Por Claudio Lozano* | Escribir una columna sobre el escenario productivo PyME y lo que el Gobierno debiera hacer en el contexto actual de la economía argentina resulta un tanto desconcertante. Para un Gobierno cuya prioridad ha sido calmar a los mercados financieros, el escenario productivo pierde importancia y las PyMES desaparecen.
El achicamiento del mercado interno por caída del consumo popular, la apertura al ingreso de producción importada, el aumento descomunal de las tarifas y de las tasas de interés, y la decisión de no involucrarse en los problemas de abusos de posición dominante existentes en las distintas cadenas de valor, configura una tormenta perfecta que destruye a los pequeños y medianos propietarios del comercio y la producción, promoviendo una mayor concentración de la economía.
Este escenario resulta particularmente destructivo en el sector industrial, donde alimentos y servicios caros depredan el salario destruyendo la demanda. A esto se suman costos financieros y de infraestructura que destruyen la competitividad.
El impasse electoral que se tomó la política económica oficial en 2017 atenuó el impacto negativo que las políticas descriptas habían generado en 2016. Pero el triunfo electoral del Gobierno y la corrida cambiaria al FMI han agravado el cuadro.
El Gobierno propone un escenario para los próximos tres años de caída del empleo y los salarios, freno de la obra pública, recorte severo de las transferencias a las provincias, más aumento de tarifas y mayor endeudamiento.
El Gobierno repite la historia de buscar «el Cavallístico objetivo del déficit cero» profundizando la recesión y el endeudamiento. Hacia finales de la convertibilidad esta misma tríada (déficit cero, recesión y endeudamiento), puso a la Argentina en un ajuste sin fin con cuatro años de recesión, caída del 20% del PBI y un aumento de la pobreza que superó el 50% de la población.
Si en contextos de crecimiento de la economía las PyMES necesitan de tratamientos diferenciales en materia comercial, impositiva, tarifaria y tecnológica, dado el grado de concentración y extranjerización de nuestra economía, en el contexto actual, el tratamiento diferencial es imprescindible aunque no necesariamente alcanza a compensar el conjunto de impactos negativos hoy vigentes.
En este escenario no hay futuro para las PyMES ni tampoco para el cambio productivo que nuestro país necesita.
*Agencia CTA