Redacción Canal Abierto | “Yo estoy absolutamente convencido de que el famoso ‘No al ALCA’ tomó absolutamente de sorpresa a los Estados Unidos, que pueden tener sus centros de estudios brillantes -y los tienen- pero tienen un problema. Por lo general, al analizar las sociedades, no contemplan lo que pasa en la sociedad al nivel de los movimientos sociales. Y es un problema que suelen tener también los economistas neoliberales”.
En esta línea, Pedro Brieger, sociólogo, periodista y director de NODAL, disertó en una charla organizada por la Dirección de Cultura de ATE Nacional y la organización Llamamiento Judío Argentino, en la que dio pistas y esbozó algunas hipótesis para responder al interrogante sobre en qué momento del mundo estamos hoy.
Para eso, repasó algunos hitos y discusiones que marcaron al siglo XX y lo que va del XXI, y advirtió a aquellos que rápidamente dan definiciones tajantes sobre el fin de las etapas históricas. Así, recordó cuando después de la caída del muro de Berlín “aparece Francis Fukuyama y sentencia el fin de la historia”.
Momento, acá estamos nosotros
En esa línea, Brieger explicó que si bien lo que planteaba Fukuyama era más complejo y “no tan simplista como se lo tomó”, en esencia, lo que decía era que “el capitalismo había triunfado y que la lucha de clases había terminado”. “Que la historia de la humanidad iba en un camino bastante lineal. Y bueno, la historia demostró que esto era bastante superficial”, indicó.
En ese momento, en el que se avizoraba “un mundo unipolar manejado claramente por Estados Unidos”, George Bush padre, en el marco de la expulsión de los iraquíes de Kuwait y de la operación conocida como Tormenta del Desierto, habla de “un nuevo orden internacional”, y quien era presidente de Argentina, Carlos Menem, enseguida se embarcó en eso, ejemplificó el analista.
“Surgía otra vez una mirada muy corta. Esto hay que aprender siempre de de los historiadores, que tienen la capacidad de de mirar un poco más a largo plazo”, sostuvo. Y agregó: “Más allá de lo filosófico que se podría discutir, esto tuvo repercusiones inmediatas, porque Estados Unidos vio que había una oportunidad histórica para modificar algunas cuestiones fundamentales de la política internacional”.
En ese contexto, apuntó, se da la salida del Apartheid en Sudáfrica, en donde Estados Unidos ve que era posible una salida pacífica para evitar la revolución del Congreso Nacional Africano y que el poder económico quede en manos de la burguesía blanca que siempre lo había detentado.
“Entonces, se homenajea a Nelson Mandela, se lo libera, se le pone el título de ‘gran líder de de la paz’, y se pone un cierto manto de olvido sobre aquellas atrocidades que habían cometido los blancos en Sudáfrica. Nos guste o no, este fue el proceso que se dio”, explicó Brieger.
“No es el momento ni el lugar para hacer un balance de lo que fueron los acuerdos de paz”, dijo en relación a los pactos de Oslo de 1993, luego de reponer ese otro hito de la historia reciente. “Yo lo que trato de marcar son tendencias a nivel internacional que nos permiten tal vez pensar dónde estamos parados y paradas hoy en día”.
Así, “es interesante que mientras se da el Consenso de Washington y Jorge Castañeda, un intelectual mexicano que después fue canciller, escribe un libro que se titula “La utopía desarmada”, donde plantea que ya no van a haber conflictos como los que conocimos, el 1° de enero de 1994 aparecen los zapatistas diciéndole en la cara a Castañeda y al mundo: ‘momento, acá estamos nosotros’”.
¿Hay una derrota histórica?
Así como no pudieron prever al zapatismo, o lo que reflejaba Hugo Chávez cuando por primera vez acudió a la cumbre de Presidentes de América del Sur -la primera de la Historia-convocada por Fernando Henrique Cardoso (entonces presidente de Brasil) en el 2000, o lo que significó el 2001 en Argentina, para Brieger, los analistas o esos tanques de pensamiento estadounidenses a los que hacía referencia antes, tampoco pudieron ver lo que significó la llegada a la presidencia de un conjunto de presidentes que le dijeron ‘No al ALCA’.
El ‘No al ALCA’ fue muy importante -recordó el analista- porque ese acuerdo de libre comercio que Estados Unidos quería sellar con toda América Latina “era la frutilla del postre del consenso de Washington”. “Era un acuerdo comercial que iba a beneficiar a las empresas estadounidenses, no sé si les suena conocido, y que además se estaba negociando en secreto”.
Además, “en ese momento, no teníamos las herramientas que tenemos hoy y era muy difícil acceder a los documentos. Entonces se formó una comisión de ‘No al ALCA’ que pudo acceder a un documento y se vio todo lo que estaba escrito era literalmente un beneficio a todas las empresas estadounidenses en desmedro de las producciones locales en cada uno de los países”.
“Tal vez sin tener muy claro que era lo que querían, esos presidentes le dijeron ‘No al ALCA’”, planteó Brieger en relación a un bloque de unidad que, para él, en un punto tuvo que ver y fue posible por la caída del muro.
“Quizás, una de las cuestiones positivas, entre muchas comillas, que nos dejó la caída del muro de Berlín es la dificultad de poder encasillar. Yo me imagino, por algunas caras que que veo acá, que algunos de ustedes en la década del ‘60 si eran troskistas no podían tener ningún vínculo con un maoísta”, señaló. “Hoy tal vez no se podrán de acuerdo sobre lo que pasó en 1917 o en China, pero pueden caminar juntos y juntas sin ningún problema”.
Antes de abrir al intercambio con el público que asistió al Anfiteatro Eva Perón de ATE, Brieger cerró con un análisis sobre una de las discusiones más importantes, si no la más importante, que atraviesa hoy al campo popular: la derrota de este espacio llamado de izquierda, o progresista, o popular, tras la derrota electoral de los ‘gobiernos populares’.
“En estos los últimos 25 años aparecieron voces, principalmente la derecha de los medios de comunicación, para sentenciar ‘el progresismo ha muerto’. Recuerden que en un determinado momento estaban Bolsonaro, Macri, el golpe de eEstado en Bolivia , se reconocía a Juan Guaidó en Venezuela como presidente legítimo. Parecía que se venía la noche y yo recuerdo que con algunos debatía y decíamos, ‘momento, acá hay un periodo diferente pero sigue habiendo una América Latina en disputa’”.
Así, “porque no ha habido algo que sí se dio en otras etapas que es una derrota histórica. Efectivamente, pueden haber derrotas parciales pero no es una derrota histórica”.
En ese sentido, para Brieger, el principal problema de las derechas es que su proyecto político se basa en preceptos no solo “ahistóricos” sino que “van en contra la de humanidad”. “Lo que mueve a la inmensa mayoría de las personas, y me atrevo a decir que en todo el planeta es así, no es la plata. No tenemos hijos para para hacer plata, no nos dedicamos a la docencia para hacer plata, la mayoría de quienes se dedican a la docencia acá o en los Países Bajos o en China no lo hacen para volverse ricos, tampoco la mayoría de las personas que trabajan en las enfermerías”.
“Y creo que ahí tienen un problema histórico que no pueden ir a lo más profundo, y que tiene que ver con la solidaridad. Estoy convencido que eso es lo que mueve a la mayoría de las personas en el mundo”, expresó Brieger.
Mirá la charla completa
“Geopolítica: Conflictos y guerras”, fue el título de la charla organizada por el Departamento de Cultura de ATE Nacional y la organización Llamamiento Judío Argentino. María Mercedes Cabezas, secretaria general adjunta del sindicato y Alberto Teszkiewicz, del Llamamiento, fueron los anfitriones y moderadores del evento que se puede ver completo en nuestro canal de You Tube.