” y publicó luego: “La izquierda retrocede, la libertad avanza”, con un mapa de los gobiernos de derecha en azul y los “comunistas” en rojo. Kast devolvió los saludos con un “Viva la libertad, carajo”.
El líder pinochetista recibió también las felicitaciones de Elon Musk; de la premio Nobel de la Paz, la venezolana María Corina Machado; de la primera ministra italiana Giorgia Meloni y de Viktor Orbán, el primer ministro de Hungría.
Esta mañana fue recibido en el palacio de La Moneda por el presidente Gabriel Boric y al salir de la reunión prometió llevar adelante “un Gobierno de unidad nacional” para atender los “temas prioritarios”. El cambio de mando se producirá recién el 11 de marzo de 2026.