Canal Abierto Radio | El Partido Comunista de China (PCCh) se fundó en la clandestinidad el 1ro de Julio de 1921, por un grupo de intelectuales y activistas entre los que se encontraba su primer gran líder, Mao Zedong. En el mes de su centenario, Ignacio Villagrán, licenciado en Ciencia Política, Especialista en China y director del Centro de Estudios Argentina-China de la Facultad de Ciencias Sociales (CEACh-FSOC) de la UBA, abordó la historia y la cultura de aquel país.
“El eslogan del Partido Comunista de China es “servir al pueblo”. Y eso ha quedado grabado en la idea de que el partido no puede alejarse de los intereses del pueblo. Han tenido una historia muy compleja y son 100 años con distintas etapas”, explicó.
Hoy, el partido cuenta con 95,1 millones de miembros, prácticamente uno cada 14 habitantes.
Historiza Villagrán:
- Los primeros 30 años del PCCh fueron “de resistencia y de actividad militar”, en una etapa que se recuerda como el “período de los caudillos”, durante el cual el partido se dio a la tarea de integrar las distintas regiones fragmentadas.
- Durante la Segunda Guerra Mundial, los distintos sectores de China dejaron sus diferencias de lado, o bien las minimizaron para organizarse contra la invasión del Ejército Japonés, que realizaban masacres y crímenes de guerra.
- Y hubo una tercera etapa luego de la expulsión de Japón, donde prosiguió la lucha entre el Partido Comunista y el Partido Nacionalista, que concluyó con la Fundación de la República Popular en 1949, y posteriormente con el conflicto y la expulsión de otros sectores hacia la isla de Taiwán.
“Allí tuvieron la enorme tarea de reconstruir un país, un Estado nación, que había estado devastado por décadas y décadas de conflicto. Y hay unas primeras dos décadas que se identifican con el liderazgo de Mao Zedong, y después viene lo que se conoce como el período de Deng Xiaoping, muy identificado con la reforma de apertura”.
Hacia 1970 se da la entrada formal de la República Popular China a la ONU, cuando las potencias debieron reconocer en el organismo el liderazgo del PCCh. “Tres décadas más tarde, que esa es la otra etapa, en 2001, entra en la Organización Mundial del Comercio, y este Partido empieza a transitar lo que llaman la experiencia del socialismo con características chinas”, describe Villagrán.
Más allá de las distintas interpretaciones o críticas, tanto de las izquierdas como de las derechas, y de las particularidades para manejar la economía, según el especialista, “este Partido Comunista sigue siendo comunista y es representativo de los sectores populares”. El sinólogo explicó que en los últimos 20 años, en medio del despegue económico, una de las preocupaciones de la dirigencia es atacar las diferencias de oportunidades entre los sectores rurales y urbanos en términos de acceso a bienes y servicios, y mejorar las condiciones para los sectores más postergados.
“Tiene una población de 1480 millones de habitantes más o menos y el Partido Comunista tiene más o menos 95 millones de integrantes, o sea, hay un miembro del partido por cada 14 habitantes. Lo cual no es poco. Son cuadros de distintos niveles, es cierto que hay una élite del partido, que viene ya de generaciones con acceso a una excelente educación, muy competitiva, con un nivel de vida urbano, medio, acomodado. Pero sin embargo, también hay muchos cuadros en zonas rurales”.
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Fenómeno migratorio
China tiene dos grandes corrientes migratorias: la interna, del campo a las ciudades, de gente “que trabajaba como peones o trabajan como albañiles y después volvían al campo en el período de cosecha”. Y la externa, de población que viaja a distintos lugares del mundo, entre los que se encuentra América Latina.
“La migración China está en distintas partes de América Latina y con distintos procesos, quizá para pensar el hemisferio sur, una de las más significativas es la de Perú, que tiene distintas etapas, porque a comienzos del siglo XX ya tenían una comunidad establecida de chinos y ahí Chile también recibió mucha población de China, más o menos simultáneamente con Argentina”.
Particularmente hubo una corriente muy importante a partir de los ‘90 en Argentina, cuando existía paridad entre el peso y el dólar. Además, “el sistema educativo de Argentina era muy virtuoso, muy aprovechable para migrantes que venían con familias, con hijos en edad escolar y luego buscar que ese hijo o hija termine de universitario y vaya a al exterior”. Lo que se encuentra hoy tiene que ver con una generación que ya vive hace décadas en esta región, y que “hacen de puente” con familiares que vienen a establecer negocios.
Si bien se asocia a esta población con los supermercados, Villagrán remarcó que en los últimos años, con las inversiones del gobierno Chino, están llegando migrantes con otro perfil, “otro tipo de calificaciones, que ya son gerentes de empresas, ingenieros, y hay mucho intercambio de formación y de información”.
Al estar conformada esta población en América Latina por “olas” es normal que hayan distintos niveles de integración. Funciona, explica el estudioso, como otras corrientes migratorias que en un principio intentaban mantenerse unidas creando comunidades, sociedades de fomento, que conservan sus orígenes y sus tradiciones. Pero en los últimos años -aclara- ya se nota el fenómeno del intercambio más abiertamente:
“Lo que llamamos “argenchinos”, que se radicaron hace 20 años, ya tienen sus hijos y sus hijas, que hablan castellano y están totalmente integrados. Y empezamos a tener también parejas mixtas, de chinos y chinas que se casan con argentinos y gente que no es de la Comunidad. De a poco se van dando esos procesos. Falta tiempo para pensarlo a largo plazo”, señaló Villagrán.