Redacción Canal Abierto | Socióloga y docente, Marisa Duarte es la primera mujer en dirigir el Instituto Argentino para el Desarrollo Económico (IADE), asociación civil que desde 1961 integran profesionales, técnicos, cooperativistas y empresarios.
En esta entrevista con Canal Abierto, Duarte analiza el escenario económico del país y sus desafíos, y plantea cuáles son los modelos en disputa. Además, desarrolla una mirada posible sobre cómo afrontar una problemática tan compleja como inevitable: la deuda externa.
Economía, política y sociedad
“En Argentina, hay una tradición de economistas que hizo poco énfasis en la economía política y la empobreció como perspectiva. En cambio, hubo otros que sí se dedicaron a alimentar una mirada sumamente interesante, en la que los procesos económicos no hacen otra cosa que reflejar cómo se distribuye el poder en las sociedades. No es casual que estos últimos se sientan más cercanos a los desafíos de nuestra sociedad y su anclaje en el territorio sea mayor. Y no tanto desde la perspectiva que entiende a la economía como una ciencia dura, que ahonda más en las técnicas que en el objeto de estudio social”.
“No soy economista, aunque tenga formación en economía. Siempre consideré necesario que los sociólogos supiéramos sobre los procesos económicos para ponerlos en sintonía con la sociología. A mi entender, tiene que haber una especie de simbiosis”.
Resumen | Ideas destacadas
Desarrollo y/o crecimiento económico
“Para acotarlo a nuestro país, hay una tensión histórica entre ambos conceptos. A partir de los 70, y en particular durante los 90, se limitó mucho la idea del crecimiento. Tuvo que ver con el avance del neoliberalismo y el individualismo metodológico, e hizo que el desarrollo vaya perdiendo su carácter político y social para hacer eje en el crecimiento más allá de la distribución”.
“Para mí, es imposible separarlos. Y creo que deberíamos continuar esa larga tradición y pensar el desarrollo autónomo en términos de complejización de la estructura económica, pero también con la profundización de las libertades civiles, democráticas y de los derechos humanos”.
“No se puede pensar hoy al desarrollo como simplemente la suba del PBI si el costo de eso es la explotación excesiva de los recursos naturales, la depredación del medioambiente, la expulsión de comunidades y el despojo. Todo esto debe formar parte necesaria del desarrollo socialmente equilibrado que vincula sectores concentrados con otros menos concentrados, inclusive de aquellos proyectos de economía social, coooperativa y autogestionada que resuelven necesidades de vastos sectores de la población”.
Extractivismo
“Correría el eje respecto de la suficiencia o no del modelo extractivista. Los recursos son escasos, y el aprovechamiento de estos es una discusión previa a si alcanzan o no”.
“El alcanzar o no está vinculado a una distribución del poder. El extractivismo está destinado a favorecer a sectores muy acotados, aunque estos sean los que aporten las divisas en un país con el nivel de endeudamiento de nuestro país. Son fundamentales, pero en el mismo esquema que nos ha traído estos problemas”.
“Es posible aprovechar estos recursos sin que sean el centro de toda la cuestión. Esa es la fuente de divisas con la que el país piensa afrontar el pago de la deuda y otras necesidades, pero tiene que pensarse cuál va a ser la distribución de esos recursos provenientes de la explotación. En síntesis, los beneficios no pueden ir en un sentido, y los costos siempre en otro. Por ejemplo, si hablamos de explotación minera sin ningún tipo de control ni beneficio estatal, no tiene mucho sentido como camino para la totalidad de los ciudadanos”.
“Hay que discutir qué vamos a producir, para quiénes y en qué condiciones”.
Deuda externa
“Estamos hablando de 30 o 40 años de pago de la deuda externa, y tenemos una tradición tremendamente rica de cómo abordarlo. Sin embargo, no se limita sólo a una cuestión económica algo tan importante que compromete la soberanía nacional y las condiciones de vida de millones de argentinos”.
“La situación no es fácil, pero es inmoral no afrontar la discusión en serio. En primer lugar, hay que discriminar cuáles son los actores en juego, no solamente el país como tomador de deuda, sino también los acreedores: hay fondos de inversión privados, pero también un FMI que pasó por encima de todas sus condiciones para prestar esta magnitud de dinero destinado a la fuga”.
“La deuda externa no es sólo un problema económico, se vuelve político al comprometer las condiciones de vida y soberanía de la Nación”.
Entrevista: Pablo Martínez Levy