Por Rubén Fernández* | Al “mercado” parece que no le importa si las personas se contagian con el virus que provoca dengue. A fines de noviembre de 2023 el precio de un repelente en aerosol de primera marca era $1.100 en un comercio de barrio. Hoy, después de las medidas inflacionarias del gobierno de Milei, las invasiones de mosquitos y el brote histórico de dengue, en la plataforma de ventas más famosa de país ofrecen seis unidades del mismo producto a más de 90 mil pesos, a razón de 15.000 pesos por unidad, con entrega a siete días.
No es la única sorpresa en las ventas online, allí ofrecen a más de 10 mil pesos las cremas más chiquitas de la marca líder, pero el delirio no se detiene hasta precios desquiciados como 57 mil pesos por un aerosol anti mosquitos. La Argentina no solo es el país con la inflación más alta del mundo, también tiene los precios más caros del mundo.
El mercado no cuida a la población, está claro. Y el gobierno nacional tampoco ya que se desentiende completamente del asunto brindando tontas explicaciones y justificaciones ante su perjudicial inacción. No asume campañas de información ni de prevención, tampoco brinda insumos ni recursos a las provincias o a los gobiernos locales que están cargando con el peso del brote histórico.
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Después de 100 días, se le conoció la cara y la voz al Ministro de Salud de la Nación. Y cuando apareció, dijo: “Hace cuatro días que estoy en cadena nacional porque apretan (sic) los laboratorios, aprietan los medios y aprieta la casta.” Parece no tener planes de contingencia ni de mitigación y se muestra como un comentarista de algo que pasa en otro lado. Su nombre es Mario Russo.
La “gran medida” que se le ocurrió al gobierno central es abrir la importación puerta a puerta de repelentes. Es decir, se podrán comprar en plataformas de ventas internacionales. Por ejemplo, en Amazon España venden repelentes a 9.200 pesos argentinos, aunque los precios en tiendas online de los países de la región son más bajos: en Brasil el repelente de marca líder en aerosol se vende a 3.000 pesos argentinos, en Perú $3.400, en Paraguay 4.800 pesos, en Uruguay $8.400. También hay versiones más económicas en crema o spray. ¿Llegará pronto? ¿No tendrá costos de envío?
Ante el Estado nacional ausente, son los Estados provinciales quienes encabezan la lucha contra el dengue. Las provincias de Buenos Aires, Chaco, Santa Fe, Formosa, Tucumán y San Luis cuentan con laboratorios de producción pública de medicamentos que producen repelentes para prevenir contagios por picaduras de mosquitos. También son las provincias las que iniciaron campañas de vacunación: Salta, Corrientes y Misiones ya realizan vacunación focalizada en las regiones más afectadas.
Desde que llegó Milei son las provincias junto a los municipios quienes realizan todo el abordaje territorial que requiere la salud pública. Mientras, destrozan el Estado nacional sin miramientos y se regodean del dolor ajeno. Hay que sufrir, dicen. Son los voceros del dolor, del daño, del desamparo. Sin estado no hay salud pública. Y la salud de mercado ya es conocida por todos: mala e injusta, incluso para los que se esfuerzan para pagarla.
“La epidemia es toda de este Gobierno nacional” expresó Nicolás Kreplak, Ministro de Salud de la provincia de Buenos Aires “no hubo, ni hay, un plan contra el dengue.” Además, criticó que “Desfinanciaron los centros rectores del Noreste y del Noroeste, y al desfinanciarlos hay menos vigilancia y menos trabajo de bloqueo de lo que, años atrás, se llamaba escudo norte. No pensaron ninguna estrategia respecto a repelentes, ni de otro tipo. No hicieron nada con el avance de la vacuna”.
El científico argentino que trabaja en EEUU, Ernesto Resnik, sostiene que “está muy bien que se reúnan todos los ministros de Salud de las provincias y decidan qué hacer y cómo hacerlo, pero si el gobierno central se empeña en no hacer nada por ideología anarco-me-cago-en-ustedes, hagan algo entre todos o localmente, porque el dengue no se va”.
Para el biólogo molecular, biotecnólogo y bioingeniero, “la vacuna del dengue es una solución a mediano y largo plazo”. Y pregunta “¿Por qué la OMS recomienda empezar por zonas endémicas? Porque sabemos que el dengue en esos lugares volverá cada año y en otros a lo mejor es solo ‘esta temporada’”.
“¿Entonces –pregunta el especialista- no hay que vacunar en CABA, PBA, Santa Fe y otras provincias centrales como sugieren el secretario de Salud de la Nación o el ministro Quirós?. Lo cierto es que posiblemente, bajo cualquier definición de endémico, el dengue ya lo sea en esos lugares”.
“Pero además está el factor población. El dengue es endémico en Formosa y no endémico en CABA o PBA, pero esta temporada ya mató el mismo número (5) de personas en CABA que en Formosa. Y 25 personas en PBA. Entonces, ¿conviene’ vacunar en Formosa pero no en PBA? Suena absurdo”, concluye Resnik.
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El último boletín epidemiológico nacional informaba que el 97% de los casos de dengue eran autóctonos y solamente el 3% eran importados. El Consejo Federal de Salud reconoció al dengue como enfermedad endémica en gran parte del territorio argentino: las regiones Noreste, Noroeste y Centro son las más afectadas, por condiciones climáticas, circulación de personas y persistencia del mosquito aedes adegypti, pero en todo el territorio se registraron casos de dengue. ¿Qué estará pasando en las Islas Malvinas?
Hasta la semana pasada 129 personas habían muerto como consecuencia de la peor epidemia de la historia de nuestro país. Entre tanto, el Gobierno nacional empuja al pueblo a la indefensión, sin vacunas, sin repelentes, sin campañas de prevención, cada día con más contagios. Sin mosquito no hay dengue.
*Rubén Fernández es integrante del Instituto de Estado y Participación (IDEP Salud) de ATE Argentina.
Publicado en IDEP-Salud