Canal Abierto Radio | “Hay que hablar de la familia evangélica como un conglomerado de diferentes mundos que coexisten, a veces de manera más armoniosa y a veces, también, de manera un poco más conflictiva, que no todos tenemos la misma mirada sobre la realidad”, sostiene el pastor Gerardo Oberman, a quien acudimos para debatir sobre la serie de Netflix “El Reino”, escrita por Claudia Piñeiro y Marcelo Piñeyro, y las repercusiones que originó.
“Al principio no me llamaba la atención, pero cuando algunos referentes del mundo evangélico empiezan a opinar, uno se empieza a interesar, así que vi la serie en dos noches para poder opinar con un poquito más de profundidad sobre lo que ya había trascendido”, señala el referente de la Pastoral Social Evangélica, quien subraya que una ficción no es un espejo del mundo real y mucho menos del evangélico, donde la mayoría de las congregaciones no se sienten identificadas con el producto. “Hay momentos de la serie donde tiran fichas o juegan Ouija, por ejemplo, que es algo terminantemente alejado de la realidad de esta rama del cristianismo”.
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La serie muestra matices presentes en algunas realidades evangélicas. En tanto ficción, para Oberman es “interesante, atractiva y abre una puerta a tratar ciertos temas que evidentemente han tocado a algún sector del mundo evangélico y, como solíamos decir, al que le quepa el poncho, que se lo ponga”.
“Por algo se genera esta reacción tan agresiva, porque hay temas que se tocan ahí como el manejo del dinero, o el tomar a la religión como una empresa, como un microemprendimiento”.
El Pastor recomienda “tomar estas puntas que la serie propone y trabajar sobre ellas”, pero no solo en el mundo evangélico, sino en el mundo religioso en general. Al mismo tiempo, subraya que la gran mayoría de las iglesias que él conoce “intentan vivir una espiritualidad cercana al pueblo, ser congruentes con el mensaje evangélico y caminar con los sectores populares, hacernos carne de lo que dijo Jesús, del deber que tenemos con los humildes, con los vulnerables, con los necesitados”.
Una de las vetas más graves que sí se relaciona con la realidad es la intervención de Estados Unidos en fenómenos religiosos masivos. Oberman señala que “pasó en la década de los ‘70 y de los ‘80, se muestra un poquito en uno de los capítulos como la CIA va tejiendo de la mano de la política estadounidense su intervención en América Latina. Esa es otra veta que hay que poder analizar con mayor profundidad”.
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El pastor recuerda “El Club 700” que eran pastores tele-evangelistas con determinada intencionalidad, financiados por la potencia del norte con la intención de combatir al comunismo. Hay quienes buscan replicar estas ideas en la actualidad “para generar un contrapeso a los gobiernos populares en algunos de nuestros países: claro que influyen a través de la religión, eso no es ningún mito, es una realidad, es una verdad”, remarca.
En todo el territorio nacional y latinoamericano hay mucha variedad de iglesias evangélicas. Oberman comenta que en su iglesia hay aportes voluntarios de la feligresía, como en cualquier club o cooperadora escolar. “Pero en algunas congregaciones sí se fiscalizan los aportes y se le pide a la membresía que presenten su recibo de sueldo y contribuyan con un porcentaje importante. Hay historias tristes en torno a eso: a veces llega gente muy rota y muy lastimada de las mega iglesias, las iglesias más masivas, donde la exigencia del aporte de un determinado monto, sí es cierto”, comenta.
“El mundo evangélico es muy complejo, difícil de analizar en una serie que tiene solamente ocho capítulos. Hay iglesias muy grandes que tienen un trabajo social muy importante, que tienen lugares para recuperación de adictos, que trabajan con la violencia familiar, que tienen comedores, tienen hogares para niños. Eso no quita que también tengan, por otro lado, este mecanismo de recaudación de fondos a través de la presión sobre su membresía o a través de fuentes externas de financiamiento. Hay, a veces, una dicotomía entre la práctica y el discurso, entre lo que se predica dentro del templo y después cómo se actúa”.