Redacción Canal Abierto | La leyenda cuenta que en 1978 un joven escribió una carta de lectores a una revista de rock asegurando que el punk en Argentina existía -cuando en realidad todavía no existía-, al número siguiente otro muchacho le respondió y entonces sí comenzó a gestarse en Buenos Aires el punk nacional.
Esos adolescentes eran Hari-B, alias Pedro Braun, que había viajado a Europa con su familia y conoció la movida antes de que cruzara el océano, y Sergio Gramática que ya tocaba la batería y buscaba acercarse a esas bandas que conocía por las revistas, pero de las cuales poco y nada podía escucharse por estas tierras.
La historia siguió, Hari y Sergio se pusieron en contacto y empezaron a darle forma a una banda a la cual se irían sumando Stuka, el Polaco, Pil Trafa, amigos y conocidos que, primero desde Los Testículos y poco después ya desde Los Violadores animaron la afiebrada proto-escena punk local de fines de los 70 y principio de los 80.
Hoy, Sergio Gramática, uno de aquellos precursores, presenta su libro Lo Hice Por Que Me Lo Prometí (desde las 18 en la exposición: «Los 80. El Rock en la calle», en el Museo Histórico Nacional, en Defensa al 1600, CABA), una autobiografía que va desde una raíz artística de renombre mundial en su familia y una infancia golpeando muebles para acompañar temas de las bandas fundacionales del rock nacional, hasta la despedida a Enrique “Pil” Chalar, amigo y compañero de aventuras fallecido este año y homenajeado hace pocos días en un conmovedor escenario plagado de afectos y emociones.
¿De dónde viene la música a tu vida? ¿Quién fue Emma Gramática?
-Eso fue algo que desde muy chico lo escuche en casa, desde los 5 o 6 años, pero no le daba importancia. Mi papá fue un gran cantor de tango, pero aficionado, porque mi abuelo Francisco no lo dejaba cantar porque tenía que laburar, era una familia bastante pobre. Pero era el sobrino de Emma Gramática que era considerada la actriz más grande del teatro mundial, italiana, yo no le di mucha importancia hasta que falleció mi abuelo, y después les dije a mi tía y a mi viejo, que ellos tenían recortes de ella cuando vino a Buenos Aires, y era la misma cara de mi abuelo, de mi viejo y de mi tía. Después me compré los Dvd´s de las películas que filmó en Argentina, me impresionó bastante y decidí ponerlo en el libro.
(NdA: Emma Gramática fue una célebre actriz internacional de cine y teatro nacida en Italia en 1874, que filmó treinta películas entre 1919 y 1962 en Italia, Francia y Argentina, entre las que se destacan Milagro en Milán, de Vittorio De Sica, un clásico del neorrealismo italiano, y dos películas en Argentina: Pobre mi madre querida, con Hugo del Carril, y Mi vida por la tuya, con Mecha Ortiz).
Tu abuelo Luis Francisco te llevó a ver a Los Gatos al Club San Justo cuando eras muy chiquito. Tu familia te marcó bastante en el camino de la música…
-Sí, ellos me dieron bastante libertad para hacer lo que yo quisiera, a mí siempre me gustaba tanto el fútbol como la música, y al final me decidí por la música. Y mi abuelo, que era un personaje, me llevó ese día, a dos o tres cuadras de casa y me fascinó ver a Moro, a Pappo, fue impresionante, yo tenía diez años, en cierta medida el fue responsable de eso.
¿Cuándo llegaste a ese primer recital ya tenias esa batería que te había regalado tu viejo?
-Sí, ya tenía esa batería, antes tenía una de juguete y mucho antes tocaba arriba de las sillas, y tocaba sobre los temas de Los Gatos, de Manal, de Almendra que era lo que yo tenía y acompañaba, era todo práctica, pero cuando los vi me fije en Moro, como movía los brazos y para mí fue un crecimiento total.
Viste a Los Gatos en la época de Pappo
-Si claro, ya eran los últimos dos discos que es una formación impresionante, Rock de la mujer perdida y Beat N° 1 para mí son de los mejores discos de la historia y estaba Lito Nebbia, Pappo, Moro con el doble bombo, sonaba muy fuerte. Para mí, la primera banda de rock de la historia, porque Almendra vino un poquito después.
Y tuviste un desencuentro con Sui Generis…
-Eso fue cuando yo tenía 14 años, vi en la revista Pelo que tocaban un domingo a la mañana en el teatro, porque generalmente se tocaba trasnoche y yo era muy chico y no podía ir. En realidad decía Pescado Rabioso y yo fui pero el tipo de la boletería me dice: “no toca Pescado, pusimos una banda nueva”. Y yo entré. La verdad es que no me gustó para nada, o al menos me di cuenta que yo no quería hacer eso. Si uno no sabe lo que le gusta por lo menos tiene que saber lo que no le gusta, porque yo a los 14 ya quería tocar en una banda, no sabía lo que quería hacer, me gustaba Black Sabbath, Led Zeppelin, pero los veía muy grandes. Por lo menos ahí ya descarté lo que no me gustaba.
¿Por qué la batería?
-No sé, es imposible que yo pueda tocar un acorde en la guitarra así que me senté y empecé a tocar, cosa de chicos, es como patear una pelota, te sale instintivamente.
¿Estudiaste después?
-No, me mandaron a estudiar pero leer la música matemáticamente no me iba, lo mío es puro instinto y emoción, aprendí viendo bateristas, escuchando mucha música, horas días y años de escuchar y aprender solo.
En el libro decís: “Escribí mi propia historia porque no tenía otra cosa que hacer”. ¿Es tan así?
-Sí, es una especie de metáfora que me inventé porque si vos vivís tu vida, el protagonista sos vos mismo y estas dentro de esa historia y la contás, pero tiene dos acepciones, porque también estábamos en cuarentena y estaba todo cerrado, no teníamos nada que hacer y me dije “si no lo hago ahora, no lo hago más”, así que lo hice por eso y para que la gente se entere de cosas que por ahí por la prensa no se entera.
¿Tenias cosas escritas de chico?
-Siempre me gustó la escritura, me gustaba leer. En el secundario lo único que me gustaba era el inglés, será por la música, todo lo demás no me interesaba para nada, lo mío siempre fueron las palabras. Después empecé a escribir las primeras canciones que integran el primer disco de Los Violadores.
Para muchos es muy conocida la anécdota del mensaje en la revista Pelo, pero comentada por vos tiene un sabor especial
-Yo en ese momento estaba por hacer la colimba, que era obligatoria, y yendo para ahí me compré la Pelo y vi el aviso. Antes venia leyendo cosas del punk en las revistas y me interesaba por los nombres, pero me sentía solo, era algo nuevo, raro. Y cuando leí eso de Hari B la verdad que me shockeó. Decía “domicilio desconocido” y yo escribí una carta a la revista, para contactarme con él, y al número siguiente me llega una carta suya escrita a máquina, ahí me puso su teléfono y lo llamé. Estamos hablando de una época en la que para llamar por teléfono tenias que ir a la esquina, comprar un cospel en una estación de servicio….Nos contactamos y fui a la casa, empezamos a hablar y escuchar música porque él tenía discos que había traído de afuera, que yo no tenía, acá solamente se había editado el primero de The Clash que no me gustaba tanto, pero cuando escuché lo que él tenía, Ramones, The Jam, Sex Pistols, la verdad que me volvió loco.
¿En qué momento estas del dolor que representó la prematura partida de Pil?
-Al principio me sockeó, no lo podía creer, y a medida que pasan los días y las semanas lo voy sintiendo un poco más, por eso es que a muchos de los músicos que estuvimos el sábado en El Teatro de Flores nos hizo bien estar y sacar todo eso para afuera, es algo de lo que todavía no caigo bien. Él vivía en Perú y cada vez que venía me llamaba, entonces es algo que uno va extrañando pero es irreparable. Por otro lado estoy feliz de haber hecho la reunión del 2016, el Luna Park, la gira, varios teatros y él estuvo estupendo. Se pudo hacer y eso me deja tranquilo.
Según supimos fuiste uno de los principales impulsores de esa reunión y el Luna Punk…
-Sí, yo me contacte con Pil en el 2011 porque Los Violadores habían cumplido 30 años de que él había entrado a la banda y me parecía bueno hacer una reunión, se lo comuniqué a él cuando vino a Buenos Aires y me dijo que estaba bárbara la idea pero que era difícil porque Stuka vivía en Miami, él vivía en Perú y fue pasando el tiempo, los acuerdos, la producción y finalmente llegó el momento. El camino fue arduo, fueron como 4 o 5 años de reunirnos pero de a tres, de a dos, nunca los cuatro, recién al final de todo tuvimos una reunión los cuatro cuando ya se confirmó el Luna, y ahí le dimos para adelante.
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¿Estaban muy mal las cosas?
-Y si, después el tiempo cura todo pero en ese momento sí había muchas rispideces, no éramos ningunos santos, cada uno tiene lo suyo, se había hecho una historia muy buena y se había convertido en algo muy grande pero bueno, es lo que pasa en todas las bandas, fue bastante duro y más viviendo uno en cada país, pero finalmente una vez que entramos a ensayar se pulió todo bien y pudimos hacerlo, sino no hubiéramos podido, si tenés un estado de ánimo bajo no se puede.
Hiciste el fanzine Vaselina que te lo publicaron en el Expreso Imaginario
Ese fue Pipo Lernoud y fue un parate que teníamos porque también a Hari le tocó hacer la colimba y eso te cortaba todo, entonces me decidí a escribir algo propio del punk, porque en la revista salían pocas noticias que venían de afuera, logré hacerlo y me gustó, y después lo tuve que dejar porque ya me dedique más a la banda.
¿Te gusta mucho la producción?
Sí, será porque los bateristas siempre estamos atrás y se ve todo desde otra perspectiva, pero me gusta que todo esté bien hecho, como estuvo el otro día en El Teatro de Flores, que tenga la dignidad de una ceremonia, tiene que estar todo bien puesto y siempre me preocupé por eso, por eso lo del Luna Park me pareció estupendo, impecable, gracias a eso también se editó un CD y un DVD.
¿Cómo es eso de “aprendí a tocar la batería por una venganza de mi mano izquierda”?
-Lo que pasa es que mi viejos me mandaban a un conservatorio que está ahí en San Justo, y todos los profesores eran gente grande, nos hacían leer música pero además te hacían agarrar el palillo de la mano izquierda con el dedo gordo y el otro, como los de jazz y para mí era imposible, un suplicio, yo quería darle duro, así que una vez que deje el conservatorio me puse a tocar como yo quería.
¿Volviste a hablar con Hari?
-Lo volví a ver después de muchísimos años, porque él se enteró que yo estaba haciendo el libro y no tenía una foto del año 81, de cuando él estaba, y por intermedio de otra persona amiga lo pude contactar y me llamó, él es guía turístico de alta montaña y siempre está en la Patagonia pero vino para acá y fuimos a tomar algo, me trajo como cuatro fotos y él a su vez me pidió si yo tenía la carta que él me contestó de la revista Pelo escrita a máquina, y se la di, porque preferí que la tenga él.
Él era un tipo de plata en aquella época…
-Podría decirse que sí, de una familia polaca, pero le gustaba el rock. Es una persona más bien callada, él grabo algunos temas del primer disco y ya después se fue, prefirió estudiar y no estar tan inmerso en el mundo del rock.
Era el “pseudo punkito” de La rubia tarada, de Luca…
Sí, algo así, tuvo un problema con Luca por una mina y Luca escribió ese tema, en New York City, estaban en la puerta cuando tocaba The Police, en el año 80, que era la primera banda que venía acá tipo new wave.
Cuando se va Hari ingresan el Polaco y Pil, ahí comienza la etapa más convulsionada, más productiva y de más exposición de la banda. ¿Cómo lo viviste vos?
-Yo lo viví bien, me pareció que la banda había crecido mucho, yo la había formado desde el principio, entonces veía que se agrandaba mucho y me daba mucha satisfacción, pero al mismo tiempo, obtener el éxito masivo en el segundo disco cuando entró el Polaco, de ahí en adelante no era fácil de contenerlo y veía que el éxito le pegaba de una manera a uno y de otra manera a otros, porque hemos tocado acá y en muchos otros países y ya era una banda consagrada, entonces las relaciones no eran lo mismo, hasta que llegó el año 88 y me fui, después del quinto disco, de Mercado Indio.
¿Pudiste mantener los pies sobre la tierra o alguna vez te confundiste?
-Pienso que dentro de todo lo pude sostener, pude mantener el equilibro pero me afectaban un poco las discusiones, por los demás más que por mí mismo, yo pensaba que estábamos en un buen momento y no todos lo valoraban de la misma manera y llegó un momento que no lo pude manejar internamente y por eso me retiré. También se había terminado el contrato con Mundy Epifanio y fue el momento en el que decidí dejar.
Contás que uno de los mejores shows fue el de julio de 1981
-El de la Universidad de Belgrano, era un lugar re cheto, había unas sillas en un salón de 200 personas y tocaba Rosanroll Band –que Rosanroll era un tipo que trabajaba en el Expreso Imaginario y había sido plomo de Los Gatos-, y Trixi y los maniáticos. Tenía que cerrar Rosanroll pero cuando empezamos a tocar nosotros se armó una trifulca bárbara porque la gente era muy reaccionaria, era una época de rocanrol y blues, y nosotros no éramos ni heavy metal ni blues ni nada, entonces no comprendían, más el look, ahí la actuación de Pil fue estupenda, Stuka tocaba el bajo y Hari la guitarra y se armó un despelote terrible, en pleno Proceso, llamaron a la policía y terminamos todos en cana, parte del público y nosotros cuatro hasta el otro día, pero el show fue bárbaro, salió en varias revistas.
Trixi esta borrada de la escena hace unos años…
-Ella era la novia de Stuka en esa época, y ella estudiaba en la universidad y formó una banda, era la primera chica que cantaba al frente de una banda, ahí tocaba el Polaco también siendo muy jovencito, en ese show tocó él y yo después ya no supe más nada, pero el punk incorporó mucho de las chicas, estaba Diana Nylon, Roberta, Patricia Pietrafesa…
Sissi Hansen, ahí tocaste también…
-Claro, yo toqué en Mi religión, el primer vinilo que sacó.
¿Trixi tenía una sala de ensayo en Villa del Parque?
-Claro, una casa que era del padre, que ahí fue donde probamos a Pil para que entre a cantar cuando éramos trío
¿Cómo es la sensación de terminar un libro?
-Es un trabajo bastante arduo, nunca me imagine que iba a ser así, pero se dio todo de esa manera, la cuarentena, la decisión mía, me lo habían pedido hace muchos años y se dio lamentablemente el fallecimiento de Pil.
¿Qué onda violadores y Perú, hay un romance ahí, no?
-Nosotros fuimos de los pioneros, junto con Soda Stereo fuimos las primeras bandas que llegaron allá, había un gran respeto por el rock argentino, empezamos a tocar y pegaron los temas, se editaban los vinilos y en esta última reunión hicimos dos giras. Es como los Ramones con la Argentina.
En la histórica gira de Mercado indio por Perú fue cuando Pil casi se electrocuta arriba del escenario…
-Exactamente, eso está en youtube…
Es angustiante…
-Sí, nosotros mismos seguimos tocando porque no sabíamos que pasaba, un volumen ensordecedor, hasta que tuvimos que parar, muchos creían que era un acting
¿Mercado indio es el mejor disco de Los Violadores?
-Para mucha gente sí, para mí también está entre los mejores, es un disco muy pulido pero no pierde potencia, sigue sonando actual y fue grabado hace más de 30 años…
Te gusta mucho la poesía
-Sí, siempre me gustó, antes del año 78 se editó acá el libro de Patty Smith, Babel, de poemas, yo a ella la conocí primero como poeta antes que salga su disco, y compartía con ella el gusto por Rimbaud, Baudelaire, los surrealistas, desde muy chico, a los 14 años ya leía eso, me encanta la potencia, el ritmo y el salvajismo de la poesía.
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Lo Hice Por Que Me Lo Prometí estará a la venta durante la presentación de esta tarde. Del encuentro participaran el periodista Juan Ignacio Provéndola y el productor Diego Perri. Además, el público podrá hacer preguntas y el autor firmará ejemplares. El libro se puede conseguir también en la web de la editorial.
Texto: Leo Vázquez. Entrevista realizada en el programa TDK, en AM 530 Somos Radio, por Silvio Soler, conductor y productor del ciclo, y Leo Vázquez de Canal Abierto.
Foto principal: Facebook Pilsen