Por Mariano Vázquez | El bloqueo a Cuba no es historia nueva. Es una realidad vigente y palpable para millones de cubanos. Pasaron más de seis décadas y continúa marcando la vida de tres generaciones de cubanos, quienes han soportado, resistido y sobrevivido a una medida que constituye un crimen contra la Humanidad.
El 2 de noviembre de 2023, la Asamblea General de la ONU condenó por 31º año consecutivo el bloqueo de Estados Unidos a Cuba. Una abrumadora mayoría de 187 votos aprobó la resolución que “insta una vez más a los Estados en los que existen y continúan aplicándose leyes y medidas de ese tipo a que, en el plazo más breve posible y de acuerdo con su ordenamiento jurídico, tomen las medidas necesarias para derogarlas o dejarlas sin efecto”. Solo dos países votaron en contra: EE.UU. e Israel, y una abstención, la de Ucrania.
En 2024, esta demanda global llegará nuevamente a ese recinto. Y urge, por tal motivo, volver a recordar una historia que lleva más de seis décadas y preguntarse: ¿Por qué sigue vigente esta medida que ha sido condenada por la mayoría del mundo y que causa tanto daño? ¿Sabías que hace más de 60 años que EE.UU. impone a Cuba un bloqueo criminal? ¿Sabías que el pueblo cubano lo ha resistido a costa de inmensos sacrificios? ¿Sabías que la solidaridad internacional es imprescindible para denunciar este crimen y apoyar a Cuba?
Como cada año, el gobierno de Cuba presenta un pormenorizado informe sobre las consecuencias y “la necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba”. Bajo el título “Tumba el Bloqueo”, el dosier explica todas las privaciones que sufre la isla a causa de esta política criminal y unilateral.
Las cifras del bloqueo son abrumadoras: Desde 1960 hasta junio de 2022 la afectación por el bloqueo alcanzó 150.418.800 millones de dólares. Solo entre enero y julio de 2021 las pérdidas para Cuba ascendieron a 932 millones.
“La política del gobierno de los EE.UU. se dirige a poner en una situación de ventaja al sector privado cubano y castigar al sector estatal, conociendo que este presta servicios esenciales a todos los cubanos y es garantía de la justicia social y la equidad entre los ciudadanos. Se inserta dentro de un diseño de imposición de cambio de régimen que busca fragmentar la sociedad y estimular una oposición política en función de sus intereses hegemónicos”, explica en uno de los párrafos del informe.
Desde 1959, Cuba es blanco de una guerra con el objetivo de derrocar a la Revolución que triunfó derrotando a una dictadura militar sangrienta. El bloqueo es una práctica de las potencias coloniales para someter por la fuerza, el hambre y las enfermedades a un pueblo rebelde. Busca fragmentar a la sociedad cubana, pero lo que ha logrado es fortalecer el sentido de resistencia y unidad en la isla.
El bloqueo de EE.UU. contra Cuba califica como un delito de genocidio, tipificado en el artículo II, inciso C, de la Convención de la ONU para la Prevención y Sanción del delito de Genocidio que implica el “sometimiento intencional del grupo a condiciones de existencia que hayan de acarrear su destrucción física, total o parcial”.
El 80% de los cubanos –tres generaciones- han nacido y vivido bajo el bloqueo. Este sistema de sanciones es el más abarcador, estructurado y prolongado que ha sufrido país alguno en la historia, y se vio fortalecido en 2018 con 243 medidas del gobierno de Donald Trump, que fueron mantenidas y aplicadas con rigor por el actual mandatario Joe Biden en condiciones de la pandemia de Covid-19, agravaron las incalculables consecuencias humanas.