Redacción Canal Abierto | Haití fue el primer territorio independiente de Latinoamérica, liberado de la esclavitud y de las instituciones coloniales. Tras la Revolución Francesa y su prédica de supuesta “igualdad, fraternidad y libertad”, en 1791 se desató en la isla un proceso revolucionario y abolicionista, que coronó con la declaración de su independencia el 1 de enero de 1804.
Desde entonces, no le ha sido fácil la historia, ha debido pagar el costo de su osadía y de ser la primera república negra del continente. Costos políticos y pecuniarios: Francia le cobró durante años la primera deuda externa del continente.
Hoy se cumple un mes desde que el primer ministro Ariel Henry presentara su renuncia desde Puerto Rico, impedido de regresar al país por las pandillas criminales que controlan el 80% del territorio.
Haití está sumida en una crisis que escala en niveles de violencia y de desintegración estatal que se agudizó desde el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio de 2021, quien poco antes había designado a Henry como primer ministro. Entonces, su nombramiento debió haber sido validado por el Parlamento, pero éste estaba disuelto. En febrero de este año, se cumplió el plazo de su precaria legalidad, pero Henry dio señales de querer perpetuarse en el cargo.
Las pandillas criminales se aliaron para tomar el control del territorio y derrocar al gobernante. En febrero, una operación conjunta comandada por el líder criminal Jimmy ‘Barbecue’ Cherizier, atacó la principal cárcel de la capital, Puerto Príncipe, y liberó a cerca de 3.700 presos. Desde entonces, las pandillas han cerrado el aeropuerto, bloqueado los principales puertos y carreteras, y atacaron comisarías y edificios gubernamentales, incluso el Palacio Nacional.
“Lo que ocurre en Haití es la descomposición de un sistema neocolonial. Haití es una neocolonia de los Estados Unidos desde la primera ocupación militar del país en 1915 hasta 1934. Ahí, transformaron a nuestro país en una colonia, imponiendo una serie de estructuras en función de sus intereses y de la pequeña élite gobernante haitiana. A través de los años eso ha provocado el enorme empobrecimiento del país”, sostiene Henry Boisrolin, coordinador del Comité Democrático Haitiano-Argentino en diálogo con Canal Abierto.
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En las últimas horas, los partidos y sectores políticos que conforman el Consejo Presidencial de Transición de Haití, compuesto por nueve miembros, anunciaron un acuerdo político que se propone como hoja de ruta para lograr recuperar la institucionalidad y pacificar al país.
Hoy, han transformado a mi país en el país más empobrecido donde el 1% acapara todo y el 80% vive en condiciones inhumanas, sin acceso al agua potable, a la salud, a la vivienda, la educación, nada. Entonces, construyeron una bomba social que ahora explotó. Es lo que pasa, es la putrefacción de ese sistema neocolonial que está en descomposición. La lucha actual del pueblo haitiano es por la recuperación de su gran historia, por la recuperación de nuestra soberanía y de nuestro derecho a la autodeterminación”.
Cuenta Boisrolin, que un general haitiano le respondió a Napoleón cuando este mandó las tropas para restaurar la esclavitud. El emperador le dijo: “tenemos suficientes armas para reducir a cenizas la ciudad de Cabo Francés (hoy Cabo Haitiano); él le contestó: ‘es cierto, pero sepan que hasta abajo de las cenizas vamos a seguir luchando’”.
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En la época en que los esclavizados y esclavizadas se rebelaron, estaban solos. Así y todo, rompieron las cadenas de los pies y de las manos, pero también rompieron las cadenas del corazón y de la mente”. Ese es el desafío de nuestros pueblos.