Por Elisa Corzo | Plagio, él y ella, cuatro versiones del mismo amor, obra teatral de José María Muscari –reconocido director de la afamada SEX, entre muchas otras- y Mariela Asensio, cuenta una única historia pero de cuatro maneras distintas. Hay cuatro duplas de actores que, en cada función, interpretan a la pareja protagonista. De un lado, quien está a punto de convertirse en Presidente/a de la Nación, del otro, su amante y asesor/a de toda la vida.
Si bien hay un hilo común, que es el texto base, las variantes de edad y género, y los aportes de cada artista, terminan generando experiencias bien diferentes. Y de ahí el remate: son cuatro versiones del mismo amor.
En la suya, Thelma Fardin se mete en la piel de Mía, una frívola y ambiciosa asesora política. Es un papel que sorprende porque constituye casi un álter ego de la imagen que el gran público tiene de la actriz y de otros personajes que supo interpretar.
Se sube al escenario junto a César Bordón, quien personifica a un político que está en la cima de su carrera, a punto de ser Presidente, y que teme perderlo todo si se descubre su relación extramatrimonial con su joven y brillante asesora.
Ella -dice Mía- lo convirtió en quien es. Ella puso las ideas y las palabras, hasta le enseñó a hablar. Y ahora él la quiere dejar afuera de todo, ni siquiera la dejó estar en el cierre de campaña. Por eso, durante la obra vuelve una y otra vez una pregunta curiosa: ¿de quién son las palabras?
En el nudo de la obra está ese vínculo sexo-afectivo y político que peligra ante las presiones, la ambición y las inseguridades. Es una puesta intensa, con toques musicales en los que Thelma saca a relucir su talento en el rubro.
Aunque no lo plantea directamente, esta versión de la obra deja picando un cuestionamiento sobre el rol de la mujer en la política. Mía padece las consecuencias de estar a la sombra de un tipo, encima bastante mediocre, que supo servirse de ella para llegar.
Y también permite pensar a la política en términos amplios, que en la obra aparece ligada solo al poder, como un fin en sí mismo y no como un instrumento para la transformación social. La mera presencia de Thelma, claro, moviliza otras ideas posibles.
Bancar
“La primera vez que me subí a un escenario fue a los ocho años. Recién llegada a Buenos Aires ya hacía teatro en la calle Corrientes. No entendía para nada lo que significaba, ¡pero la pasaba increíble! Igual que ahora, 22 años después”, cuenta Thelma en sus redes sociales.
“Que me acompañen en mi profesión (que tanto intentan quitarme) también es un modo de bancar nuestra lucha”, agrega, sobre las consecuencias y el devenir de la disputa judicial y social que lleva adelante contra Juan Darthés, a quien hace poco un tribunal de Brasil absolvió, no por considerarlo inocente de abusar de ella cuando tenía 16 años sino por un tecnicismo procesal.
La decisión del juez fue “muy clara al interpretar los hechos y las pruebas”, y afirmar que “sí hubo actos de violencia sexual”. “Si hubiera pasado después de 2010 la ley aplicable sería otra. Acá estamos con una situación de tecnicismo legal”, había precisado al respecto la abogada de Thelma en Brasil, Carla Junqueira, en una conferencia de prensa realizada con Actrices Argentinas y Amnistía Internacional tras el fallo. También aclaró que se trataba de una primera instancia, que aún restaban una segunda y una tercera, y las cortes internacionales.
La versión de plagio de Thelma Fardin y César Bordón puede verse todos los domingos a las 21.30 en el Teatro Regina (Santa Fe 1235, CABA), que además es una joya arquitectónica y fue recientemente re-inaugurado. Entradas, por Plateanet
- LIBRO: Mariela Asensio y José María Muscari
- DIRECCIÓN GENERAL: José María Muscari
- ELENCO: Inés Estévez y Malena Solda; Diego Ramos y Nicolás Pauls; Esther Goris y Nicolás Riera; Thelma Fardin y César Bordón.