Por Melissa Zenobi | “Esta historia no debería importarnos nada más que a nosotros, porque álbumes de fotos tenemos todos y no le interesan a más nadie que a nosotros”, dicen a coro los protagonistas para presentar el relato que están por narrar. Y empiezan aclarando el final, que es el esperado y es feliz: Juli y Jaime logran convertirse en padres. “Eso te prepara de algún modo porque sabes que nada malo va a pasar. Como si los personajes te defendieran desde el principio”, cuenta su directora Maite Velo, en diálogo con Canal Abierto.
Un fuerte deseo de paternar sumado a largas conversaciones, llevan a esta pareja a inscribirse en el Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos. El camino a la paternidad les tomará ocho años y un sinfín de situaciones cargadas de ansiedades, angustias, alegrías, esperanzas y también frustraciones.
Se trata de una obra de teatro testimonial: “La suerte es un biodrama, en términos de Vivi Tellas, una historia verídica de alguien que está vivo, y en un punto es documental”, dice Velo ya que se trata de la historia de su dramaturgo.
La puesta se desprende de la realización del ciclo “Mano a mano”, organizado entre el Teatro Timbre 4 y el Centro Cultural de España en Buenos Aires, AECID y Fundación SGAE, y que busca promover dramaturgos y dramaturgas contemporáneas españolas en Buenos Aires. En este marco, se convocó a distintos directores a la realización de una lectura dramatizada, que en una segunda instancia se convirtió en obra.
Es una invitación a reflexionar sobre el deseo, la búsqueda de ser madre o padre, y los distintos modos que aparecen. Al respecto Velo remarca: “y esa es una reflexión que nos convoca a todes, incluso si tenés el deseo de no serlo, en algún momento te lo preguntaste. Entonces es una historia particular pero que en un punto se vuelve universal”.
Al respecto, la directora agrega: “Está bueno ponernos a pensar sobre las maternidades y paternidades, los tipos de unión, porque la familia tipo que nos vendieron no sé si alguna vez existió, y es uno de los tantos modelos a los que nos quisieron encajar. Desde eso, a familias monoparentales, niños que viven con los tíos o abuelos, o están separados y viven en dos casas. Las realidades de las familias son tan diversas que me parece importante empezar a nombrarlo como tal y hablarlo como algo más cotidiano. Sentirnos todos identificarnos en esto”.
Aunque la historia representa una situación que puede ser muy dramática, está abordada desde el humor ¿por qué?
-Si hay algo tan difícil y tan duro, el humor ayuda a tragarlo un poquito mejor, y la vida también está llena de todo eso. En los velorios, hay un momento en el que nos reímos porque necesitas cortar con tanta angustia. Hay algo del humor que aparece solo. Todo lo que van narrando es de mucho laburo, mucha burocracia, mucha incertidumbre. Por eso el hecho de separarse de eso y contarlo como una anécdota también le agrega humor: burlar a personajes que fueron tan claves, por ejemplo. Todo ayuda a hablar de cosas que tal vez en su momento fueron de mucho dolor, pero con la distancia, al transformarse en una anécdota, cobran otro sentido.
¿Un mensaje para quienes todavía no se animan a volver al teatro tras las restricciones?
-Es un espacio seguro, donde se cumplen con todos los protocolos: distancia, barbijos, actores hisopados todas las semanas. El actor y actriz del universo independiente tiene una consciencia social tan grande, y si bien hay necesidad y deseo de volver a actuar, también hay consciencia de que nos tenemos que seguir cuidando. Y más allá de lo sanitario, creo que tenemos un gran agujero en lo cultural y artístico con esta pandemia que tenemos que empezar a saldar. Lo simbólico quedó casi de lado, porque nos fuimos a lo más elemental, que tiene que ver con el alimento, la salud, el techo, pero lo cultural quedó relegado. El teatro propone otra cosa, sentarte bajar y conectar con otro tiempo y espacio, con otros sueños, deseos, otras charlas. Y esto es vital, porque no somos solamente un cuerpo que come y respira.
Ficha técnico artística:
- Autor: Juli Disla
- Actúan: Jorge Noguera y Santiago Cejas
- Voz en off: Pedro Beros
- Realización de escenografía: IG @ovejanegramaderas
- Realización de muñecos: Lucila Kairuz
- Asesoramiento de iluminación: Lucía Feijó
- Diseño gráfico, fotografía y redes: Rosarito Greguoli
- Asistencia de dirección: Rosarito Greguoli
- Dirección y puesta en escena: Maite Velo
Duración: 55 minutos
Clasificaciones: Teatro, Adultos
Sábado, 20:30 – Teatro Timbre 4 – Boedo 640 – CABA
Entrada desde $700, por Alternativa teatral
Foto: Rosarito Greguoli