Redacción Canal Abierto | El proyecto MARA (Agua Rica) supera tres veces en magnitud a Bajo la Alumbrera, el primer mega-emprendimiento hidro-químico del país que desde 1997 explota yacimientos mineros en el departamento Belén, Catamarca. Esta nueva iniciativa se ubica incluso más cerca de la ciudad de Andalgalá (a sólo 17 kilómetros) y en zonas de glaciares -violando así la Ley de Glaciares-, donde nacen los ríos que proveen de agua a la región.
En diciembre de 2020 se confirmó que Agua Rica será dirigida por una sociedad de tres empresas: Yamana (56,25%), Glencore (25%) y Newmont (18,75%). Y que usará las instalaciones de Alumbrera, lo que dieron en llamar “proyecto integrado” y bautizaron con el nombre de “MARA”.
En su gran mayoría, la población de Andalgalá rechaza una industria que deja nulos beneficios pero sí un impacto socioambiental negativo, como evidencian la decena de denuncias por contaminación y evasión fiscal –causas aún abiertas– en estos casi 25 años de extracción. Las propias multinacionales estiman que más del 80% de los vecinos no aceptan el emplazamiento de un nuevo proyecto.
Sin embargo, la resistencia popular y la consigna “el agua vale más que el oro” no logra colarse en las agendas de las principales fuerzas políticas provinciales y nacionales, que suelen ignorar el reclamo y favorecer las explotaciones mineras con la excusa de un supuesto rédito económico que nunca llega.
Lo mismo sucede en el ámbito judicial, donde suelen durar poco los amparos colectivos en perjuicio de las multinacionales que operan en el cerro. En este sentido, resulta curioso el hecho de que Andalgalá haya sido la primera ciudad de Catamarca en prohibir la megaminería. Sucedió en septiembre de 2016 mediante una ordenanza municipal, pero la compañía Yamana Gold recurrió a la Corte Suprema de Catamarca, que el 24 diciembre de 2020 falló a favor de la minera.
Esta semana la Justicia volvió a arremeter contra los vecinos, al imputar por “daño simple” a cinco mujeres que en junio habían participado de una sentada contra la multinacional. “Dicen que dañaron el edificio de la empresa con pintadas, pero es mentira: el frente es una tela metálica donde no se puede escribir ni pintar, sólo colgaron unos carteles”, cuenta a Canal Abierto Rosa Farias, integrante de la Asamblea El Algarrobo. “No es la primera vez que nos persiguen por vía judicial”.
“Hay casas a 9 kilómetros de donde pretenden instalar el proyecto MARA. Imaginen vivir con dinamitaciones monumentales 6 días a la semana y el miedo a derrames de químicos que envenenan no sólo a la gente sino también a la agricultura”, explica la vecina y ambientalista. La región es productora de membrillo, olivos, hortalizas y otras frutas y verduras de consumo local, como el tomate. “El impacto más terrible son los gigantescos agujeros que la mega minería deja en el cerro y los millones de miles de litros de agua que se utilizan por día”.
Antecedentes
El 10 de abril de este año, como cada sábado, los vecinos de Andalgalá llevaron a cabo la marcha número 584 en rechazo a la megaminería y en defensa del agua, la montaña y la salud de la población.
“Ese día fue muy particular, movilizó más gente que en otras oportunidades”, cuenta Farias, quien asegura no conocer a los responsables del incendio de las oficinas de Minera Agua Rica: “suponemos que eran infiltrados”.
En las horas que siguieron al ataque a la empresa, la Justicia y la policía desataron violentos allanamientos y detenciones arbitrarias contra 25 vecinos, logrando apresar a 14 -entre ellos, el fotógrafo y periodista Walter Mansilla-.
Sin embargo, fue la brutal represión del 15 de febrero de 2010 el antecedente que produjo el primer quiebre para que la población saliera a la calle de forma masiva, el hartazgo se convirtió en pueblada. Así nació la Asamblea El Algarrobo y comenzaron las marchas de los sábados, las caminatas por el centro de la ciudad en defensa del agua, del territorio, en contra del extractivismo.
Ese mismo año, un grupo de científicos catamarqueños presentó un informe que les llevó cinco años de estudio. Detallaron la aparición de enfermedades raras para la zona, y compararon su incidencia a nivel país: “el cáncer de hueso es tres veces más alto. La incidencia de Esclerosis Múltiple, 500% más alta. Los casos de cáncer son 800% más frecuentes. Las respiratorias en niños son superiores al 300%”.
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