Redacción Canal Abierto | “La relación entre Estados Unidos y China está en un momento de particular fragilidad”. La sentencia de Osvaldo Rosales —exdirector de la División de Comercio Internacional e Integración de la CEPAL, experto en relaciones internacionales y autor de El sueño chino: cómo se ve China a sí misma y cómo nos equivocamos los occidentales al interpretarla (Siglo XXI)—se da en el marco de la escalada en el conflicto entre ambas potencias luego de que un globo de origen chino fue detectado sobrevolando los cielos de Montana y Misuri.
Si bien el gigante asiático alegó que se trató de un globo de monitoreo meteorológico, con fines civiles, que se desvió accidentalmente de su curso, la escalada en la interna norteamericana —que lo señaló como parte de una estrategia china de espionaje global para vigilar las bases misilísticas y plantas nucleares de la zona— llevó al presidente norteamericano, Joe Biden, a derribarlo.
“A días del viaje del secretario de Estado (Antony) Blinken a Beijing, como producto de la conversación que hubo en diciembre entre Biden y Xi Jinping orientada a bajar el nivel de conflicto, habría sido tremendamente estúpido que China hubiese provocado esa situación, a sabiendas del clima político doméstico en Estados Unidos”, analiza Rosales en diálogo con Canal Abierto.
Intereses contrapuestos
En efecto, el episodio terminó con la cancelación del viaje de Blinken y el agravamiento de la tensión bilateral que, a los ojos del analista internacional, no es vista de igual manera en ambas costas del Pacífico.
“El tema de los ‘globos espías’ no puede separarse del conflicto estratégico entre Estados Unidos y China respecto de conseguir la hegemonía tecnológica en el Siglo XXI —señala—. La disputa China-Estados Unidos se ha transformado en un pilar del debate político interno en Estados Unidos. La dureza de la contingencia política del enfrentamiento entre republicanos y demócratas pone restricciones a Biden y lo presiona para tomar medidas que no había pensado en tomar. De hecho hay republicamos que han señalado que el globo contenía armas biológicas, que Biden estaría comprometido con China, e incluso parlamentarios republicanos han posteado imágenes armados señalando que ellos mismos van a reventar los nuevos globos chinos si estos aparecen”.
Para China, en cambio, la visión está en otro lugar. “El sueño chino es intentar recuperar el sitial que ocupó en 18 de los 21 siglos en que la humanidad ha transcurrido. Y se venían plateando el objetivo de en 2049, cien años después del inicio de la República Popular China, volver a ser la economía número uno. Desde ese punto de vista, China lo único que no necesita es tener conflictos con Estados Unidos, porque distraería recursos de sus esfuerzos en materia de infraestructura, innovación, productividad, calidad de la educación, etc.”, explica.
Una potencia que crece y otra que cae
Así, mientras en Estados Unidos se habla de “contener a China” y su presidente busca reestablecer la competitividad norteamericana en ámbitos críticos con políticas proteccionistas “afectando incluso a sus socios europeos, en materia de autos eléctricos o de nuevas energías”, China suma “ventajas sobre Estados Unidos en supercomputadores (computadoras cuánticas), en inteligencia artificial, y en muchos campos del saber científico”, asegura Rosales.
“Estados Unidos está experimentando desde hace varios años una experiencia muy dura: comprobar que el país dejó de ser lo que aparece en el imaginario permanente norteamericano, de ser el número uno en todos los ámbitos. Y esa dura constatación hace que surjan una serie de visiones, algunas bastante maniqueístas, respecto de cómo abordar el tema —detalla—. Hoy día está enfrentando una competencia severa en las principales tecnologías que están moldeando la economía en la sociedad del futuro, y eso ha desatado estas inquina en contra de los avances chinos. El debate entre republicanos y demócratas termina tiñendo de tal manera el escenario del juego que terminan predominando las posturas más radicales, y eso es una complicación para la economía y la sociedad global”.
Finalmente, aconseja: “La situación es delicada, lo que más se necesita es sangre fría, visión estratégica y volver a leer a Henry Kissinger que habla de la importancia de mantener los canales de comunicación y de establecer cuáles son las vías a través de las cuales se van a seguir procesando las diferencias que existen. Esto suena fácil decirlo pero no parece ser lo que está predominando”.
Entrevistadora: Gladys Stagno