Redacción Canal Abierto | En busca de la inmunidad de rebano, la vacunación en la Argentina marcha a ritmo acelerado. Pero, en paralelo, circulan las incertidumbres por su efectividad contra las nuevas cepas más contagiosas, sus efectos secundarios, los niños y adolescentes sin vacunar y crece la preocupación por la pérdida de inmunidad ante la demora de una segunda dosis, entre otras.
En esta nota, un breve repaso sobre todo lo que hay que saber sobre el COVID-19 a un año y medio de desatada la pandemia.
1. Efectividad de las vacunas frente a la variante Delta:
En el Reino Unido, donde la variante Delta está provocando una tercera ola de contagios, si bien aumenta la cantidad de casos no se verifica la misma suba en la hospitalización ni en las defunciones. La mutación surgida en la India que se está mostrando mucho más contagiosa que la variante original, resultó ser la responsable del 97% de los contagios en el Reino Unido a mediados de junio. Sin embargo, y con un promedio de cerca de 30 mil casos diarios durante las últimas tres semanas, el país reportó unas 30 muertes diarias por COVID durante el mismo período. Según la agencia Reuters, los contagios ya representan un 74% del pico, que fue alcanzado del 4 de enero pasado, aunque, por entonces las muertes diarias promediaban las 1.200. Puestos a analizar, los expertos detallan que la única variable distinta entre esta ola y las anteriores es la vacuna: en el Reino el 85% de los adultos recibió al menos una vacuna y el 63%, dos. Y, la gran mayoría de los nuevos positivos son personas no vacunadas, niños y adolescentes (grupos que hoy son la principal preocupación de las autoridades sajonas, sobre todo por sus secuelas a largo plazo). Por todo esto puede inferirse que la vacunación está siendo efectiva para prevenir casos graves, internaciones y muertes por coronavirus, incluso ante la variante Delta.
2. La demora de la segunda dosis:
Recientemente, un grupo de científicos argentinos publicó un paper académico con los resultados de sus estudios realizados sobre dos grupos de personas que habían recibido una dosis de la vacuna Sputnik V. Luego midieron los anticuerpos específicos y la actividad neutralizante, y llegaron a la conclusión de que, a los 21 días de recibir la primera dosis de Sputnik V, el 94% de los estudiados desarrolló anticuerpos específicos. La conclusión a la que arribaron fue que “la alta tasa de seroconversión después de una sola dosis en participantes que no tuvieron la infección sugiere un beneficio en demorar la segunda dosis para incrementar la cantidad de personas vacunadas”. En otras palabras: que es viable demorar la segunda dosis en vistas de que la respuesta inmune es muy buena con una sola. Eso no significa que la segunda dosis no sea necesaria, ya que incrementa y prolonga la inmunidad, sino que, para lograr disminuir la circulación del virus lo antes posible, es posible dilatarla y priorizar la inmunización de más gente. Por otro lado, no hay estudios que indiquen cuál es el plazo máximo exacto entre dosis de Sputnik V, por los que las afirmaciones sobre el “vencimiento” de la primera dosis resultan, para los expertos, especulativos. En lo que refiere a la vacuna desarrollada por AstraZeneca y la Universidad de Oxford, se ha descubierto que la eficacia es mayor cuando el plazo entre dosis es más largo, por lo que se recomienda que la segunda dosis se administre a partir de las 12 semanas de haber recibido la primera. Sobre Sinopharm no hay datos sobre plazos. Al cierre de esta nota, las personas vacunadas con una dosis en la Argentina habían superado el 50% de la población y, con dos dosis, se acercaban al 13%.
3. Muertes de personas vacunadas:
Ninguna vacuna disponible en el mercado es 100% efectiva frente al COVID-19. Sin embargo, y según los resultados preliminares del estudio realizado por el Ministerio de Salud de la Nación y publicado el 30 de junio pasado, las tres vacunas disponibles en el país previenen la mortalidad por esta infección en más de un 80% con las dos dosis: Sputnik alcanza el 93,3%, AstraZeneca el 88,8% y Sinopharm el 84%. Con una dosis, la efectividad para prevenir la mortalidad en mayores de 60 años fue de 74% para Sputnik V, 79,5% para AstraZeneca y 61,6% para Sinopharm. En la Argentina, al 29 de mayo de 2021 el porcentaje de contagios en personas vacunadas con una dosis era del 2,01%, de las que murieron el 0,06%. Entre las personas con dos dosis, los contagios fueron del 0,41% y las muertes, del 0,002%. El 92% de los fallecidos eran mayores de 60 años. En resumen, las vacunas reducen ampliamente el riesgo de enfermar gravemente y de morir, pero no lo eliminan por completo, lo que explica que algunas personas –aun completamente vacunadas– desarrollen la enfermedad en forma fatal, pero ese número es significativamente menor que el que existió antes de la administración de las vacunas (ver ejemplo del Reino Unido en punto 1).
4. Letalidad en la Argentina:
El país superó a mediados de julio el trágico número de 100.000 muertes a causa del COVID-19 desde que comenzó la pandemia. Curiosamente, la mitad de esas muertes ocurrieron desde marzo de 2021, lo que coincide con el retorno a clases presenciales y el relajamiento de las medidas sanitarias en casi todo el país. Tanto en números absolutos como en tasa de letalidad (2.199 muertos por millón de habitantes a nivel nacional), Argentina se encuentra en el puesto 12 en el mundo en el cuarto lugar de la región, detrás de Perú, Brasil y Colombia. En un desglose interno, la Ciudad de Buenos Aires es el distrito que lidera –por lejos– la tasa de letalidad en residentes (3.456), seguida de Neuquén (2.914), y Buenos Aires (2.848). Esto ubica a la tasa porteña un 57% por encima del promedio nacional, y un 20% por encima del Conurbano bonaerense, con características poblacionales similares. En palabra de la ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, los factores que inciden en esta tasa con los aglomerados urbanos; las vulnerabilidades sociales y económicas, que no le permiten a mucha gente realizar las medidas de prevención en forma óptima; y el cansancio. El Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, liderado por Horacio Rodríguez Larreta, no ofreció aún explicaciones en relación a los altísimos números de su distrito.
5. No es una “gripezinha”:
El indicativo para establecer cuál fue el verdadero impacto de la pandemia de COVID-19 en la salud de la población mundial es el “exceso de mortalidad”, entendido como el número total de muertes (directas o indirectas) que se encuentra por encima de las muertes esperadas establecidas según períodos anteriores. Según un informe de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), en un estudio comparativo internacional donde se analizó la mortalidad para 2020 en 29 países de altos ingresos, se observó que todos tuvieron un exceso de muertes, excepto Nueva Zelanda, Noruega y Dinamarca, y se estimó que en los 29 países analizados hubo un exceso de muertes de alrededor de un millón de personas. En muchos, se observó que esta cifra superó sustancialmente el número de muertes reportadas por COVID-19. En la Argentina, el informe realizado por el Ministerio de Salud de la Nación sobre el exceso de muertes de 2020 en el país, arrojó que éste es muy similar a las defunciones notificadas por COVID-19, lo que verifica que el sistema de notificación de fallecidos es confiable. Asimismo, destacó que haber evitado que el sistema de salud se saturara permite inferir que las muertes indirectas no han sido significativas.
6. Cómo se contagia el COVID-19 y cómo prevenirlo:
Durante el último año de pandemia la comunidad científica ha aprendido mucho sobre cómo se contagia el coronavirus, y varió sustancialmente en sus recomendaciones en función de los últimos descubrimientos. Una de las conclusiones más recientes e importantes es que la mayor parte de los contagios se produce por los aerosoles. Pudo confirmarse que el SARS-Cov-2 se propaga cuando una persona infectada exhala gotitas y partículas respiratorias muy pequeñas que contienen el virus al hablar, toser o respirar, y éstas son inhaladas por otras personas, o se depositan sobre sus ojos, nariz o boca. En algunas circunstancias, pueden contaminar las superficies que tocan. Los ambientes interiores sin ventilación son los más riesgosos para la transmisión mediante aerosoles porque éstos se acumulan y aumentan las probabilidades de que se inhale aire con presencia de virus. Por eso se recomienda ventilarlos regularmente –con ventilación cruzada- y no realizar reuniones que impliquen estadías prolongadas en ambientes cerrados. Pese a todo, el riesgo de transmisión cero no existe: las medidas de prevención reducen el riesgo pero no lo eliminan completamente. Siempre se deben complementar con uso adecuado de barbijo, distanciamiento y adecuada higiene de manos y respiratoria.
7. AstraZeneca y la trombosis:
Con la aparición de casos de personas que desarrollaron trombos sanguíneos y disminución de plaquetas (trombocitopenia) luego de recibir la vacuna de AstraZeneca y la Universidad de Oxford, el suministro de ésta se suspendió en algunos países y la preocupación creció en los restantes. En efecto, se ha detectado que esta vacuna produce estas complicaciones en muy raras y poco frecuentes ocasiones, en especial en mujeres y en personas menores de 60 años, y que esta complicación suele aparecer a las dos semanas de la inoculación. Sin embargo, se estima que esto ocurre en uno o dos casos cada 100.000 dosis. En términos comparativos, la posibilidad de desarrollar trombosis es de 1% por padecer COVID-19 de forma leve, del 5% si la enfermedad requirió internación, y del 20 al 25% si la internación fue en terapia intensiva. Ser fumador también conlleva un riesgo de padecer trombosis del 0,28%, consumir anticonceptivos orales significa un riesgo del 0,07 al 0,13%, y realizar vuelos largos implica uno del 3 al 12%. Por su parte, el riesgo de desarrollar trombosis por recibir la vacuna de AstraZeneca es del 0,0006%.
8. ¿Se pueden combinar vacunas?:
Recientemente, el Ministerio de Salud convocó a investigadores de todo el país para estudiar la eficacia, la respuesta inmunológica y la seguridad de combinar distintas vacunas contra el coronavirus. En diálogo con Canal Abierto Radio, Guillermo Docena, investigador principal del CONICET y coordinador del equipo de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de la Plata que realizará estos análisis, afirmó que, en lo que tiene que ver con seguridad, “se está viendo que no producen reacciones adversas más allá de las que produce cada vacuna en forma individual. Y hay ciertas combinaciones que dan eficacia de protección un poco más altas que si se compara con la no-combinación”. También explicó que esto ya se hace con vacunas para otros virus, como la influenza o el tétano. “Yo creo que el peor resultado es que dé lo mismo”, aseguró.
9.Vacunas en niños y adolescentes:
La vacunación de la población menor de 18 años no persigue bajar los riesgos de enfermedades graves o muertes, que es ínfima en esta franja, sino alcanzar la inmunidad de rebaño, es decir, inocular entre el 60 y 70% de la población para evitar la circulación del virus y sus mutaciones. Las vacunas de Moderna –de la cual están llegando 3,5 millones al país– se ha estado probando con adolescentes de 12 a 17 años, franja en la que demostró una altísima eficacia: 93% con una dosis a partir de los 14 días de la aplicación, y llega al 100% con dos dosis. Resta que la FDA, el ente regulador de Estados Unidos, apruebe su aplicación en esta franja etaria y luego que lo haga la ANMAT, en la Argentina. Si eso ocurre, se calcula que con la dotación que recibirá el país le alcanzaría para vacunar al 82% de la población de esa edad. Por su parte, Sinopharm está aprobada en China con una autorización de emergencia para personas de 3 a 17 años, pero aún no está autorizada en la Argentina. En Estados Unidos también se está aplicando la vacuna de Pfizer a adolescentes de 12 a 17, para cuya adquisición Argentina ya firmó un decreto que la permitiría. Finalmente, hay esperanzas depositadas en la vacuna pediátrica cubana, aunque las certezas sobre su efectividad y seguridad se esperan para finales de agosto.
10. ¿Qué pasó con Pfizer?:
El 2 de julio, la ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, y la secretaria Legal y Técnica de la Nación, Vilma Ibarra, brindaron una conferencia de prensa en la que anunciaron la firma de un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) que abre la posibilidad a recibir nuevas vacunas. Eso habilitó a realizar contratos bilaterales con laboratorios, a formar parte del mecanismo COVAX, y a recibir donaciones de diferentes Estados. El DNU modificó el artículo 4 de la Ley 27.573 que imposibilitaba los acuerdos con Pfizer, esto es eliminar la causal de “negligencia” como responsabilidad del proveedor, y reemplazar los términos “maniobras fraudulentas y conductas maliciosas” por “conductas dolosas”. Según sostuvo el Gobierno, el laboratorio había solicitado esos cambios para firmar un contrato. El texto original de la ley había sido votada tanto por el oficialismo como por la oposición. El decreto incluyó un listado de bienes públicos eximidos de eventuales ejecuciones judiciales, si el Estado nacional no responde, por litigios que pudiesen ocasionarse ante posibles daños que generen las vacunas adquiridas.