Por Melissa Zenobi | “El tipo” es un unipersonal dirigido por Ana Scannapieco que transita los distintos momentos y reflexiones de un policía que se obsesiona con “Mechi”, una chica que conoce en una pausa de su trabajo. Desde la soledad de su casa la sigue en las redes sociales, lee los libros que a ella le gustan y cree conocerla y amarla más y mejor que nadie.
“El tipo” es el resultado de la búsqueda que el propio Lisandro Penelas realizó en el marco del Mundial de Escritura que organiza desde hace algunos años la escuela de Santiago Llach. A partir del caso de Gilberto Valle, el “policía caníbal” que fue condenado en Estados Unidos tras ser descubierto por las fantasías que tenía con su esposa. “Algo de ese punto de partida estuvo ahí presente”, explica el autor e intérprete de la obra.
“Yo tenía un policía que sabía que iba a estar dando vueltas en relación a fantasear, imaginar cometer un crimen, y durante el Mundial lo fui desarrollando. Fui aprovechando las pautas para que me sirvieran de disparador para ir escribiendo esta historia, e ir abriendo distintas líneas posibles para este personaje. Entonces fueron aparecieron momentos de la obra que aparecen en un baño, recuerdos con su abuela, o declaraciones de amor”, recuerda Penelas.
En una escenografía austera, diseñada por José Escobar, donde cada objeto tiene su razón de ser, este policía despliega deseos y fantasías que guarda para sí mismo, y al mismo tiempo rememora momentos de la infancia con su abuela, o situaciones con sus compañeros de la comisaría: “Trabajar sin caer en estereotipos es una premisa que siempre trato de tener a la hora de construir un personaje, y en ese punto la mirada de Ana me ayudó mucho”, dice el actor.
Durante los 50 minutos que dura la obra, una tensa calma inunda la sala, donde parece que en cualquier momento la situación va a estallar por el aire: “Como fui acompañando el proceso de existencia de este personaje desde la escritura, siempre fue un personaje que de alguna manera quise, no juzgue y traté de acompañar. Entonces trate de ponerlo en un lugar de tránsito”, indica Penelas.
Y agrega: “El que está afuera mira, juzga y opina como espectador, pero quienes estamos creando el personaje tenemos que tratar de acompañarlo y ser ese personaje. Además, entiendo que tiene muchas oscuridades, pero que también la obra cuenta mucho más que esas oscuridades que son producto de una sociedad, de un mundo y una serie de instituciones”.
Este combo dispara lecturas de lo más diversas: “La devolución de la gente me sorprendió desde el día uno. Mientras hacíamos los ensayos, había muchos momentos que nos divertían, que sabíamos que estaban en un costado medio sarcástico: que jugaba entre lo desagradable, lo violento y el humor. Una zona delicada por momentos. Pero el material genera una incomodidad que no deja tanto lugar al humor”, señala el autor.
“La gente sale con cierto grado de perturbación, de incomodidad, de no saber dónde ubicarse en relación a la historia: si más desde el lado de la historia del personaje, de su infancia, del hecho que cuenta en relación a la chica que conoce, o desde la perspectiva de la chica. Algunos cuando salgo a saludar me dicen “me diste miedo”. Lo que más que gusta es que genera cosas muy diversas, esto es atractivo y extraño”, reflexiona Penelas.
Ana Scannapieco es quien tuvo a su cargo la dirección del proyecto: “Tuve mucha suerte de ir leyendo las escenas por separado y fue muy lindo descubrir cómo todas las piezas del rompecabezas se habían unido y dado consistencia a la obra. En ese momento me generó lo mismo que me genera ver la obra en las funciones: que es una mezcla de ternura, pero a la vez de mucha violencia e incomodidad”, explica la directora.
“Hay una sensación muy contradictoria respecto al accionar del personaje. Pero en esa primera lectura se me vinieron muchas imágenes y eso es un muy buen augurio”, indica Scannapieco, para quien el mayor desafío “fue trabajar con esas zonas donde aparecía la violencia implícita y explicita,y poner en escena lo violento, pero a la vez desde una comprensión del personaje que no se juzgue, sino que se pueda comprender”.
“Entonces había momentos que me generaban mucha incomodidad, mucha violencia, de escenas donde el tipo está con sus compañeros policías, o está con Mechi. Y fuimos encontrando una manera de contar esto haciendo pie en el personaje más que en la acción en sí”, explica Scannapieco.
Poner en escena este tipo de historias en una sociedad que está revisando el machismo estructural se vuelve fundamental: “Me parece que es muy necesario en este momento histórico no solo tener una postura frente al machismo que seguimos viviendo, sino también poder comprender la violencia que tenemos como sociedad desde distintos puntos de vista”.
El tipo se puede ver los sábados a las 20 horas
en Moscú Teatro (Juan Ramírez de Velasco 535, CABA)
Ficha técnico artística:
Autor: Lisandro Penelas
Intérprete: Lisandro Penelas
Dirección: Ana Scannapieco
Asistente de dirección / Fotografía / Diseño gráfico: María Laura Tavacca
Diseño lumínico: Soledad Ianni
Diseño de escenografía y vestuario: José Escobar
Producción ejecutiva: Lucía Márquez