Por Gladys Stagno | Como la dieta que siempre empieza el lunes, la transparencia de Cambiemos promete arrancar cuando las tapas de los diarios denuncian que el pantalón, evidentemente, ya no cierra. Lo insólito de su discurso es que juran comer menos en el futuro pero sin admitir el sobrepeso actual. Veamos.
Por tercera vez en su gestión –tras los Panamá Papers y el Correo gate-, el oficialismo tuvo que salir a dar cuenta de un escándalo. La gobernadora María Eugenia Vidal finalmente dio una conferencia de prensa sobre el tema de los aportantes truchos en la campaña legislativa de 2017 en provincia de Buenos Aires, luego de que la Justicia comenzara a investigar el caso. Y, de nuevo, prometió que no volverá a suceder sin hacer referencia a lo que ya sucedió.
“Frente a esto doy la cara como lo he hecho siempre en una dificultad de la vida y de la gestión. Mi conducta ha estado basada durante toda mi vida en la honestidad”, arrancó la funcionaria. Y luego anunció tres medidas en relación a los cientos de aportantes truchos que tomaron estado público gracias a la investigación publicada hace un mes por el periodista Juan Amorín. “La primera es ordenar una auditoría sobre la rendición de fondos que se presentó a la Justicia que se inició la semana pasada y que ya se está realizando”, explicó Vidal.
El giro discursivo fue idéntico al que su par en Nación, Mauricio Macri, esgrimió cuando anunció un “fideicomiso ciego” para que una empresa privada administrara sus bienes mientras dure su mandato, luego de que el escándalo internacional de los Panamá Papers denunciara que era poseedor de cuentas en paraísos fiscales a muy poco de asumir la Presidencia, y la Justicia local comenzara la investigación.
Y el mismo que utilizó cuando, allá por febrero de 2017, estalló el escándalo por la condonación de deuda por la concesión de Correo Argentino que la familia Macri había obtenido del Estado por 70 mil millones de pesos. Entonces, el Presidente pidió al Congreso y a la Auditoría General de la Nación que auditasen la propuesta que derivara la Justicia.
Sin embargo y pese a las promesas de transparencia, desde entonces nuevas cuentas off shore involucraron al Presidente, y el 10 de julio pasado los abogados de su familia presentaron en la audiencia judicial por el Correo una oferta similar a la de dos años atrás, apenas ajustando los intereses. Incluso, sumaron que sólo la pagarían si el Estado le paga a los Macri, a su vez, intereses por 4 mil millones de pesos.
Las auditorías prometidas, al parecer, no han servido de mucho.
La transparencia, «te la debo»
“En segundo lugar, le he pedido en el día de hoy la renuncia a la contadora Fernanda Inza al cargo de la Contaduría General del gobierno de la provincia”, continuó la gobernadora en su conferencia, y aclaró que confía en ella y que no tiene “ningún elemento objetivo que demuestre su involucramiento en este caso”. Inza fue su secretaria legal y técnica y lleva en el cargo de contadora de la provincia apenas una semana, pero también es la tesorera del PRO bonaerense que Vidal preside, aunque ninguna de las dos responsabilidades fue mencionada en el discurso de “la Leona”.
“El haberle pedido su renuncia preventivamente responde a demostrar que no somos todos los mismo”, remató en un tiro por elevación al kirchnerismo, referencia inevitable en el discurso oficial para posicionarse en el lado honesto de la vida sin hacer más esfuerzo que decirse mejores.
Las declaraciones, una vez más, recordaron a aquellas que Macri sostuvo en abril de 2016, corrido por las imputaciones judiciales que sucedieron a la investigación periodística publicada por La Nación, cuando advirtió sobre su idea del fideicomiso: “es para demostrar que no somos iguales”. Casi calcadas, como salidas de un Manual oficial para enfrentar las crisis de reputación. Tan ineficaz, por cierto, que su insistente aplicación deja en cada oportunidad números más flacos en la imagen del Gobierno y sus referentes.
Tras el anuncio de la tercera medida se desvaneció la esperanza de escuchar una admisión de responsabilidad o una explicación más o menos creíble sobre los orígenes del dinero que fue justificado con micro aportes de cientos de bonaerenses desprevenidos. Vidal adelantó que presentará una nueva ley de financiamiento de partidos políticos, porque “está claro que la actual tiene lagunas”. Su propuesta, según dijo, incluye la bancarización de los aportes “para que no queden dudas de quién aporta y desde dónde”.
“Yo espero que la ley se apruebe en el Congreso, pero aun cuando la ley no se aprobara, mi compromiso es que si el año que viene yo soy candidata en la provincia de Buenos Aires los aportes de mi campaña van a estar todos bancarizados”, insistió.
La culpa, de nuevo, la tuvo un supuesto vacío legal, que no le impidió a la Justicia tipificar sus acciones como presuntos delitos pero que igual Cambiemos solucionará en el futuro próximo.
Como cuando la condonación de la deuda del Correo empujó a Macri a prometer que pondría en marcha “nuevos mecanismos y sistemas para evitar, en el futuro, conflictos similares”, Vidal volvió a prometer que, desde el lunes, serán transparentes.