Por Sofía Acosta | ¿Qué ocurre con los abortos en cuarentena? ¿Cómo es el acompañamiento? Belén Grosso, activista feminista de Socorristas en Red y parte de la campaña “En un mundo justo, las niñas no son madres”, relata los desafíos de la organización y por qué se relanzó este mes.
“Deseamos un mundo, o muchos mundos, donde las infancias puedan ser pensadas en su pluralidad, en sus diferencias y singularidades; reconocer a las infancias desde las múltiples vidas que construyen ese tiempo tan particular. Elogiarlas. Abrigarlas. Escucharlas. Albergar y expandir sus deseos”, así comienza el documento publicado esta semana por Socorristas en Red -feministas que abortamos-.
Socorristas, es una articulación de colectivas de Argentina que brinda información siguiendo los protocolos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y que acompaña a mujeres y personas gestantes a interrumpir embarazos de forma segura y cuidada.
“La campana el año pasado tuvo efectos muy importantes, pero este año las devoluciones son distintas, por el tiempo que estamos viviendo. Es tan difícil lo que estamos atravesando que nos está poniendo más receptivas de algunos temas. El Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio (ASPO) puso en evidencia situaciones de violencia intrafamiliares. El propósito y los horizontes son pensar y repensar los cuidados y la infancia, los tiempos de fragilidad. Es una campaña que nos hace pensar en los niños y en las niñas, que en este momento particular están sufriendo violencias exacerbadas”, señala Grosso.
Desde el principio del aislamiento, la organización tuvo que modificar todo su hacer, pensar en que ya no se podrían reunir más con quienes decidían abortar. “Nos costó al principio pero rápidamente fuimos encontrando la vuelta a seguir con los acompañamientos que siguieron y crecieron. En cada llamada hay más angustia de saber si van a poder o no realizar la práctica del aborto que están decidiendo hacer”, indica la socorrista.
Según las estadísticas que pudieron formular, desde el primero de enero de este año, al 25 de julio, las socorristas acompañaron a 9.000 personas que decidieron abortar en toda la red del país. Reorganizaron los modos de acompañar, pero nunca dejaron a las personas que estaban decididas a interrumpir su embarazo no deseado.
El proceso de acompañamiento comienza cuando la persona se pone en contacto con una activista. A partir de ahí, dependiendo de la provincia y la zona en la que vive, a través de llamada o videollamada se la contiene y se la pone en contacto con un profesional que pueda recetar el Misoprostol y se le indica los pasos a seguir. En la página y las redes de Socorristas en Red, se encuentran los protocolos, paso por paso indicados y actualizados según la OMS.
En ese llamado, enseñan cómo se usa la medicación y acompañan durante todo el proceso, si hay dudas, preguntas o miedo, lo atraviesan juntas.
“Hay distintas maneras de llegar a la medicación y de que la consigan. Es una información que hay que cuidar mucho para no tener represalias. Desde Socorristas ayudamos a través de distintos medios, a veces las ponemos en contacto con algún profesional que pueda hacer una receta. De mil de maneras las mujeres se las ingenian para conseguir la medicación porque cuando están decididas a abortar tienen la decisión y van a hacer lo que sea”, resalta Grosso.
Existen provincias como Santa Cruz y Mendoza, en la que no hay grupo de socorristas pero sí se hacen acompañamientos a distancia. Aunque la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología (ANMAT) autorizó en 2018 la venta de Misoprostol en las farmacias para uso ginecológico, en Mendoza no se puede comercializar porque una ley lo prohíbe y esto dificulta el acceso sin embargo, gracias a otras articulaciones como la Red de Profesionales por el Derecho a Decidir, los abortos pueden realizarse.
En Argentina, cada tres horas, una nena de entre 10 y 14 años entra a una sala de parto. Son un promedio de ocho bebés los que nacen de sus vientres por día; casi 3.000 al año. Tanto el Ministerio de Salud, como los organismos internacionales alertan sobre los riesgos físicos y mentales de las niñas y adolescentes con embarazos forzados.
“En un mundo justo las niñas no son madres es también una apuesta de profunda responsabilidad social desde la certeza de estar a(r)mando un mundo feminista”, enfatizan desde Socorristas en Red.