Por Melissa Zenobi | Este miércoles 29 la jueza Brenda Penny otorgó la suspensión permanente de la tutela que Jamie Spears, el padre de la cantante, tenía sobre ella desde el 2008. Con este fallo, su progenitor ya no tendrá control legal sobre la vida y la fortuna de la artista.
A partir de ahora será un funcionario público quien estará a cargo de la tutela en el marco de un proceso de transición hacia el fin total de la tutela. En la audiencia de este miércoles, el abogado de la estrella del pop, Mathew Rosengart, sostuvo: “Britney merece despertarse mañana sin su padre como tutor” y agregó que ese era el deseo de su clienta “suspender primero a su padre y luego terminar la tutela”.
Esta resolución de la Justicia pone fin a 13 años de tortura para Britney, que vivió amenazada y condicionada por este patrocinio, aunque recién a finales del año pasado comenzaron a hacerse públicas muchas de las situaciones por las que ha pasado por más de una década.
Ante el tribunal, en junio pasado, Britney había declarado: “He sido obligada a trabajar sin descanso. Dirigía mis propios shows, le enseñaba las coreos a mis bailarines. Sufrí cambios abruptos de medicación”, a la vez que reclamó “tener los mismos derechos que cualquiera”. En esa oportunidad, la cantante pidió que se investigue y condene a su papá, a los abogados de él y todos los responsables de la tutela.
Una dura batalla
La tutela sobre la princesa del pop fue impuesta por la Justicia de California en el año 2008 y a pedido de su padre. Con un ascenso vertiginoso a la fama internacional, la joven artista comenzó a ser asediada por fotógrafos y periodistas que la seguían a sol y sombra. Por ese tiempo, los medios hegemónicos pagaban fortunas por una foto exclusiva de la cantante, que además enfrentaba un divorcio, la pérdida de la custodia de sus hijos y un tratamiento de salud mental. En 2009 la Justicia determinó que la tutela sea permanente.
En diversas oportunidades, durante más de una década, Britney intentó terminar con esta tutela, que no le permitía decidir sobre su carrera artística, su patrimonio, su tratamiento psicológico, su maternidad. Siempre con la amenaza latente de perder la posibilidad de ver a sus hijos.
Se trata de una medida judicial que suele tomarse con personas que no tienen capacidad de trabajar, ni de valerse por si mismas. Sin embargo, mientras estaba “tutelada”, Britney siguió realizando shows en todo el mundo, lanzando discos nuevos y facturando millones de dólares de los cuales no podía disponer.
Esta situación puso a Britney en un mutismo total, que durante años acató estas reglas y salía con una sonrisa y la energía de siempre al escenario mientras, según declaró, por dentro sentía una profunda tristeza y angustia por todo lo que vivía a nivel personal.
Movimiento Free Britney
Esta semana, Netflix publicó el documental “Britney vs. Spears”, que cuenta desde los inicios de Britney en el mundo de la música, su ascenso a la fama en Estados Unidos y su rápida proyección mundial. El film también relata la larga batalla legal de la artista por recuperar su libertad y el imprescindible rol del movimiento de fans autoconvocado que la acompañó en todo el mundo.
“¿Cómo salís de ahí?”, pregunta una de las conductoras del documental a la otra, que contesta: “No sales hasta que gritas”. Y es que la clave de este triunfo está en el rol del movimiento Free Britney, que surge en 2019 con la sospecha de los seguidores de que algo no estaba bien. Comenzaba así una minuciosa investigación de sus apariciones públicas y un intercambio codificado en las redes sociales.
A medida que estas teorías conspirativas se iban confirmando, los admiradores se lanzaron al activismo, convocando a concentraciones y movilizaciones en todo el mundo. Con la prensa internacional abordando el tema es que llegan a las audiencias de este año, donde Britney es escuchada y posteriormente se le otorga la posibilidad de elegir su propio abogado.
Acorralado por la justicia, el 7 de septiembre pasado, Jamie Spears pidió cortar la tutela y el cese de su rol de tutor. Como no es una resolución inmediata, la defensa de Britney reclamó que la transición hacia la terminación definitiva de la tutela esté a cargo de un funcionario público. El manejo de las finanzas de la estrella del pop quedará en manos del contador Jon Zabel. En cuanto a la vida personal, su curadora seguirá siendo Jodi Montgomery. En 45 días habrá una nueva audiencia.