Por Néstor Espósito | El juicio oral por la causa denominada “Fútbol para Todos” es probablemente de las cosas más ridículas que ocurren en Comodoro Py 2002. No es poco; sobre todo porque se trata de un ámbito donde el ridículo es una constante.
En el juicio comparecen ex funcionarios del gobierno 2003 – 2015 (entre ellos varios ex jefes de Gabinete), dirigentes de clubes de fútbol, de la gremial de los jugadores y empresarios y operadores financieros por un delito genérico: administración fraudulenta en perjuicio de la administración pública.
A menudo las metáforas futboleras ayudan a explicar la realidad. Esta vez será al revés: la vida cotidiana contribuirá a clarificar qué se juzga en la causa “Fútbol para Todos”.
Imagínese que un carpintero concurre a una ferretería y compra una caja de clavos, un martillo, cuatro tablones y un serrucho. Su objetivo es construir una mesa. Paga por esos elementos, llega a su casa y, efectivamente, construye una mesa. ¿Qué responsabilidad tiene el carpintero en lo que el ferretero haga con el dinero que recibió por los clavos, el martillo, la madera y el serrucho? Si el ferretero, en lugar de utilizar el dinero para darle de comer a sus hijos prefirió apostarlo a la lotería ¿qué se le puede reprochar al carpintero?
La respuesta es obvia.
Eso, exactamente eso, es la causa Fútbol para Todos.
El Estado argentino bajo la administración de Cristina Fernández de Kirchner le compró a la AFA los derechos de televisación de los partidos de fútbol de Primera División. La AFA rompió el contrato que tenía con una empresa privada para la transmisión codificada (y con pago extra) de esos partidos. Así nació Fútbol para Todos: el Estado pagó por un producto que luego distribuyó sin costo para el público de fútbol.
El Poder Judicial sostiene que el Estado debió haber controlado qué hizo la AFA con el dinero que cobró por vender los derechos de transmisión de los partidos. Algo así como que el carpintero debió exigirle al ferretero que alimentara a sus hijos en lugar de apostar su dinero a las quinielas.
La jueza María Servini, la Cámara Federal, la de Casación y ahora un tribunal oral sentaron en el banquillo de un juicio oral con penas en expectativa de hasta seis años de cárcel al carpintero.
En el juicio pasan otras cosas insólitas. El tribunal rechazó una nulidad planteada por la defensa del gerente financiero de Futbolistas Argentinos Agremiados Raúl Pagano, pero al mismo tiempo autorizó que Eduardo Amirante, investigado por supuestos cambios de cheques, fue autorizado a viajar a Miami por tres semanas en pleno desarrollo del debate. Un acusado que podría ser condenado a cárcel efectiva salió del país con permiso del tribunal que podría condenarlo.
No es todo: el mismo tribunal autorizó a Natale Rigano, un empresario italiano que negoció la sponsorizacion de Fútbol para Todos con la marca de camiones Iveco, fue autorizado a viajar a su país en 2022. Cuando comenzó el juicio no fue llamado a presentarse. Su defensa pidió que se lo eximiera de estar en el juicio hasta el momento en que él decidiera presentarse a declarar. El tribunal se lo consintió.
Hay más. Pese a que durante la campaña electoral Mauricio Macri prometió que continuaría Fútbol para Todos, en el ejercicio de su presidencia decidió ponerle fin con la excusa de que con ese dinero se construirían tres mil jardines de infantes (que, por supuesto, nunca se construyeron).
¿Cómo se terminó Fútbol para Todos? El Estado argentino le pagó a la AFA para devolverle los derechos de transmisión de los partidos. Sí, leyó bien: el Estado pagó para devolver. Algo así como que el carpintero construyó la mesa, se la llevó al ferretero, se la entregó sin cobrarle un peso y encima le pagó para que se la quedara.
El veterano periodista y ex vocero de la AFA Ernesto Cherquis Bialo explicó ante el tribunal que actualmente celebra el juicio oral: “yo redacté la minuta en el tercer piso de la AFA en la segunda quincena de julio de 2016. Se convocó a los dirigentes para decirles que la Secretaría General de la presidencia estaba dispuesta a resarcir con 1.800 millones de pesos la rescisión del contrato”. En esa época, el dólar cotizaba en torno a los 15 pesos. Es decir que el gobierno de Macri pagó unos 120 millones de dólares para desprenderse de algo que era propiedad del Estado.
¿Quién fue el gestor de esa insólita operación? Cuenta Cherquis: “El presidente de Boca, Daniel Angelici, fue el que voceó a voz en cuello la oferta del gobierno. Ustedes me firman la rescisión del contrato y yo voy a la Casa de Gobierno y traigo 1.800 millones de pesos para rescindir el contrato y que desaparezca Fútbol para Todos’. Los dirigentes hicieron fila y firmaron la rescisión del contrato”.
En el juicio oral no comparece como acusado ni un solo funcionario del gobierno 2015 – 2019. Tampoco Angelici.
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