Redacción Canal Abierto | Por primera vez en 34 años, el gobierno nacional dejó sin financiamiento el programa que selecciona, capacita y acompaña a los representantes argentinos en las Olimpiadas Internacionales de Química.
Pese a ello, los jóvenes estudiantes de secundaria trajeron buenas noticias de Arabia Saudita, donde se acaba de realizar la 56º edición del certamen: Agustín Boutet (EETP 129 de Sunchales, Santa Fe) y Joaquín Ulises (Escuelas Técnicas Raggio, CABA) obtuvieron Medallas de Bronce; Ariel Gaspar Grillo (Politécnico Superior San Martín, Rosario), una Mención de Honor; y Alejo Baikauskas Seipel (Industrial Luis Huergo, CABA), un Diploma de Participación.
Como viene sucediendo de manera initerrumpida desde 1991, las partidas para garantizar los costos mínimos del viaje se acordaron en noviembre del año pasado. Para 2024 se establecieron unos $20 millones que debían cubrir los pasajes y la estadía de los cuatro jóvenes y dos docentes acompañantes.
A la vez, es costumbre que el gobierno nacional establezca el monto a aportar para la realización de las Olimpiadas Nacionales de Química, de donde surgen los mejores estudiantes y futuros representantes a nivel internacional.
Tras el cambio de Gobierno y ante el silencio oficial, la Facultad de Ciencias Exactas (FCEN) de la UBA -ente encargado de la gestión de la comitiva- envió en enero la primera de varias notas formales al hoy degradado Ministerio de Educación. Los intentos continuaron en febrero y marzo, pero en nigun caso obtuvieron siquiera una respuesta.
Ante la evidente negativa, las autoridades tuvieron que salir a buscar el dinero necesario de donantes privados y, por otra parte, de un presupuesto universitario ya de por sí ajustado desde el inicio del gobierno de Milei.
Si bien lograron llevar a nuestros jóvenes químicos, el recorte en cuestión resultó en una reducción del tiempo de preparación de los jóvenes -varios de ellos, oriundos del interior y sin recursos suficientes para subsistir el tiempo ideal en Buenos Aires- y de la comitiva -pasó de seis a cinco-, entre otros “malabares gasoleros” para paliar la eliminación presupuestaria.
“Pudimos resolverlo y a duras penas, pero es una situación insostenible”, explica en diálogo con Canal Abierto el secretario adjunto de la Secretaría de Extensión de la FCEN, Santiago Sosa. “Además, la situación económica vuelve cada vez más difícil conseguir donaciones del sector privado”, agrega.
Por otra parte, el ajuste que estuvo a punto de impedir la participación en Arabia Saudita ahora amenaza la realización de las Olimpiadas Nacionales de Química, que se suelen llevar a cabo en la segunda parte del año con la participación de más de tres mil estudiantes secundarios de todo el país.
Esta instancia local y clasificatoria para el certamen internacional tampoco tiene asegurado su financiamiento. Por esto, desde la universidad ya preven varias dificultades, como la imposibilidad de financiar el traslado y la estadía de los asistentes de las provincias, volviendo más desigual su acceso.
“La idea de esta política pública es ayudar a definir vocaciones e incentivar el estudio en quienes probablemente el día de mañana se conviertan en los próximos profesionales en ciencias, industria o docencia”, cuenta Soledad Antonel, investigadora y una de las profesoras de la FCEN que sostiene el programa.
Habrá que ver qué sucede con otros certámenes internaiconales similares -de Biología o Física, por ejemplo- que tendrán lugar en las próximas semanas, y cuyo financiamiento tampoco está asegurado.
No es novedad la buena performance argentina en competiciones internacinoales de este tipo. Tampoco el hecho de que se consiga con presupuestos inferiores al de la media de los países. Desgraciadamente, sí es noticia -nunca sucedió, ni siquiera en plena crisis de 2001- la eliminación de la más elemental ayuda por parte del Estado, sea por indiferencia, omisión o a partir de una falsa premisa de austeridad.
¿No hay plata?
Mientas recorta unos cuantos miles de dólares a la formación de futuros profesionales y científicos, el Gobierno destina millones a la compra de armamento y consumos suntuosos.
Solo por mencionar un ejemplo, en una de sus últimas giras -a Roma, en este caso- Javier y Karina Milei se hospedaron en el hotel cinco estrellas Intercontinental Rome Ambasciatori Palace, cuya estadía costó $5.711.961. El resto de los 20 integrantes de la comitiva –“reducida”, según Casa Rosada- recaló en el lujoso Hilton Double Tree, con un gasto devengado de $10.320.196. En viáticos, la Secretaria General de la Presidencia informó gastos adicionales por $8.607.644.
El extravagante nivel de vida presidencial contrasta con el ajuste que sufren estos jóvenes estudiantes y los cientos de miles de argentinos que viven de una pensión o jubilación. También choca de frente con el relato “anticasta” que permitió el ascenso de La Libertad Avanza, y cuya actualización es la actual apelación a la idea del “último esfuerzo”.