Redacción Canal Abierto | No se sabe cuándo, pero todo indicaría que el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva está a punto de convertirse en el preso político más famoso del continente.
En la madrugada de este miércoles 4 de abril, el Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil decidió rechazar por seis votos contra cinco el recurso interpuesto por el líder del Partido de los Trabajadores (PT) contra su ingreso en la cárcel. De esta manera, los magistrados dejaron abierta la puerta para su detención, lo que sin dudas profundizaría el sismo político que desde hace casi cuatro años atraviesa al gigante sudamericano.
De todas formas, el ex presidente tiene todavía hasta el próximo martes 10 de abril para presentar una apelación ante el tribunal de Porto Alegre que lo condenó a 12 años y un mes de prisión.
Sin embargo, el evento histórico que atraviesa a la sociedad brasilera por estos días tiene poco que ver con el futuro personal de Lula, pero sí con el político. Su candidatura presidencial puede ser ratificada hasta el 15 de agosto, pero dependerá de la habilitación de la justicia electoral.
No obstante, el periodista Darío Pignotti, corresponsal argentino en Brasil, explica: “Lula no va a ser candidato mas allá de la condena que debe purgar de 12 años y un mes de prisión, pero por otra carátula judicial, que es la de la `ficha limpia´, que prohíbe a todo ciudadano postularse si contra él hay una condena en segunda instancia”.
“Esto no significa que Lula haya quedado fuera de la carrera política porque cuenta con una robusta popularidad y es, a esta hora, el candidato con mayor proyección para las elecciones presidenciales del 7 de octubre. Es muy posible que permanezca en el mundo político, inicie la campaña y posteriormente decida a qué político bendecir para que lo sigan sus electores”, analiza.
La presión de las armas
“El ruido de sables ha aparecido en Brasil, vía redes sociales”, arranca Xosé Hermida una nota publicada en el diario español El País este miércoles 4 de abril. Mejor que cualquiera, el periodista expresaba la sensación que se vivía por esas horas en el mundillo de la política carioca.
Mientras miles de personas, convocadas por movimientos de derecha, se manifestaban en la noche de este martes en 50 ciudades del país para exigir el encarcelamiento del expresidente, el comandante en jefe del Ejército, Eduardo Villas-Boas, lanzaba un mensaje en Twitter: «Aseguro que el Ejército brasileño juzga compartir el anhelo de todos los ciudadanos de bien de repudio a la impunidad y de respeto a la Constitución, del mismo modo que se mantiene atento a sus misiones institucionales».
A las pocas horas, otros generales salieron a sumarse a la patriada golpista. «Tengo la espada al lado, la silla equipada, el caballo listo y aguardo sus órdenes!!», respondió en la misma red social el general Paulo Chagas.
“Se trató de una decisión judicial que no estuvo ajena la presión del general Eduardo Villas-Boas”, señala Darío Pignotti. Y agrega: “indudablemente, esta declaración publicada a las 21 del martes no fue casual”.
En el mismo sentido, el corresponsal argentino cuenta que “como reporteros, los corrillos que nos llegaban daban la idea de que existía un consenso de que Lula iba a obtener la libertad. Esto cambió drásticamente después de las palabras del general”.
“No podemos asegurar que haya sido o no determinante, pero mucho menos que no haya habido influencia. De todos modos, todo indica que las jerarquías militares tienen mas peso en el Gobierno de Temer”, opina.
Fotos: @dicoluciano