El lugar. O, mejor dicho, el no lugar. A cada hora no hacen más que desecharnos. A cada hora nos empujan hacia un despeñadero. Nos ignoran, nos quieren conducir al sumidero del ostracismo. A una cloaca. A una existencia subterránea. ¿De qué hablan los que gobiernan y los que no nos gobiernan? Hablan de la superficie, hablan desde la muda superficie de las cosas.
No han comprendido que no hay, y nunca jamás habrá, mejor renacimiento que la calle.