Redacción Canal Abierto | “Gaza: Sobre sionismo, judaísmo, racismo y barbarie” es el título del texto que Ariel Feldman publicó días atrás en Jacobin, una publicación impresa y digital que ofrece un punto de vista socialista sobre política, economía y cultura.
En el artículo, el licenciado en Filosofía, docente y realizador audiovisual rebate las falacias que por estos días, y más que nunca, abundan en medios y redes en relación al conflicto palestino-israelí. Entre otras cosas, la frecuente identificación lineal entre judaísmo y sionismo -y agrega otra categoría, israelismo- que resulta en lo que define como un “secuestro de la identidad judía por parte del Estado de Israel, con síndrome de Estocolmo incluido, y por la cual muchísima gente sensible no puede condenar la masacre que está llevándose acabo en Gaza”.
“Lo que hace el Estado de Israel en Palestina es anti judío, va en contra de los principios y tradiciones judías; por eso no podemos dejar de repetir: no en nuestro nombre”
“El judaísmo es una tradición, una religión, una cultura, un sentido del humor, comidas, comunidad y un montón de otras cosas con miles de años de historia; el sionismo es una concepción política de fines del siglo XIX que intentaba dar solución a la persecución de los judíos en Europa. El sionismo tuvo muchas corrientes, pero la que terminó triunfando es una basada en el supremacismo que plantea que en Palestina tiene que existir un Estado con mayoría judía -y por lo tanto, exclusivista- para que los judíos podamos vivir allí. Esto implica que, para ser mayoritario demográficamente, el Estado de Israel tiene la obligación de hacer una limpieza étnica del territorio, que es lo que estamos viendo por estos días”, indica en diálogo con Canal Abierto.
Según explica en esta extensa entrevista, este “secuestro” se ejemplifica con lo que “vimos en estos días en Naciones Unidas, con la delegación israelí defendiendo la masacre que está cometiendo en Palestina con estrellas amarillas con la palabra Juden, como la que utilizaban los nazis para marcar a los judíos en guetos y campos de concentración”.
“El Estado de Israel hace un trabajo muy fino para confundir antisionismo y antisemitismo, y una operación simbólica y cultural que es funcional a su accionar violento; es una extorsión que más que combatir el antisemitismo, resulta en todo lo contrario: alienta el antisemitismo que estamos viendo por estos días en distintas partes del mundo”
“El 7 de octubre hubo una masacre espantosa a manos de Hamás contra población civil, y es condenable. Pero creo que se trata de una violencia sintomática, porque es el síntoma de una violencia originaria y estructural: el despojo, las muertes, la demolición de hogares y el apartheid es una cuestión cotidiana para los palestinos”, afirma en su análisis, y agrega: “Los ataques son condenables, con civiles muertos de un lado y otro, pero hay que tener cuidado de no reproducir una suerte de `teoría de los dos demonios´ en torno al conflicto. En este sentido, hay que decir que la violencia palestina, aun en su forma más condenable, es un acto de resistencia a una ocupación y apartheid que lleva décadas”.
En el mismo sentido, asegura que lo que viene haciendo el Estado israelí es “deshumanizar y transformar en nazis a los palestinos, invisibilizando la ocupación y militarización de los territorios, para así proveer de un escudo para las atrocidades israelíes en Gaza”.
“El Estado de Israel tiene derecho a existir, pero no así, sino en convivencia democrática con los palestinos”
“El suprematismo, el exclusivismo, el Estado en armas y la cultura israelí es lo opuesto al judaísmo y su tradición humanista. Por eso creo que es necesario tomarnos un tiempo y plantear pacientemente los pormenores e historia del conflicto, y así salvar al judaísmo del secuestro que sufre”, reflexiona.
Entrevistador: Diego Leonoff (@leonoffdiego)