Redacción Canal Abierto | La medida de aislamiento social preventivo y obligatorio dispuesta por el Ejecutivo Nacional ha traído consigo problemas en la vida cotidiana de muchos habitantes de nuestro país. Pequeños comerciantes y pymes, cuyos establecimientos se ven impedidos de funcionar, trabajadores cuentapropistas que tampoco pueden ejercer su oficio, padres que trabajan en servicios esenciales y no tienen con quién dejar a sus hijos, y una lista que podría extenderse unos cuantos párrafos más.
Además de estos problemas, en las barriadas más postergadas del Gran Buenos Aires se enfrentan a un colapso en la provisión de alimentos. Esta situación, que se repite también en distintas periferias de las grandes urbes de las provincias, plantea un grave problema al tratarse de distritos con fuerte densidad habitacional.
Como la cuarentena dispone evitar las aglomeraciones de personas en un mismo espacio, los comedores escolares en los que miles de niños y niñas tenían una comida diaria garantizada funcionan hoy como centro de recepción y repartición de mercadería que se lleva a los hogares para que sean cocinados allí.
Así es como cada chico que comía en la escuela hoy está recibiendo una ración quincenal, que, en un caso testigo, se compone de 3 leches larga vida, una docena de huevos, 2 kilos de harina, 1 lata de arvejas, 1 botella de aceite, 2 budincitos de 40 gramos, 3 paquetes de magdalenas, algunas frutas y verduras, 1 paquete de fideos y 1 caja de puré de tomates. Esto es lo que se entregó en una escuela de Tres de Febrero. Las cantidades y algunos productos pueden variar, pero es lo que se está entregando en la mayoría de los comedores escolares, cada dos semanas.
“A medida que se acelere esta crisis, se van a tener que hacer en forma semanal. Esto lo hemos propuesto, porque son 15 productos o menos. Imaginate que antes iba un pibe al comedor, comía y merendaba en el colegio, y hoy ese pibe lleva un bolsón de menos de 15 productos a la casa en la que hay cinco o seis integrantes. Y el chico no va a comer los fideos con salsa él solo. Así que en esa situación ese bolsón no puede durar más de dos comidas”, dijo Walter Pintos, de ATE Lanús ante la consulta de Canal Abierto.
En este sentido, Omar Guiliani, titular de la FeNaT y responsable del hogar Ruca Hueney de General Rodríguez, agregó: “cuando el bolsón va para la casa, no es que come solamente el niño o la niña para quien fue asignado. Come la familia completa. Así que ese bolsón dura dos días, y estamos hablando de que en el mejor de los casos, se está recibiendo cada 15 días”.
El Estado en sus tres niveles ha impulsado comités de crisis, de los que deberían participar las organizaciones sociales en su carácter de conocedoras del territorio en el que habitan los pobladores a los que se pretende asistir. Su funcionamiento varía de acuerdo al municipio.
Claudia Ibarra, secretaria administrativa de la CTA-A de Quilmes, contó a este portal que allí hay un comité de emergencia armado por el municipio en el que están solamente el Concejo Deliberante y algunas organizaciones que participan del Estado. “Paralelamente, y al no ser convocados por parte del Estado, las organizaciones sociales, sindicatos y algunos partidos políticos conformamos otro comité desde el que coordinamos los comedores propios. Tenemos un panorama bastante completo de la situación desde el trabajo en territorio, sabemos qué comedores, merenderos y escuelas están funcionando. Lo que sí hace el municipio es reforzar la ayuda que ya teníamos en los comedores y merenderos, como abrir las escuelas para hacer la comida para la comunidad”, dijo.
En Tres de Febrero, si bien existe el comité, Emiliano Alighieri, de Unidad Popular del distrito gobernado por Diego Valenzuela, dijo que el mismo es “inexistente en la verdadera participación y voluntad de consulta a las organizaciones del pueblo”. Y agregó: “Ni las organizaciones sociales, ni los sindicatos están participando. Solamente está parte del gabinete municipal: seguridad, salud, el jefe de directores, pero, por ejemplo, el área de educación no participa. Entiendo que está el presidente del Concejo Deliberante e hicieron el atisbo de convidar un poco de participación sin voz ni voto a un par de concejales que están en las comisiones de salud y seguridad”.
Por su parte, Pintos contó que en Lanús el comité de crisis fue impulsado muy fuerte por las organizaciones gremiales y sociales en consonancia con el Gobierno nacional que convocó también a su comité de crisis. “A partir de ahí nosotros hemos impulsado muy fuerte a que nos convoquen. En la primer reunión, que fue la única que tuvimos, estuvo el intendente Grindetti, el jefe de Gabinete Diego Kravetz y Noelia Quindimil, que es la secretaria de Desarrollo Humano. Por parte nuestra estuvieron la CGT, las dos CTA, Víctor de Gennaro en representación del Movimiento Lanús Libre de Hambre, dos curas en representación del credo católico y dos pastores en representación de la Iglesia Evangélica”, informó.
La situación desborda a los comedores, que ven multiplicarse a los concurrentes. Muchos de los responsables cuentan que hay mucha gente que está necesitando de esa ayuda por primera vez. “Hay vecinos que jamás fueron a un comedor. Como hoy no pueden salir a trabajar y percibir el ingreso diario, no tienen plata para comprar la comida. Hay compañeros que vinieron al tercer día, luego de tres días que sus hijos no comieran. Vienen con mucha vergüenza, porque nunca pasaron esta necesidad”, esbozó Ibarra.
Al comenzar el mandato, cuando la idea de una cuarentena generalizada por una pandemia mundial sólo estaba en la imaginación de cultores de la ciencia ficción, el Gobierno encabezado por Alberto Fernández puso el hambre como tema prioritario de su gestión. Desde el Ministerio de Desarrollo Social se lanzó la tarjeta Alimentar, mediante la cual los beneficiarios podían adquirir alimentos.
El sistema, loable desde las intenciones y la práctica, encuentra obstáculos a la hora de ponerlo en práctica. “En nuestros barrios más empobrecidos no tienen Posnet, porque hay una economía que no está registrada, con lo que es muy difícil que suceda. El propio comerciante es un trabajador que se quedó excluido y utiliza una estrategia de supervivencia poniéndose en el garaje de su casa a revender mercadería. Además es el que fía en el barrio y conoce a los vecinos. Otro tema es que seguimos aportando dinero a los grandes grupos económicos, porque quien termina concentrando la venta de productos alimentarios son aquellos supermercados que terminan marcando el precio y monopolizando todo”, explicó Giuliani.
También hubo reparto de alimentos a las organizaciones para el funcionamiento de comedores y olla populares. Pero la denuncias por sobreprecios en la compra de mercadería por parte de funcionarios del Ministerio de Desarrollo Social y las posteriores renuncias, hizo que el proceso se alentara.
Al respecto, Giuliani planteó: “vienen con faltantes de entrega de mercadería a nivel nacional. Se han reforzado algunos otros programas, pero lo que llegaba diariamente a comedores y merenderos se perdió”.
Vicente Piccirilo, responsable del Movimiento de Acción Popular, contó que esa situación provocó que todas las relaciones que tenían armadas con el nuevo Gobierno por la ayuda alimentaria se perdieran. “Yo recién ahora me estoy comunicando con la nueva Directora de Alimentos. En el caso específico de los compañeros del MAP, recibimos a nivel nacional, porque somos una agrupación que estamos en muchas provincias. A fines de marzo habíamos recibido en provincia de Buenos Aires. Lo que estaba previsto para otras provincias como Santa fe, Córdoba o Mendoza no se ha recibido. Hasta el día de hoy no tenemos una respuesta que satisfaga nuestra demanda”, explicó.
Y agregó: “Estamos viendo que hay acuerdos directos con los intendentes, se privilegia la relación con las iglesias y planteando la actuación de las fuerzas de seguridad y el Ejército para la distribución. Pareciera que es una opción que han adoptado, no sé si generalizada, pero de alguna manera saca del medio a las organizaciones que estuvimos poniendo la cara durante estos últimos años frente a los compañeros. No sé si la decisión está tomada a nivel general”.
Sobre la participación de las Fuerzas Armadas y de Seguridad en la acción social, Giuliani sostuvo: “es peligrosísimo porque hemos visto cómo las fuerzas de seguridad han tenido excesos y son una fuerza represiva. Es imposible e impensable dejar en sus manos la asistencia a los barrios más marginados, que son aquellos a los que terminan reprimiendo. Eso también fue planteado en el comité de crisis a nivel nacional porque nos parece una barbaridad y fuera de foco”.
Rumores y temores recorren estos territorios postergados. En épocas de redes sociales y fake news, comenzaron a circular las posibilidades y afirmaciones de saqueos en comercios por parte de la población apretada por el hambre. Ninguno de los entrevistados pudo confirmar la veracidad de los rumores, aunque saben de la existencia de los mismos. Tampoco en su termómetro social ven que exista la posibilidad.
“Sé que hay rumores dando vueltas y que se hacen circular con algunos intereses. Con los compañeros con los que estoy comunicado, ninguno me pudo afirmar que ellos directamente supieran de una situación de este tipo. Si hay en algún lugar, concretamente no lo hemos sabido. Y nosotros estamos en los barrios más populares del conurbano. Sí ocurre que aparece alguien que dice que le comentaron. Pero ante esos rumores, planteamos que si no se sabe a ciencia cierta qué comercio puntual fue saqueado, si sólo son comentarios de fuente dudosa, no propagarlos. Tampoco veo que haya intenciones de eso, hay más una cuestión de resignación”, contó Piccirilo.
Por su parte, Ibarra narró que en San Francisco Solano “la preocupación desde las organizaciones sociales y los vecinos es resolver la situación urgente, pero a través de la solidaridad, poniendo cada uno lo poco que tiene a partir de sus posibilidades. Pero no se habla de saqueos ni de nada por el estilo”.
La pandemia y su consecuente cuarentena no han finalizado y no se avizora una fecha cierta de vuelta a la normalidad. Tampoco sabemos si ésta volverá a ser tal como la conocimos hasta el 19 de marzo. Sí sabemos que estamos entrando en el sector más oscuro del túnel, en el que se dará el pico de contagios con la llegada de las bajas temperaturas. ¿Cómo encontrará ese momento a los sectores más postergados?
“A medida que la curva se va achatando, la realidad de los vecinos se va agudizando. Hay cada vez más gente que retira comida y solicita la ayuda de los comedores, porque hay muchos que trabajan el día a día y hace un mes que no lo están haciendo”, planteó Ibarra.
Mientras, Alighieri remarcó: “Si esto hoy por hoy sale adelante es por la voluntad, la fuerza y la garra que le están poniendo todos nuestros compañeros y nuestras compañeras en cada uno de esos puntos en que hacemos que la dignidad no caiga”.
“Lo que la pandemia pone en relieve es la gran crisis económica y social que hay en nuestro país, donde día a día vemos como hay cantidad de familias que caen en la pobreza más extrema, a tal punto de tener que venir a buscar su alimento diario a un espacio comunitario en el que en muchos casos se ha triplicado la asistencia. Ahí se puede visibilizar y observar una enorme crisis y hambruna. Hay que tener presente la dimensión del asunto: antes de la pandemia estábamos alrededor de 40% de pobreza, hoy debemos estar por el 60”, concluyó Giuliani.