Redacción Canal Abierto | El riesgo país y el valor del dólar volvieron, esta semana, a los zócalos televisivos. La corrida cambiaria y la caída de las acciones argentinas en Wall Street mostraron que los mercados le dieron la espalda al gobierno argentino.
Desde algunos sectores, culparon de la debacle a la incertidumbre política preeleccionaria, pero nada es tan sencillo. “El mercado en algún momento descontó la posibilidad de que Macri fuera reelegido, y lo que está viendo ahora es que su política es mala y que está decayendo”, analiza Matías Kulfas.
Kulfas es economista, académico, escritor y consultor. Fue director del Banco Nación y gerente del Banco Central y entiende que el Estado podría regular mucho más de lo que regula.
El Gobierno trata de despegarse de las culpas, poniéndolas en el gobierno pasado y ahora en el futuro, ¿qué responsabilidad tiene de lo que pasa? ¿Qué medidas propias explican esta crisis?
-La liberalización financiera comienza a fines de 2015. Ahí lo que hizo el Gobierno no fue desarmar el cepo cambiario y volver a la regulación cambiaria que había antes de la aplicación del cepo, sino que fue mucho más allá. Eliminaron por completo las regulaciones de liquidación para exportadores, todos los requisitos de permanencia para los inversores financieros. Son regulaciones recomendadas por literatura económica especializada que evitan estas corridas financieras tan marcadas. El Gobierno se desprendió por completo de la regulación del mercado de capitales, y con eso quedó preso de las necesidades financieras de los grandes fondos de inversión. Ahí está la madre de todos los problemas.
“El Gobierno se desprendió por completo de la regulación del mercado de capitales, y con eso quedó preso de las necesidades financieras de los grandes fondos de inversión”.
¿Por qué lo hizo?
-Confió en que esta apertura financiera iba a generar un interés tremendo en el mercado argentino, y lo que generó fue un interés muy grande en obtener renta financiera de corto plazo y, ante una situación que no les gusta, volver a salir.
¿Se trató de inoperancia?
-De una lectura equivocada del contexto internacional. El Gobierno se ubicó en el escenario de auge de la globalización, como fueron los 90, donde había tasas de interés muy bajas y el apogeo de los comodities, y pensó que porque eran un gobierno de empresarios iban a llover las inversiones productivas. Pero estamos en un momento distinto, ganó Donald Trump en Estados Unidos, hay malestar en Europa.
Uno puede disentir con su mirada sobre la economía, pero además se equivocaron respecto del momento histórico. Apostaron todo a que el ingreso de capital financiero iba a resolver los problemas y generaron problemas mucho más graves.
¿Cuál debería ser la respuesta política a esta crisis?
–Herramientas para controlar esta corrida hay un montón, el problema es que necesitás un gobierno que crea en ellas. Hoy por hoy, el FMI no va a estar de acuerdo con medidas que intenten regular el mercado, y no hablo de cepo, pero sí de un mercado cambiario donde haya una oferta más previsible, donde haya liquidación de exportación en un plazo razonable y cosas que no están ocurriendo.
Se necesita un gobierno que negocie con el FMI, no que les ceda la gestión, como ha hecho el gobierno de Macri. Tiene que haber un gobierno que negocie una reestructuración de la política económica, porque lo que tiene que entender cualquier acreedor es que si el país no vuelve a crecer, si sigue en este rumbo, no va a poder pagar nada. Un país que destruye capacidad productiva, que tiene tasas de interés que lleva siete meses en niveles altísimos, es imposible que recupere crecimiento. No se trata de un cambio revolucionario, sino de darle al Estado herramientas, como tienen muchos países, para volver a tomar las riendas de la economía y volver a crecer. No es sencillo, pero es factible.
“No se trata de un cambio revolucionario, sino darle al Estado herramientas, como tienen muchos países, para volver a tomar las riendas de la economía y volver a crecer. No es sencillo, pero es factible”.
¿Y este gobierno lo puede hacer?
-No lo pueden hacer porque no creen en eso. Es el peor camino, hacer eso en lo que no creés, porque lo vas a hacer mal.
¿Quiénes son los ganadores de esta corrida?
-Hay actores del mercado financiero, de los fondos de inversión que están haciendo su negocio. Los que tienen capacidad para anticipar los grandes movimientos del mercado, que compran barato y venden caro, se benefician. Pero son pocos. Yo no diría que el gobierno de Macri es un gobierno proempresario: a la gran mayoría del empresariado pequeño y mediano, incluso grande, le ha ido mal. El mapa de los ganadores en la Argentina de este período es muy acotado. El sector de las finanzas internacionales, empresas de la energía y un poquito del agro, no mucho más.
¿Cuán cerca estamos del default?
-Yo no creo que estemos cerca de un default. En el corto plazo tenemos vencimientos con el sector privado que el FMI ha ido cubriendo con desembolsos, con lo cual están resueltos los pagos de deuda de los próximos meses sin problemas. Más adelante vamos a tener vencimientos con el FMI que probablemente haya que renegociar.
¿Y a qué obedece que esta corrida ocurra ahora?
-El mercado en algún momento descontó la posibilidad de que Macri fuera reelegido, y lo que está viendo ahora es que su política es mala y que está decayendo. Estamos entrando a un proceso electoral y el Gobierno entra de la peor manera. Macri sale a decir que el problema es que los mercados piensan que la gente quiere volver al pasado y que va a votar el regreso de Cristina Kirchner, pero el problema es Macri, que el gobierno está mal, que ha ido de tropiezo en tropiezo. El último coletazo fue el de octubre, donde implementaron medidas de política monetaria súper restrictiva, con una base monetaria fija, siguiendo uno de los grandes ítems de la ortodoxia argentina: si no se emite más, la inflación va a caer. No sólo no cayó sino que se volvió a acelerar.
Había una expectativa en un momento de que este gobierno tenía continuidad y un cambio de gobierno generará reglas del juego diferentes. Hay actores que prefieren por lo menos esperar a ver qué pasa. Entonces hay compra de dólares, venta de bonos argentinos, salida de capitales. No creo que tenga que ver con un default a corto plazo, sino que son posicionamientos naturales y, por supuesto, también especulativos.
¿Es muy apresurado decir que este gobierno está de salida?
-La impresión que da hoy es que el gobierno de Macri está terminado políticamente. Esto no significa que no tenga ninguna chance de ganar las elecciones, pero me cuesta imaginar cómo sería otro gobierno de Macri con este nivel de desgaste, es una situación muy difícil de revertir si reelige. Creo que como proceso político se terminó, lo que no quiere decir que se terminó Cambiemos.
“La impresión que da hoy es que el gobierno de Macri está terminado políticamente. Esto no significa que no tenga ninguna chance de ganar las elecciones, pero me cuesta imaginar cómo sería otro gobierno de Macri con este nivel de desgaste, es una situación muy difícil de revertir si reelige”.
Más allá del gobierno que venga, ¿qué 2020 dejará Cambiemos?
-Dejará una situación muy complicada. Con una economía en recesión, con una inflación que es doble de la que recibió, una deuda externa que es el triple en términos de relación con el PBI, con un contexto de un montón de empresas en problemas. Y no resolvió los problemas.
Entrega un país peor que el que recibió…
-Definitivamente. El gobierno de Mauricio Macri nos deja una deuda externa con un peso tres veces más grande que el que dejó Cristina Kirchner y una inflación que por momentos es el doble. Y con el FMI dando indicaciones no es un país más ordenado, como dicen. Sí creo que lo que ellos piensan es que con el Fondo Monetario adentro de la economía argentina lo que han comprado es una especie de seguro antipopulismo. Es como decir “el que venga, sea quien sea, va a tener que sentarse a discutir con este sello que responde a determinados intereses y una visión de la economía”. Pero hay muchas visiones de la economía, y ésta no es de las más exitosas.
Foto: Francisco Kovacic, semanario Preguntas