Redacción Canal Abierto | El paquete es de 57 proyectos que serán vendidos o entregados en forma de concesión a manos privadas. Entre ellos está la Casa de la Moneda, aeropuertos y Eletrobras, la mayor empresa eléctrica de Latinoamérica. Este plan es el próximo paso que pretende dar el gobierno de Michel Temer, amparado en la idea de reducir el déficit fiscal del Estado brasileño desprendiéndose de los activos que, alega, estarían dando pérdida.
«No hay espacio para aumentar las tarifas y trasladar precios al consumidor. La salida es abrir el capital y buscar inversión», afirmó el ministro de Minas y Energía, Fernando Coelho Filho, sobre Eletrobras, este lunes. Su anuncio fue seguido de otro que estuvo a cargo de Wellington Moreira Franco, secretario general de la Presidencia, en una conferencia de prensa en Brasilia.
«Es la continuación del desmonte de las empresas públicas de Brasil y del Estado social de derecho que tenemos y esto compromete en el presente, el futuro de la nación brasileña -sostuvo, en diálogo con Canal Abierto, Sergio Arnaud, referente de la Confederación de los Servidores Públicos del vecino país-. Están colocando a disposición del capital financiero internacional grandes y potenciales empresas que generan mucha renta para toda la sociedad, sin criterio».
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Este nuevo plan del Ejecutivo -que forma parte del Programa de Sociedad de Inversión y pretende inyectar en la economía aportes por unos 14 mil millones de dólares- incluye la privatización y concesión de 14 aeropuertos, entre ellos el de Congonhas, en San Pablo, que es el segundo mayor del país en número de pasajeros. También se privatizarán quince terminales portuarias y once lotes de líneas de transmisión eléctrica, además de importantes empresas estatales.
La Casa de la Moneda está entre estas últimas y es la entidad encargada de imprimir los billetes de reales y los pasaportes. «Existe la intención de llevar adelante el plan sugerido por el Ministerio de Economía sobre la Casa de Moneda, en virtud del aumento de las pérdidas de este órgano por función del avance de la tecnología, debido a que cada vez menos se usa el papel moneda y la moneda en sí», explicó Moreira Franco.
Tras el ajuste, la privatización
El déficit fiscal es el motivo que esgrimen desde la presidencia brasileña para semejante desguace estatal. Su objetivo es reducirlo y, además, generar empleo y garantizar la calidad de los servicios que brindarán las privatizadas.
En ese mismo sentido, el gobierno de Temer ya había impulsado un ajuste feroz y distintos recortes, en el marco de retracción más prolongada en la economía de Brasil desde 1930. Para Arnaud, se trata en cambio de un intento de «financiar la deuda con el sistema financiero internacional comprometiendo los recursos estratégicos» del país.
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La sucesión de un ajuste fiscal, la acusación a las empresas estatales de deficitarias, y su posterior privatización, forma parte del pensamiento neoliberal clásico que Temer ya dejó claro con la reforma laboral que impulsó hace unos meses. El gobierno de Mauricio Macri tomó nota de las medidas de su principal socio comercial y anunció una flexibilización similar para después de octubre. De igual manera, de un tiempo a esta parte, y en boca de distintos funcionarios, desliza el resultado deficitario de distintas empresas estatales, como el Astillero Río Santiago.
En el mismo sentido se pronunció Arnaud: «Es estratégica esta embestida contra Brasil porque tiene un peso muy grande en toda Latinoamérica. Intentan así ingresar con esta política en todos los países de América Latina y Caribe. Por eso es muy importante que toda la comunidad sindical latinoamericana y caribeña esté muy atenta contra este avance indiscriminado del capital internacional».
En tanto, y a poco de asumir la presidencia, Temer ya había anunciado la apertura al capital nacional y extranjero de unos treinta activos estatales. Con este plan, terminaría su gobierno luego de haber liquidado una gran porción de los activos estatales, cuya privatización se prevé para el último semestre de 2018. Su gobierno terminará el 31 de diciembre de ese año.
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