Redacción Canal Abierto | “Creo que los dos desafíos más grandes que vamos a tener en este año que empieza, además de un formidable plan de vacunación, es repensar todo el sistema de salud en la República Argentina (…). Nuestro país debe ser en toda Latinoamérica el que más recursos humanos, tecnológicos e inversiones tenga en materia de salud. Lo que pasa es que lo tenemos dividido en tres sistemas: público, privado y obras sociales. Vamos a tener que repensar un sistema de salud integrado”.
El hilo de Twitter de la vicepresidenta Cristina Fernández que antecede data del 18 de diciembre de 2020, luego de un acto en La Plata donde había expresado más o menos lo mismo. Con esas declaraciones puso en vilo a gremios y empresarios de la salud privada, quienes a lo largo de la pandemia han manifestado dificultades en el sistema –sobre todo estos últimos–pero sólo en relación a la presunta necesidad de aumentar las cuotas de las prestaciones.
Este lunes, y otra vez desde la capital bonaerense, la mandataria insistió: “Vamos a tener que repensar todo el sistema de salud. Las prepagas no saben dónde colocar a la gente. Dicen los que saben que tal vez vengan otras pandemias. Lo peor que nos puede pasar es negarnos a discutir la realidad”.
Pese a que desde el Gobierno no se explicitó un plan en este sentido, los dichos de Cristina abrieron la oportunidad para un debate necesario en tiempos de COVID-19.
“Plantear un nuevo sistema de salud implica plantear la soberanía sanitaria –analiza Marina Joski, secretaria nacional de Mujeres y Diversidad de la UTEP y coordinadora de la Central de Emergencias Villeras–. Con la pandemia se vio muy clara la necesidad de pensar la producción pública de medicamentos. Hoy esto se pone en valor en relación a lo dificultoso que ha sido traer la vacuna, y nos pone a pensar las patentes como una propiedad universal de la humanidad, en la necesidad de fortalecer las redes científicas de investigación. Incluso es el discurso de Estados que han sostenido esta forma de capitalismo a ultranza como Estados Unidos. Esto nos pone a ganar la discusión”.
Los cuatro sectores
En 2019, Joski integró la multisectorial que elaboró los “15 Puntos por el Derecho a la Salud”, plataforma que se proponía incidir en los debates de la campaña electoral e imponer su agenda al que sería el próximo gobierno a partir de un diagnóstico desalentador del actual sistema sanitario, incluso cuando el coronavirus todavía no aparecía en ningún horizonte.
Hoy, la referente popular asegura: “En la pandemia quedaron varias cosas muy claras. En principio, que hay tres sistemas existentes pero también hay un cuarto que tiene que ver con la organización comunitaria de la salud. La comunidad se ha autorganizado para acompañar el dolor del pueblo, la respuesta fue poderosísima y no fue improvisada, sino que respondió a los saberes construidos previos, preinscriptos en los cuerpos de las promotoras de salud, con una formación gigante y una articulación increíble con las instituciones del Estado”.
Y agrega: “Hubo todo un entramado no sólo para responder a las necesidades de alimentación en los barrios populares, sino de abordaje en relación a las violencias, de acompañamiento psicosocial. Acompañaron los operativos Detectar, relevaron a las personas en situación de riesgo, inscribieron para la vacunación, hicieron campaña para que la gente se vacune, lidiaron con las necesidades del aislamiento. Esto hay que agregarlo a la propuesta de un sistema integrado de salud. Es central la participación de la comunidad en la construcción de la salud y no sólo de la respuesta a la enfermedad. Hay que poder entramar un sistema de salud mixto, que ya convive: el privado, el público, el sindical y el comunitario”.
La salud como herramienta comunitaria
Casi como una respuesta a las declaraciones de la vicepresidenta, este miércoles las empresas de medicina prepaga agrupadas en la Unión Argentina de Salud (UAS) presentaron una “medida cautelar autónoma” que les habilite un aumento urgente de las cuotas en un 9,77%. Y su presidente, Claudio Belocopitt, le reclamó al Gobierno que “aclare” si existe un plan para estatizar el sistema.
Para Joski, esto demuestra que la crisis sanitaria mundial abre la oportunidad de dejar de pensar “la salud mercantilizada” para considerarla “una herramienta de construcción popular, comunitaria, nacional”. Y en ese sentido imagina que es el momento de encarar la urbanización e “integración de los barrios populares, la dotación de dignidad de la vida en relación a los servicios públicos, y la calidad en la alimentación” como factores que inciden en la salud.
Luego finaliza: “La pandemia nos muestra la cara del poder real: cuánto han crecido los laboratorios, la industria farmaceútica, la industria del conocimiento avanzando sobre las economías y sobre los Estados. Proponernos la integración de un sistema de salud desde un pensamiento soberano implica también ver cuán contradictorios son ciertos intereses concentrados en relación con la salud mundial. Creo que esto es posible”.
Foto: Sebastián Suarez Meccia / La Capital