Por Mariano Vázquez | Nos hemos acostumbrado a que Javier Milei reivindique a varios líderes de la derecha más reaccionaria, desde los ochentosos Ronald Reagan y Margaret Thatcher a contemporáneos como Jair Bolsonaro y Donald Trump. También, en línea con la defensora de genocidas, su vice Victoria Villarroel ha hecho propio el discurso apologista del terrorismo de Estado. Esta coctelera inviable que une neoliberalismo, fascismo y supresión de derechos rompe con cuarenta años de consenso democrático y abre una caja de Pandora con la que el descenso al infierno puede materializarse.
El 9 de octubre de 2022, la formación ultraderechista española VOX realizó en Madrid un megafestival para reivindicar los hitos de la España que añora el partido de Abascal, esa cofradía de militares, curas y supremacismo español. En pantalla gigante saludó la crema del neofascismo mundial: Trump, Giorgia Meloni, José Antonio Kast, Viktor Orbán y Mateusz Morawiecki. El que sí se hizo presente y dio un discurso de casi veinte minutos agradeciendo primero “a VOX y al queridísimo Santiago Abascal” por la invitación fue Javier Milei.
Repitió como mantra la palabra “zurderío”, que “contamina nuestra sociedad” porque decidió “trasladar la lucha de clases para inocular esa basura que es el socialismo” que deviene en “la ideología de género, los conflictos étnicos, los pueblos originarios, la agenda ecologista, el lenguaje inclusivo, todas cosas para ir destruyendo los valores de la sociedad”.
Se puso frenético con la frase “donde nace una necesidad nace un derecho”: “El problema es que las necesidades son infinitas y los derechos alguien lo tiene que pagar, vía la acción violenta del Estado; y la justicia social, una idea violenta, injusta, porque implica tratar desigualmente a la gente”.
Y arengó: “Quiero dejar el mensaje de que esto no es para tibios, acá no valen las soluciones intermedias que son funcionales a más socialismo, son funcionales al comunismo. El zurderío se arroga una supuesta superioridad moral, les voy a contar que esto es falso. No tengan miedo, vayan y den la batalla contra el zurderío que se la vamos a ganar, somos superiores productivamente, somos superiores moralmente”.
Tras este discurso, Milei saltó al ritmo de la banda Meconios e Infovlogger, que cantó una canción titulada “Volver al 36”, en alusión al golpe de Estado del 18 de julio de 1936 contra la Segunda República Española, que fue repelido durante casi tres años por las organizaciones sindicales, partidos de izquierda y militares leales.
Los militares, monárquicos y falangistas españoles liderados por el general Francisco Franco, apoyados por la Alemania Nazi de Hitler, el fascismo italiano de Mussolini y el autoritarismo corporativo portugués de Salazar enfrentaron a las fuerzas del gobierno del Frente Popular y las derrotaron el 1º de abril de 1939. Franco gobernó hasta el día de su muerte, el 20 de noviembre de 1975. Más de medio millón de personas murieron durante el conflicto y una cifra similar debió exiliarse. Al comienzo de la dictadura, 260.000 republicanos, anarquistas, socialistas y comunistas estaban encarcelados o en campos de concentración. Los fusilamientos fueron masivos los primeros seis años. 30.000 bebés fueron apropiados. Aún hoy 140.000 asesinados están enterrados en fosas comunes y los familiares siguen clamando por justicia, una justicia que jamás tocó a ningún responsable. Fue tan brutal este período que Franco dictó penas de muerte hasta dos meses antes de morir.
¿Por qué cuento esto? Porque soy hijo y nieto de exiliados y represaliados por la dictadura franquista. Parte de mi familia paterna estaba afiliada a la confederación anarcosindicalista española (CNT). Mi abuelo David Vázquez López integró el batallón tercero de la “Columna ESPAÑA LIBRE del Comité Nacional de la C.N.T. DELEGACIÓN ORGANIZADORA”, luego se enroló el 10 de marzo de 1937 en la 33 Brigada y desapareció en combate el 4 de abril de 1838 en “T/Chonte/&/Ebro” durante la ofensiva franquista en Aragón. El relato familiar indica que cayó preso a manos de fuerzas italianas. Dos batallas se registran en esas fechas contra el Corpo Truppe Volontaire (CTV) y ambas fueron el 3 de abril: una en Lérida y la otra en Gandesa. Estuvo preso en alguno de los cuatro campos de prisioneros que los fascistas de Benito Mussolini tenían en Cantabria (Laredo y Santoña).
Por su parte, mi tío-abuelo Román Gómez-Monedero Sánchez fue dirigente de la CNT-Madrid y peleó en tres diferentes columnas de la CNT. Fue encarcelado en cinco lugares diferentes entre 1939 y 1968, fecha en la que por fin logra su libertad. En el expropiado diario ABC Madrid, del 4 de febrero de 1937, fue nombrado en la crónica “El abastecimiento de Madrid. Elogio de una organización”: “La Comisión provincial de Abastecimiento ha creado las Delegaciones de distrito, de las cuales la de Buenavista es la que tiene la máxima tarea. Pero, afortunadamente, este centro de aprovisionamiento cuenta con una organización realmente admirable y digna de un abierto elogio. Justos en la información de todos los servicios del Frente Popular, queremos hacer destacar este del distrito de Buenavista, que lleva con tanto escrúpulo como rectitud el camarada Román Gómez Monedero (C.N.T.) quién, en contacto directo con la Comisión provincial y eficazmente ayudado por el personal técnico de oficinas, laboratorio y almacenes, se multiplica en actividad y facilidades para servir a combatientes, hospitales y población civil que de él depende. Su continuo y personal esfuerzo ha hecho admirable la organización que lleva con todo acierto. Monedero procede del campo periodístico, y por espíritu de clase nos congratulamos de la eficacia con que lleva su cometido, aunque esa misma razón detiene toda alabanza a la que se ha hecho acreedor el estimado compañero”.
Finalmente: mis tías abuelas también fueron parte activa de la resistencia. Parte de la familia que ya vivía en Argentina logró juntar el dinero para los pasajes para que pudieran salir de la España franquista: Mi abuelo David vino con mi abuela Vicenta, mis tíos David y José Antonio y mi papá en el vapor inglés Highland Brigade, aquel barco que menciona José Saramago en su libro El año de la muerte de Ricardo Reis. Llegaron al puerto de Buenos Aires el 12 de abril de 1949.
Un Milei eufórico bailó desquiciado al ritmo de “Volver al 36” junto a Abascal y sus falangistas:
“Cabreamos siempre a los comunistas, feministas y progres. / La izquierda ya va a gobernar, la dictadura va a empezar. / Rodeados de revolucionarios, pajilleros de sofá. / Los lobbies temblaban al ver, / que la subvención de este mes iba a desaparecer. / ¿Y ahora qué coño van a hacer? / Somos la resistencia / Somos fachas / Si eres gay y quieres ir a ver el Orgullo LGTB / al COGAM debes enseñar el carnet de buen homosexual. / Las feministas protestan por la violación grupal / hay diez más que investigar, / me da igual son de Senegal. / Somos la resistencia / Somos fachas. / Cómo me gusta la libertad, menos la tuya que votas mal. / La iglesia es muy patriarcal, / ven conmigo a hacerte musulmán. / Todos los veréis / Vamos a volver al 36”.
Ni 36 ni 76, el domingo hay que votar contra Milei.
Publicado originalmente en Sangrre