Redacción Canal Abierto | El reclamo policial “devino en un intento, objetivamente hablando, de desestabilización”, afirma Ricardo Ragendorfer.
Y es que la movilización de un grupo de efectivos de la Policía Bonaerense hacia la quinta presidencial de Olivos que terminó en una suerte de apriete armado al Poder Ejecutivo no tiene, para él, múltiples lecturas. No fue torpeza, ni ingenuidad, ni falta de organización.
Para Ragendorfer, periodista especializado en policiales y autor de diversos libros sobre las fuerzas de seguridad, lo que resta saber es el trasfondo.
¿Hay algo más detrás del reclamo salarial de la Policía Bonaerense?
—No sé qué pensar al respecto. Máxime cuando el día anterior, es decir el sábado a la noche, una ex asesora de Patricia Bullrich en el Ministerio de Seguridad de la Nación, Florencia Arietto, se va de boca y anuncia que la Bonaerense estaba preparando una medida de fuerza. Y aporta, incluso, algunos detalles, como que había reuniones en ese momento para decidir esa cuestión.
Al ser repreguntada, se da cuenta de que había metido la pata, esgrime una serie de balbuceos y se calla la boca. Después dice que en realidad había leído esa información en las redes sociales. En efecto, había algunos posteos en una página de un seudo sindicato policial, pero en ningún momento esos posteos hablaban de reuniones. Por lo tanto, supongo que ella tendría esa información por otro lado.
¿Qué pensás sobre la reacción de Juntos por el Cambio ante el reclamo policial?
—No fue un hecho menor que en las primeras horas del conflicto recibieran inmediatamente el apoyo, a través de un comunicado, de Juntos por el Cambio junto con declaraciones de (Cristian) Ritondo, de (Alfredo) Cornejo, y de otras personas vinculadas a esa fuerza política.
También fue significativo que ya en la mañana del martes, cuando el gobierno provincial anunció que iría a articular un aumento de salario, frente a una predisposición más o menos aceptable ante el reclamo, ese reclamo en vez de apaciguarse se haya incrementado, como si en efecto hubiese una especie de mar de fondo en el asunto.
¿Fue torpeza en el reclamo de un sector que no está acostumbrado a la organización o un intento de desestabilización? ¿Fueron usados por la oposición o cómplices?
—Hay dos posibilidades: que la oposición haya estado detrás de ese reclamo o que lo haya carancheado. De todas maneras, en ambos casos, eso devino en un intento, objetivamente hablando, de desestabilización.
Uno de los problemas en este caso fue la falta de referentes con quiénes dialogar para llegar a un acuerdo porque la Bonaerense no tiene una organización sindical. ¿Es posible sindicalizar la policía y es deseable hacerlo?
—Es imposible sindicalizar un cuerpo militarizado. El carácter militarizado de las fuerzas policiales hace imposible esa instancia.
Pero en tanto trabajadores deberían poder…
—Pero son trabajadores armados y sometidos bajo un régimen militar. Eso significa que, por un lado, al tener en sus manos la mal llamada «violencia del Estado» es peligroso que la usen para sus propios intereses como lo han hecho el miércoles.
Y, por otra parte, se trata de una estructura laboral, porque son civiles armados, que tiene doble escalafón: por un lado está el personal subalterno, y por otro lado está el personal superior. En ese sentido, cuando hagan un reclamo, si están sindicalizados, ¿a quién se lo van a hacer? ¿Al Estado? ¿Al comisario? Significaría romper la cadena de mando, dado que se trata, repito, de un cuerpo militarizado.
¿No hay policías sindicalizadas?
—Las únicas policías sindicalizadas son las no militarizadas, como la de Holanda. La policía holandesa tiene un sindicato y son considerados trabajadores como los maestros o los médicos.
Pero no están armados…
—Pero no están armados.