Redacción Canal Abierto | Las explicaciones tecnócratas atribuyen el incremento meteórico de esta cifra a cuestiones meramente administrativas. Sin embargo, el aumento del 71% en la cantidad de cheques rechazados en junio respecto al mismo mes del año pasado tiene explicaciones del orden de la economía real.
“A partir de la conferencia de prensa del 28 de diciembre, sistemáticamente el Banco Central (BCRA) empezó a subir la tasa de interés y ya la duplicó. En ese periodo, también creció un 50% el riesgo argentino, o dicho de otra forma el costo de endeudamiento de las empresas y del Tesoro a nivel internacional”, explica Alejandro López Mieres, especialista en finanzas del Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP). Y agrega: “A eso hay que sumarle que estamos en el medio de una corrida cambiaria tremenda, de un 50% de incremento del dólar. Y que la tasa activa, la tasa a la cual los bancos se pueden endeudar, toca el 50%, mientras que la tasa a la que las pymes que tienen que descontar cheques o tienen que financiarse está arriba del 100% anual. Es una combinación fatal”.
Una línea de créditos a tasas subsidiadas por hasta $10.000 millones fue justamente una de las tres promesas que el presidente Mauricio Macri le hizo recientemente a los empresarios del sector en la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) durante el acto por el Día Internacional de las pequeñas y medianas empresas, luego de recordarles que “son el corazón, el motor de la Argentina”. Pero el impacto de la medida todavía no llegó a las enflaquecidas finanzas que en dos años costaron el cierre de cerca de 5.000 pymes.
Aunque aún existe un 35% de la economía que permanece en la informalidad, el resto de las transacciones están bancarizadas, por lo que los costos bancarios y de endeudamiento repercuten directamente en la economía de empresas y comercios. Pero eso no es todo.
Según López Mieres, “el encarecimiento para financiarse explica en parte el crecimiento de cheques rechazados, pero ese encarecimiento también determina una conducta recesiva muy fuerte, una caída del consumo monstruosa que es el factor determinante en la ruptura de la cadena de pagos”.
“La suba de las tasas de interés, la política del BCRA para contener la suba del dólar, termina siendo destructiva para el sistema productivo y para el comercio, porque las tasas son profundamente positivas respecto de la inflación, pero no de la devaluación –sostiene el especialista-. Y hay un pasaje a precios de la devaluación. Las tarifas, los combustibles, los alimentos tienen una correlación muy importante con el tipo de cambio. Cuando aumentan, eso repercute es la licuación de los salarios, que junto con las jubilaciones quedaron atrasados respecto de la inflación. Es decir que no hay ventas porque se cayó el consumo abruptamente, la gente no tiene plata para comprar”.
En números, el porcentaje de cheques rechazados en junio fue de 1,2 por ciento, mientras que un año atrás habían rebotado un 0,7 por ciento, según datos del propio BCRA. Se trata de un fuerte indicio de que la cadena de pagos comienza romperse.
Como forma de paliar esta baja del consumo, el paquete prometido por Macri a la CAME a fines de junio también contemplaba una renovación de los planes de financiación Ahora 3, 6, 12 y 18 hasta fin de año, lo que por el momento no pareció haber hecho la diferencia.
“Lo que se gatilló como una crisis financiera, ahora empieza a tener un impacto en la economía real –resume el referente el IPyPP-. Por eso las proyecciones de crecimiento cayeron abruptamente. De pasar a creer que el país iba a crecer entre un 2 y un 3% en 2018, ahora si el crecimiento es de 0% se dan unos besos”.