Redacción Canal Abierto | Las ganas del jefe comunal de Bariloche, Gustavo Genusso, y el gobernador de Río Negro, Alberto Weretilneck, han encontrado una resistencia en el pueblo de Bariloche cuyas fuerzas están en plena medición. Es que detrás de la prórroga de la concesión del Cerro Catedral, los vecinos entrevén destrucción ambiental y negociados que podrían herir de muerte a la economía comercial local.
El proyecto de ley que extiende la concesión del Catedral al grupo Vía Bariloche hasta 2056 fue aprobado ayer por el Pro y el oficialismo de Juntos Somos Bariloche (antes kirchneristas, ahora amigos de Cambiemos). No obstante, la modalidad bajo el que fue presentado amerita una segunda votación a ser convocada no antes de los próximos 14 días.
Mientras la mayoría de concejales se aprestaba a levantar la mano, vecinos autoconvocados junto a organizaciones sociales, sindicales y políticas recolectaron en su primer día alrededor de mil firmas para impulsar un referéndum popular. Lo hicieron ante la mirada de un escribano público en tres mesas: durante la mañana frente a la sede legislativa municipal y a la tarde en el gimnasio de la junta vecina del barrio Las Quintas y en el Centro Administrativo provincial.
Si la pueblada alcanza el 3% del padrón electoral, equivalente a 2800 firmas, el Concejo podría tratar el referéndum. Si no lo abordara, los vecinos podrían obligarlo a partir de las firmas del 10% del padrón.
Días atrás se realizó una audiencia pública que contó con más de cien participantes. La mayoría se pronunció en contra de la prórroga por diversas razones. Hay quienes dicen que no se realizaron estudios ambientales, otros alegan que la carta orgánica prohíbe la construcción inmobiliaria en la base del cerro (cláusula incorporada a la prórroga) y algunos sostienen que el canon es muy bajo para la rentabilidad empresaria. En total son 70 hectáreas a las que se proveerá de gas, agua y luz en una ciudad donde la mitad de los habitantes no tiene conexión a gas natural ni cloacas.