Redacción Canal Abierto | Este 26 de enero vence el Buenos Aires 2021 (BP21), un bono emitido por la provincia en 2011. El vencimiento es por US$275 millones pero el gobernador Axel Kicillof anticipó que no podrá cancelarlo y abrió una negociación con los bonistas para correrlo al 1 de mayo. La Nación, por su parte, anunció que no le dará el dinero. Y es que, si bien el monto no es grande, es sólo la punta del ovillo.
“Es una cuestión estructural, no coyuntural, de un solo vencimiento. Hay una sucesión de vencimientos de deuda en la provincia de Buenos Aires a los que se les suma la sucesión de vencimientos a nivel nacional. Si salvás un vencimiento de una provincia, hay otras diez que también tienen un elevado endeudamiento en dólares, deuda que tomaron avaladas por el gobierno de (Mauricio) Macri”, explica el economista Alfredo Zaiat en diálogo con Canal Abierto.
En efecto, a lo largo de 2020, Buenos Aires deberá pagar títulos públicos por US$2.705 millones, de los cuales US$725 millones vencerán en enero y US$2.119 millones en el primer semestre, según un informe de la consultora Elypsis. También están complicadas Chubut, Córdoba, Jujuy y Río Negro.
Para que el plazo de la deuda se posponga, la iniciativa deberá ser aceptada por el 75% de los bonistas. “La propuesta de la Provincia se formula bajo el entendimiento de que el rechazo del mercado al diferimiento propuesto resultaría en mayores daños a la economía bonaerense y pérdidas para los inversores en general, que con este paso pueden evitarse”, sostuvo el ministro de Hacienda y Finanzas de Kicillof, Pablo López, en un comunicado de prensa.
“Si los bonistas no aceptan, hay dos opciones: una es pagar el bono entero, o entrar en default con lo cual hay juicios que se pueden abrir”, analiza el especialista Alejandro Rebossio, para quien resulta curiosa la actitud del Estado nacional frente al conflictivo escenario bonaerense.
“Dicen que es parte de una estrategia de negociación. Ambos gobiernos (el nacional y el provincial) dicen que están juntos trabajando el reperfilamiento –analiza Rebossio-. Lo llamativo es que es verdad que hubo un reperfilamiento a nivel nacional pero también hubo otras deudas nacionales que sí se pagaron. Y este vencimiento no era mucha plata. El Banco Central tiene reservas suficientes como para darle ese dinero a la Nación y la Nación a la provincia de Buenos Aires. Entonces, ¿por qué no lo hizo?”.
La deuda se multiplicó en su magnitud cuando se la mide en dólares. Según las estadísticas de la Provincia pasó de USD 9.362 millones en diciembre de 2015, a USD 11.263 millones de dólares en 2019.
— Axel Kicillof (@Kicillofok) January 14, 2020
¿Estrategia o aceptación?
Para Zaiat no se trata, en rigor, de una estrategia. “La deuda es impagable. Más que una estrategia voluntaria, o audaz, o agresiva, es un reconocimiento de una realidad. Es impagable la deuda que dejó María Eugenia Vidal, y es impagable la deuda que dejó Mauricio Macri. Tanto por concentración de vencimientos, por incrementos de porcentaje del total de la deuda en moneda extranjera, por la elevación de la tasa de interés, porque el endeudamiento pasa a tener una participación mayor sobre el total de los recursos tanto nacionales como provinciales, y por el peso de la deuda sobre la generación de riqueza, es decir sobre el Producto Interno Bruto (PIB)”, enumera.
Por su parte, Kicillof se pronunció en su Twitter con un hilo explicativo que describe una situación de “catastrófico endeudamiento” y “de caja” insuficiente.
“La deuda se multiplicó en su magnitud cuando se la mide en dólares. Según las estadísticas de la Provincia pasó de USD 9.362 millones en diciembre de 2015, a USD 11.263 millones de dólares en 2019”, afirma. Y agrega que “la parte de la deuda en moneda extranjera creció del 57% al 82%. Así, medida en su totalidad en pesos, se multiplicó por 5”.
Para muchos analistas, lo que ocurre en el presente no es más que el blanqueo de un default virtual que se declaró hace dos años, cuando la gestión Cambiemos recurrió al FMI para que le otorgase un multimillonario préstamo que le permitiera afrontar las deudas contraídas.
Entretanto, no hay información pública sobre quiénes son los tenedores de los bonos provinciales, pero las autoridades bonaerenses confían en convencer al porcentaje necesario de bonistas para posponer el vencimiento. Así, sentarían un antecedente auspicioso para reestructurar los futuros vencimientos que se balancean sobre el Estado como espada de Damocles.
Foto: CEDOC