Redacción Canal Abierto | Apenas diez días después de su última visita, Evo Morales regresó a Argentina en el marco de una estadía que no incluyó actividades públicas. Sin embargo, recibió a Canal Abierto y, en una entrevista exclusiva, analizó las protestas contra el gobierno de Luis Arce y realizó un esperanzador análisis sobre el avance de los procesos sociales y los gobiernos de corte popular en América Latina a pesar de la notable y creciente visibilización de sectores de ultra derecha.
“Queremos la unidad en la diversidad para enfrentar la adversidad”, explicó desde el Hotel Quagliaro de la Asociación Trabajadores del Estado (ATE).
Por otra parte, finalizada la misión organizativa y preparatoria que un grupo de dirigentes de Runasur desplegó la semana pasada en Perú -encabezado por Fernando Huanacuni, ex canciller de Bolivia y Hugo “Cachorro” Godoy, de la CTA Autónoma de Argentina-, Morales habló de los próximos objetivos que espera alcanzar con el armado regional que comenzó a gestar luego del regreso a su país, tras el exilio forzado por el golpe de Estado de 2019.
En las últimas semanas se sucedieron movilizaciones y marchas convocadas por los mismos sectores que dieron el golpe contra su gobierno en 2019. ¿Qué es lo que está ocurriendo en Bolivia y cuál es su análisis?
-Después de que ganamos las elecciones dije que derrotamos el golpe del Estado de 2019. Luego vino otro golpe, o contragolpe. Ahora lo intentan nuevamente, pero ya están derrotados. Los grupos reaccionarios y los grupos de poder nunca permitirán que el movimiento indígena y los movimientos sociales gobernemos, y que lo hagamos mejor que los neoliberales. Los movimientos sociales demostramos que otra Bolivia es posible: con crecimiento económico y reducción de la pobreza, con desarrollo.
Quienes están sometidos a las políticas del imperio norteamericano están siendo derrotados y siempre van a ser derrotados. En primer lugar, porque el pueblo tiene un proyecto político que garantiza la liberación del pueblo boliviano. Segundo, tenemos un programa del pueblo que viene de los miembros sociales. Y la base de este programa económico del pueblo es la nacionalización. A partir de ese momento es que cambió la situación económica del país.
El poder no acepta que gobernemos los llamados “indios” y trabajadores. Ellos nos tratan de salvajes, de bestias humanas y hordas masistas, pero seguimos en el gobierno porque somos patriotas y logramos demostrar que Bolivia tiene futuro.
Las manifestaciones racistas y antidemocráticas que suelen darse en una región particular de Bolivia, ¿siguen existiendo o en el último tiempo se dio un avance sobre otros territorios?
-Se concentran, sobre todo, en Santa Cruz, algo en Potosí y Tarija. El paro vergonzoso que se acaba de levantar en Santa Cruz cuestionado por su gente sólo beneficiaba a empresarios y supermercadistas, y perjudicaba a comerciantes trabajadores y el pueblo llano. La gente se da cuenta y se vuelca contra los antipatrias.
¿Qué rol están jugando en este momento las fuerzas de seguridad?
-Por ahora, tanto la policía como las Fuerzas Armadas respetan la Constitución. Pero al margen del comportamiento, es importante que en Bolivia y Latinoamérica debatamos la nueva doctrina de nuestras Fuerza Armadas. ¿Necesitamos unas Fuerzas Armadas sometidas a las políticas del imperio y a los programas intervencionistas? ¿O queremos fuerzas de seguridad del pueblo y para el pueblo?
¿Qué situación económica atraviesa en este momento Bolivia?
-Los movimientos sociales, no solamente con fuerza y energía sino con valentía, nacionalizamos los hidrocarburos y los servicios básicos, recuperamos las empresas estratégicas. Y a partir de su momento cambió la situación económica del país. Fue muy atrevido, y fue gracias a la unidad de los distintos sectores sociales con los profesionales de las ciudades. Hombres sanos, honestos y muy patriotas, todos nos unimos para empezar a cambiar.
Es cierto que un año de golpe y la mala administración de la pandemia con el golpismo han destrozado la economía. En 2019 estaba previsto un crecimiento económico de más del 4%, pese a las rebajas del precio del petróleo. Por culpa del golpismo acabamos con un 2%. El año pasado tuvimos una retracción de la economía del 11%. Y ahora, gracias a Lucho (Arce) presidente, ya estamos en más del 4 o 5%, según estimaciones. Ha levantado en corto tiempo, y nuestra meta es seguir subiendo. Ojalá estemos entre los primeros puestos de crecimiento económico de Sudamérica, si no de América Latina.
¿Cuál es su lectura política de este presente regional?
–Las políticas de Estados Unidos van fracasando. La Guerra Fría, la guerra contra el comunismo… ¿cuántos comunistas o socialistas son hoy presidentes? ¿La guerra contra el terrorismo? Bajo la doctrina norteamericana, los movimientos y dirigentes sociales somos terroristas. Si seguimos esa lógica norteamericana, en Perú hoy gobierna otro terrorista. En tercer lugar, la guerra contra las drogas es otro fracaso rotundo.
Ahora creo que están inventando una guerra contra la corrupción para acusar a los presidentes de izquierda y humanistas de la región. Sin embargo, a los presidentes de la derecha, aunque sean corruptos, nunca los van a acusar. Entonces, como van perdiendo, ¿cómo no van a reaccionar? Reaccionan como en Argentina y en Perú, como en otros países.
Nicaragua decidió retirarse de la OEA, eso es un mensaje contra el expansionismo, contra el intervencionismo, contra la dominación de Estados Unidos. Hay reacción de los reaccionarios, pero también vemos cómo avanza una respuesta de izquierda y popular, en Chile o en Colombia, Lula va a ser presidente en Brasil. Ahora son varios los países en pos de la liberación.
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Es esperanzador su mensaje, pero también es cierto que se advierte el crecimiento de grupos de extrema derecha…
-Cuando asumió la presidencia Donald Trump, sentí una que había vuelto el racismo, como en los tiempos del colonialismo y el feudalismo. En Bolivia se siente que la nueva derecha, populista pero racista, desaparece, pues son pequeños grupos violentos. No respetan, por ejemplo, nuestra bandera, la Wiphala, nuestro símbolo de rebelión en los tiempos de colonia y de integración en nuestros tiempos. El símbolo patrio, la bandera boliviana, la derecha la usa de barbijo, la convierten en un objeto desechable. Queman la Wiphala, patean a las hermanas de pollera, pero eso nos une bastante, el pueblo identifica quiénes son los enemigos.
Un grupo de dirigentes de Runasur estuvo en Perú haciendo los preparativos para la próxima reunión. El hecho de haber elegido Cuzco como próxima sede, ¿tiene que ver con la realidad que están viviendo el pueblo peruano y el presidente electo?
-Runasur es la unidad de los pueblos, de los movimientos sociales, del campo y de la ciudad, obreros, campesinos, maestros, intelectuales, artistas, indígenas, esto nunca se acabará. ¿Por qué América plurinacional? Queremos la unidad en la diversidad para enfrentar la adversidad. Algunos somos originarios milenarios, otros originarios contemporáneos, tenemos que estar muy unidos. La semana pasada en Argentina se decidió convocar a un encuentro en Cuzco para seguir impulsando Runasur y recogiendo otros sectores sociales. Porque el capitalismo sólo nos trae individualismo, consumismo, por lo tanto injusticia y desigualdad. Mientras haya injusticia y desigualdad siempre habrá problemas sociales. Lo que quieren los movimientos sociales es paz con justicia social y no la paz con intervención militar como proclama el imperio norteamericano.
¿El objetivo de máxima es participar de la CELAC?
-Después de consolidar Runasur, veremos cómo lanzarnos a CELAC, lo estamos debatiendo. Siguen sumándose sectores sociales de otros países, porque encabezamos este movimiento cuatro: Argentina, Bolivia, Venezuela y Ecuador. Ahora ya están Chile, Perú y Uruguay. El próximo año vamos a consolidar con un gran congreso y vamos a lanzarnos hacia la CELAC. Hay que dejar en esta vida lineamientos claros para la liberación de nuestros pueblos.