Redacción Canal Abierto | El debut del nuevo mecanismo popularizado como dólar soja que entró en vigencia este lunes rindió sus frutos en el sector agroexportador: en 24 horas se vendieron 1 millón de toneladas de granos, cuando en todo agosto se habían vendido 1,4 millones.
El dato aportado por el Centro de Estudios Agrarios (CEA) se condice con el compromiso adquirido por la Cámara de la Industria Aceitera y el Centro de Exportadores de Cereales (CIARA-CEC), que había garantizado US$ 5.000 millones tras la publicación del decreto que oficializó un tipo de cambio diferencial para la soja de $200, vigente hasta el 30 de septiembre.
Según el anuncio del ministro de Economía Sergio Massa, el programa —que apunta a que el campo venda parte de las 20 millones de toneladas que mantiene acopiadas— “es de adhesión voluntaria” y prevé que aquellos productores que adhieran en más del 85% de su tenencia “van a tener oportunidad de seguir participando en programas de beneficios” para consolidar el “proceso de crecimiento” que esperan para el sector.
El decreto que oficializó este incentivo fue una reformulación del “esquema 70-30” que, según sostuvo el secretario de Agricultura, Juan José Bahilo, en un Congreso organizado por Coninagro, “no fue efectivo”.
El mismo habilitaba a los agroexportadoras a realizar un depósito a la vista en las entidades financieras con retribución diaria variable en función de la evolución del tipo de cambio, por hasta el 70% del valor de la venta de granos. Por el 30% restante se les ofrecería la posibilidad de la formación de activos externos al valor del dólar oficial más el impuesto país y las retenciones a cuenta que percibe la AFIP. La respuesta a la iniciativa por parte del complejo oleaginoso fue liquidar US$ 3.387 millones durante agosto, un 70% menos que el año anterior.
En cambio, el nuevo dólar soja ofrece, de acuerdo con datos de la consultora FyO, una mejora del 44% en el valor que recibe el productor.
La liquidación de divisas se hizo sentir rápidamente en el mercado de cambios. Este martes, el llamado dólar blue cotizó a $272 en las cuevas de la City porteña, un valor similar al de los primeros días de julio, cuando asumió Silvina Batakis en el Ministerio de Economía. De esta manera, agosto es el primer mes desde marzo de este año en el que cierra a la baja.
Los incentivos que se vienen
El agro no es el único sector al que el Gobierno espera poder seducir con mecanismos diferenciales para que aporten divisas a las alicaídas arcas públicas.
Entre los que reclaman un dólar diferencial están, por un lado, los bodegueros (el dólar Malbec) que tienen un gravamen a la exportación de su producto del 4,5%. El número que podrían aportar desde allí no es pequeño: Argentina ocupa el quinto lugar en el mundo como productor de vino, y está entre los diez exportadores globales.
El pedido que realizó el sector a través de un comunicado firmado por Bodegas de Argentina reclama un incentivo para paliar la caída del 7,3% que sufrieron de enero a julio las exportaciones de vino embotellado, en comparación con igual período de 2021. Sumados a los vinos a granel, la caída fue del 20%. De igual manera, reclamaron políticas para eliminar los aranceles que pagan las bodegas nacionales para ingresar sus productos en los principales mercados del mundo.
De igual manera, el Gobierno estudia la implementación de distintos mecanismos para incentivar la exportación de otros dos sectores generadores de divisas.
Por un lado, se habla de un dólar litio para las empresas del sector minero. Se trata de que éstas retengan entre el 10 y el 25% de las divisas que generan sin la obligación de ingresar el capital y liquidarlo.
Por el otro, desde Economía también depositaron el ojo sobre la economía del conocimiento y piensan en un dólar tecno para empresas tecnológicas. Las mismas podrían disponer del 30% del saldo de las divisas incrementales, según adelantó El Cronista, en un contexto en el que el sector terminará con ventas por US$ 7.000 millones y se convertirá en el tercer complejo exportador del país.
En la misma línea y para los profesionales autónomos que exportan servicios, se piensa un monotributo tech, que les permitiría facturar en el exterior e ingresar los dólares con ciertos beneficios.
Ilustración: Marcelo Spotti