Por Inés Hayes y Melissa Zenobi | ¿Cómo espantamos el espanto -se preguntaron los y las vecinas del Circuito Cultural Barracas cuando empezaron a bajar los casos de Covid 19- y pudimos volver a encontrarnos. Con canciones, bailes, testimonios y escenas teatrales construidas colectiva e intergeneracionalmente, se respondieron. Y así nació Espantar el espanto, intervención teatral callejera que se estrenó este fin de semana y puede volver a verse el domingo 12 y el 19 de diciembre a las 17, en la Plaza Jorge, en las calles Osvaldo Cruz y San Antonio del barrio porteño de Barracas.
“En esta intervención teatral, los y las vecinas de Barracas nos convocamos, no sólo para ofrecernos un paliativo frente a todo lo que nos sucedió durante el aislamiento social, sino también para ‘espantar el espanto’ con alegría y creatividad. En esta farsa en forma de ceremonia, ofrecemos testimonios, bailes y canciones, con la intención de honrar las pequeñas y grandes historias de nuestra comunidad”, dicen desde el Circuito.
Bajo los árboles tupidos y sobre la grana amarilla, se pueden ver a los 60 vecinos y vecinas de entre 7 a 85 años cantando y poniendo en escena algunas de las cosas que la cuarentena nos dejó: una vecina acusada de contagiar a quien fue a arreglarle la heladera, un homenaje a las mascotas, una canción de los chicos y las chicas contando lo que perdieron con el Covid.
“Cuando tuvimos la posibilidad de volver a juntarnos, lo primero que surgió fue la pregunta de que si cuando volviéramos a la presencialidad, lo íbamos a hacer con los espectáculos de antes: El casamiento de Anita y Mirko, Barracas al fondo. Y nos pareció que volver con esos espectáculos era hacer como si no hubiese pasado nada, y pasó una pandemia, encierro, muertes, y muchas cosas que nos pasaron y atravesaron muy fuerte como comunidad. Entonces tuvimos la necesidad de hablar de lo que pasó”, explica Busquiazo.
Fue así que empezaron a contar anécdotas de lo que había pasado en los distintos hogares del barrio de Barracas, y todo era proyectable a otros barrios, pero también a otras ciudades y países. Entonces Ricardo Talento escribió los testimonios de personajes, traduciendo lo que habían contado los vecinos desde lo poético. La dirección y el resto de la dramaturgia son de Mariana Brodiano y de Néstor López con aportes colectivos. “Las piyamadas, los cumpleaños, las previas, todo, toooooodo, se lo llevó”, cantan niñes y adolescentes en el centro de la plaza.
“Empezamos juntándonos en pequeños grupos, luego fuimos ampliando a medida que lo permitía la situación, y con todos los cuidados”, explica Busquiazo. Como en todos los espacios de pertenencia, tras la pandemia “el encuentro con los vecinos que integramos el Circuito fue muy necesario, muy esperado”.
Es por eso que las y los vecinos del teatro comunitario de Barracas entienden esta obra como “una manera de elaborar lo que nos sucedió”, que busca “traducir las situaciones tan duras que pasamos en el teatro permite que nos riamos de cosas muy duras, pero desde la ternura, con las canciones. Cuando tiene esta cosa de que son los mismos vecinos los que lo cuentan, le da mucha legitimidad, y nos transforma. El hecho de estar en nuestra plaza, ayuda mucho, y el público también permite que podamos espantar el espanto”.
El Circuito Cultural Barracas es un proyecto artístico comunitario que desde 1996 crea y produce de manera colectiva espectáculos e intervenciones teatrales en su sede y en espacios públicos, teniendo como eje en su accionar el arte como transformador. En la actualidad está integrado por más de 200 vecinos de todas las edades que participan de sus espectáculos de teatro y música.
Circuito Cultural Barracas
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