Por Ricardo Berenguer* | Una canción de María Elena Walsh dice: “Señora de ojos vendados que estás en los tribunales, sin ver a los abogados, baja de tus pedestales, quítate la venda y mira: ¡cuánta mentira! Señora de ojos vendados,
con la espada y la balanza, a los justos humillados no les robes la esperanza. Dales la razón y llora, porque ya es hora.”
Hay tantos ejemplos de insensibilidad judicial, de jueces que inclinan la balanza hacia los poderosos, hacia los que mejor pueden hacer oír su voz con abogados costosos.
Frente a ésos, existen pocos casos de jueces que tienen una actitud más cercana a la Justicia.
Couture, maestro del derecho procesal decía: “4°) Lucha. Tu deber es luchar por el Derecho: pero el día que encuentres en conflicto el derecho con la justicia, lucha por la Justicia”.
Lamentablemente son muchos los jueces que exponen esas máximas en sus despachos y pocos, los que las siguen. Por eso es destacable la presencia de un juez que en reiteradas ocasiones se inclinó por el derecho de los más desvalidos.
El Juez Arias es uno de esos seres sensibles del Derecho y la Magistratura que supieron hacer valer el derecho de los consumidores frente a las empresas monopólicas que fijaron aumentos incumpliendo la regulación legal; contra obras sociales que no cumplieron con su obligación; contra la administración pública cuando no garantizó derechos constitucionales ( vivienda, información).
Uno de los casos por los que se lo cuestiona es el de la trágica inundación de La Plata, momento aciago en el que su despacho se convirtió en uno de los pocos, si no el único, donde se escuchó el reclamo de los ciudadanos que buscaban información y Justicia.
*El autor de es Director de la Cátedra Libre Niños, Adolescentes y Jóvenes de la UNLP y miembro del Foro por los Derechos de la Niñez