“Destrucción de la destrucción” es la expresión que, en un escrito del siglo XII, empleó el filósofo andalusí Averroes para responder al libro Destrucción de los filósofos, con el que teólogo persa Algazel había defendido la ortodoxia del Islam contra la amenaza del pensamiento griego que introducían los llamados falasifa o filósofos. Aunque sugestiva, se trata de una fórmula –la de Averroes– que designa una imposibilidad cuando la destrucción de la que se trata no es del orden de la teoría sino de las cosas y de los seres.
No nos será pues posible una destrucción de la destrucción que se abatió sobre la economía, la cultura, las vidas concretas, los vínculos y la sociedad argentina en general durante los últimos oscuros cuatro años. No será posible hacer que la destrucción no haya existido; sucedida, no es posible destruirla. Deberemos hacer otra cosa con el estropicio en el que quedaremos sumidos. Por lo que la pregunta urgente es ¿qué hacer con una destrucción como la que el macrismo le propinó a la Argentina?
*Filósofo, ensayista. Fue decano de la facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba, es investigador independiente del CONICET, y docente de filosofía política (UNC). Publicó La cautela del salvaje. Pasiones y política en Spinoza (2001), Spinoza. Una introducción (2009, Quadrata, en Red Editorial), Lo interrumpido. Escritos de filosofía y democracia (2017), entre otros tantos.
Acerca de 27 de octubre: Una revista para pensar en la coyuntura electoral los posibles comunes. Una cuenta regresiva hasta la elección. Cada día una nota escrita por amigues diferentes. En cada nota el pensamiento como potencia de lo presente. Y un punto de llegada: fuerza de rebelión y de fiesta para no quedarnos solo con lo que hay.