Por Manuel Rodríguez | En el marco de La Noche de los Museos y tras unas muestras realizadas el año pasado en el Museo Evita, en el Cabildo y en Morón luego de 50 años sin exponer, el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel presentará La condición humana, una muestra de pinturas, dibujos y grabados, sus obras como artista plástico. La convocatoria es en la sede de la CTA Autónoma Nacional (Bartolomé Mitre 748, CABA) este sábado a las 19.
“Antes se decía que los chicos llegan al mundo con un pan bajo el brazo, aunque ahora el pan parece que lo robaron. Pero yo llegué con un pincel y un lápiz”, dice Pérez Esquivel sobre su relación con el arte, en diálogo con Canal Abierto.
“Yo provengo de una familia muy pobre. Vivíamos en los conventillos comunitarios de San Telmo. Y desde ahí ya comencé a dibujar y a pintar. Iba de San Telmo a La Boca, pasaba mucho tiempo con los barcos porque mi padre era pescador. Después comencé también a estudiar en la Escuela Nacional de Bellas Artes y fui profesor ahí como en otros lados, como en la Facultad de Arquitectura de La Plata”, rememora.

“Así que me fui formando y trabajando desde chico. Para mí, no es que hubo un momento en el que comencé con el arte. Sí me formé profesionalmente, pero siempre estuve. Y de ahí trabajé siempre y sigo trabajando, a días de cumplir 94 años”, aporta.
El único momento en el que la actividad artística de Pérez Esquivel fue interrumpida fue durante el período en el que estuvo privado de su libertad, los 14 meses comprendidos entre abril de 1977 y junio de 1978.
“Teníamos prohibido todo ahí. Ahí no pude desarrollar nada porque estaba totalmente prohibido escribir, hacer ejercicios o hacer cualquier cosa porque éramos castigados. Lo único que podía hacer era leer. Cuando llegaba algún o alguna cosa a nuestras manos, lo compartíamos. Las celdas eran individuales o después estuve con un compañero, pero los iban rotando cada tanto. Pero si uno quiere pensar y tratar incluso de pensar en murales, en esculturas, eso sí. En ese momento dibujé con el pensamiento”, cuenta el referente global de los derechos humanos.

Para la exposición que tendrá lugar en la CTA-A, Pérez Esquivel ha seleccionado obras de diferentes períodos en las que se puede encontrar como hilo conductor la temática latinoamericana. “Hay obras con Tupac Amaru, algunos dibujos sobre los conquistadores, pero también la Pachamama”, adelanta el artista
Y destaca: “Voy a presentar una gran pintura que es La última cena donde incluyo cuatro mujeres, porque en el cuadro de Leonardo (Da Vinci) tan representativo no puso a ninguna mujer en la última cena de Jesús. Acá los discípulos son todos de nuestra generación, con los cuales hemos compartido muchas cosas como Hélder Cámara, Leonardo Boff, Angelelli o Pedro Casaldáliga. El único que no tiene rostro es Judas, porque hay tantos que no sabía a quién poner”.
Quienes se acerquen el sábado al local de la central sindical podrán también escuchar alguna explicación sobre las obras por parte del propio Pérez Esquivel. También se expondrán obras referidas a la consigna Vivas nos queremos, el genocidio qu esufre el pueblo palestino o un retrato en homenaje a Nora Cortiñas, a quien el Premio Nobel de 1980 define como “una gran amiga”.
Las temáticas de las obras se condicen con las causas por las que Pérez Esquivel milita hace décadas.
“El arte para mí no es una cosa separada de la vida. No es un hobby, sino que es un lenguaje que expresa lo que uno viene viviendo y compartiendo en las luchas con los pueblos, tanto de América Latina como del mundo”, expresa.

Si bien esta presentación se suma a las del año pasado con las que cortó una racha de medio siglo sin exponer, el artista no abandonó la producción. “No he estado exponiendo por muchos motivos. Desde que estuve perseguido, pero después en democracia también he estado ocupado con actividades políticas. Y, además de generar las obras, planificar una muestra demanda tiempo y trabajo”
“He trabajado mucho en otros países -cuenta-. Hay cosas que son regalos que he hecho en distintos países. Por ejemplo, en Ecuador hay en la catedral un gran mural de 8 metros por 5 de altura que tiene que ver con los mártires de América Latina. Muchas obras mías están en Japón, en la India, en América Latina”.
“La última obra que hice fue en Galicia en homenaje a todos los emigrantes. Era el pueblo de mi padre, que también fue un emigrante pescador que vino para estos lados y se quedaron aquí. Es una gran obra con siete bloques de mármol de la región. La piedra más liviana pesa 10 toneladas. La base del monumento tiene 20 metros y la gente puede pasear por dentro del monumento”, agrega.

Y también resalta una obra que realizó para Casa Nazaret, en la Iglesia la Santa Cruz, espacio que durante la dictadura sirvió como cobijo para la organización de las Madres de Plaza de Mayo y familiares de desaparecidos. Es el lugar al que llegó como infiltrado Alfredo Astiz, donde dio los conocidos como “besos de Judas”, ya que era la forma en la que marcaba a quienes después los grupos de tareas debían secuestrar. Ese operativo culminó con la desaparición de la fundadora de Madres, Azucena Villaflor y las religiosas de origen francés Alice Domon y Léonie Duquet, entre otros activistas.
“Es una obra que tiene que ver con la lucha: aparecen las monjas al lado de la Virgen. También están Angelelli y el padre Carlos Mujica. Ese fue uno de los pocos lugares que en los momentos más duros siempre mantuvieron las puertas abiertas y un compromiso social, espiritual y cultural. Ese es un lugar al que quería hacerle ese regalo”, explica Pérez Esquivel para esta nota.
El artista y luchador adelanta que sus próximos pasos en el arte consisten en “una gran muestra en el Museo de la Boca de Quiquela Martín, a quien conocí cuando era joven”.
“Yo era chico e iba a comer tallarines con Quiquela. Y estoy trabajando en 40 pinturas sobre la ópera de Astor Piazzolla y Horacio Ferrer, María de Buenos Aires”, agrega.
Entre sus obras se encuentran también el Monumento de Refugiados, situado en la Sede Central del Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados en Suiza; el mural Pueblos Latinoamericanos en la Catedral de Riobamba en Ecuador, en Pucahuaico, dedicado a Monseñor Proaño y los pueblos indígenas, entre otros.
Más allá del evento del sábado, ante la consulta sobre la actualidad y el triunfo del Gobierno en las elecciones de medio término, Pérez Esquivel analizó: “Hay muchos jóvenes que votan y que no tienen memoria. Tampoco hay un análisis de la gravedad. Yo en el CCK antes de las elecciones de 2023 dije claramente a toda la gente que estaba en el acto que no voten a su verdugo. Uno hace una lectura de la realidad, la desocupación o el hambre”.
“Estamos lanzando una campaña contra el hambre. Parece mentira que en un país productor de alimentos como Argentina haya gente con hambre y que haya que estar repartiendo cajas de comida o haciendo ollas populares”, alerta.

También advierte sobre “la destrucción que quiere hacer este Gobierno de la enseñanza pública, libre y gratuita, así como de la salud”.
“Estuve en el hospital Garrahan apoyando a los médicos, médicas, enfermeros y personal del hospital, como en el CONICET”, recuerda.
Para completar el panorama, el tambien presidente del SerPaj (Servicio de Paz y Justicia), un organismo fundado en la década del 70, lamenta la situacion nacional actual. “Al pequeño y mediano productor lo han destrozado. Muchas fábricas se fueron del país, han cerrado miles de pymes. Y sin embargo, lo votaron. Entonces hay que esperar que la gente reaccione, pero yo le pediría a los partidos políticos que están en la oposición que, por favor, se unan”, apunta, y sintetiza:
“No puede cada uno salir por su cuenta. Hay que pensar en el país y no en las internas partidarias. Es el país, es el pueblo que lo necesita. Hay falta de conciencia porque (Milei) está contra todos los gobiernos de América Latina, pero viaja permanentemente a Estados Unidos y apoya el genocidio de Israel. Entonces, por favor, piensen qué país quieren, si quieren una colonia norteamericana o quieren un país libre y soberano. Este es el dilema”.

