Redacción Canal Abierto | En 1931, un grupo de musulmanes fundó el Centro Islámico de la República Argentina (CIRA) con el objetivo de organizar y representar a la comunidad en nuestro país.
Desde entonces y a través de una mezquita, un colegio y su sede social en los barrios porteños de San Cristóbal y Parque Patricios, la institución brinda contención a fieles (al menos un millón de nacionales, según estimaciones de 2010) y difunde todo lo concerniente a una de las culturas más ricas del planeta.
En el último tiempo, sin embargo, se convirtieron en objetivo predilecto de los discursos de odio que emanan desde el oficialismo. “Nos estigmatizan y ponen en peligro, con hechos y discursos de islamofobia que extranjerizan a nuestra comunidad”, cuenta Martín Saade, Pro Secretario del CIRA.
“Vuelvan a sus países” es uno de los insultos que sufren, en general vía redes sociales y desde el anonimato. “Parece increíble que tengamos que a esta altura haya que aclararlo, pero no somos extranjeros: formamos parte y aportamos a la construcción de esta Nación”, agrega en esta charla con Canal Abierto.
Es así, al punto que se trata de la tercera colectividad migrante más grande de la ola que pobló estas tierras hace más de un siglo. Es, además, una de las religiones que más crece en cantidades de fieles, muchos de ellos ni siquiera descendientes de árabes.
El otro lugar común, incluso desde las más altas esferas del Ejecutivo, es la idea de que todo musulman es un “terroristas”. Sobre esto, Saade aclara que “el Islam no tiene nada que ver con eso; de hecho, ninguna religión promueve la guerra, sino lo contrario: somos refugios de paz y vehículos para el entendimiento entre las personas”.
“Somos hermanos del judaísmo y el cristianismo, y siempre hemos trabajado para que Argentina sea el faro de convivencia que supo ser”, apunta.
De los insultos a la censura
Tras 13 años al aire y por una orden “desde las más altas esferas”, el Gobierno de Milei retiró de su grilla a El Cálamo, un programa pluralista, religioso y cultural del CIRA que -al igual que católicos y judíos- tenía su espacio en la Televisión Pública. “Existe una relación directa entre la afiliación del Presidente a Israel y este acto de islamofobia”, asegura Saade.
En su lugar, los domingos de 8 a 9, el canal estatal decidió emitir un mismo documental que repite semana a semana.
En concreto, Javier Milei defiende la acción militar que Tel Aviv mantiene sobre Gaza y ya se cobró la vida de más de 45 mil palestinos, genocidio por el cual Netanyahu y su ex ministro de Defensa están acusados por crímenes de guerra.
En marzo de este año, el Gobierno ya había intentado dar de baja el ciclo semanal con la excusa de una supuesta deuda de los realizadores con Sadaic (los derechos musicales que deben pagar todos los programas). Desmentida dicha versión, todo apuntó a la evidente intolerancia religiosa que expresan varios referentes mileistas, y cuyo principal exponente es ni más ni menos que quien hasta hace poco ocupó el cargo de secretario de Culto de la Nación, Francisco Sánchez.
Durante más de una década, El Cálamo abordó la historia, cultura, creencias, filosofía y actualidad de la colectividad argentino-árabe y la comunidad islámica argentina.
Al igual que sucede con el financiamiento que sostiene el CIRA, la producción del programa siempre se realizó íntegramente con fondos propios y no representó ningún costo para el Estado.
Estigmatizados
En agosto de este año, el CIRA solicitó una audiencia a la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, a raíz de una serie de “expresiones de discriminación producto del tratamiento mediático mundial y nacional con el que se estigmatiza a nuestra comunidad”.
No sólo no obtuvieron una respuesta favorable, la funcionaria redobló su ataque a la comunidad a través de la asimilación entre islam y terrorismo. “Esto envalentona a los seguidores del Gobierno, que en redes sociales llegan hasta a amenazarnos de muerte”.
“Hoy no podemos usar una ropa o hábito árabe porque te puede detener la policía, sin razón alguna, para averiguación de antecedentes o perder un vuelo en un aeropuerto; es una situación muy molesta que nos conviertan en enemigos en nuestra propia patria”, señala el representante del CIRA.