Redacción Canal Abierto | En las últimas horas, Daniel Salamone se paseó por distintos sets televisivos para insistir en la necesidad de “reformar” el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet): “Contar con el organismo gubernamental de ciencia más prestigioso de América Latina no quiere decir que hayamos hecho todo bien”.
El designado por Javier Milei para manejar la institución no exagera: hace tan sólo dos meses, el reconocido ranking SCImago 2023 ubicó al CONICET en el primer lugar entre 95 instituciones de la región, y decimocuarto a nivel global, por su productividad, innovación y aplicación de los desarrollos.
En una entrevista concedida el pasado domingo al canal Todo Noticias, Salamone dio por cierta la información del periodista Diego Sehinkman, según la cual “el 70 a 75% de las investigaciones realizadas en CONICET corresponden al área de Ciencias Sociales”.
La realidad, en cambio, muestra que la cantidad de investigadores se distribuye de manera bien distinta: con un 27,62% en el área de Biológicas y Salud, 24,56% en Agrarias, Ingeniería y Materiales y recién ahí aparece Sociales, con el 23,65%. Por debajo, siguen ciencias Exactas y Naturales (21,41%) y Tecnología (2,76%).
Esta vez en La Nación +, otro de los medios amigos del tándem Macri-Milei, Salamone aseguró que «en CONICET se ha incrementado en los últimos 20 años tres veces el número de la gente que participa y no se aumentó la producción».
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En primer lugar, hay que decir que en la misma emisión televisiva, el médico veterinario reconoció los reclamos de los investigadores por los bajos sueldos, la falta de recursos para investigar y el bajo presupuesto del organismo, que ronda el 0,3% del PBI. ”Aún así nos dice que `vamos a tener que hacer sacrificios´. Y se hace el otario cuando le preguntan si en CONICET va a haber despidos”, apunta Gonzalo Sanz Cerbino, investigador del CONICET.
Lo cierto es que los datos oficiales vuelven a desmentir la maniobra anti científica, incluso si se toma como cierta o adecuada la variable que toma Salamone para medir la productividad científica: es decir, cantidad de papers y artículos en revistas científicas con referato. De las 1500 publicaciones firmadas por investigadores del CONICET en 2001 pasamos a más de 10 mil en 2021 (últimos datos oficiales).
Esto es lo que ha convertido al organismo, como el propio veterinario reconoció, en el organismo más prestigioso del país.
Meses atrás, cuando aún no se había perfilado como un candidato serio a la presidencia, Milei había asegurado que planeaba eliminar el Conicet. Hoy, en cambio, sus voceros -él ya evita opinar sobre estos asuntos- aseguran que la intención es transformar al organismo en una «oficina de ciencia para limpiar lo que ensuciaron los que escriben estupideces».
Estas idas y vueltas, y la voluntad ajustadora que continuamente expresa el socio de Mauricio Macri, hicieron correr los rumores de despidos masivos y hasta de cierre de laboratorios, lo que puso en alerta a numerosos científicos. También, en las últimas semanas, se sucedieron editoriales en revista especializadas, como la prestigiosa Nature, desde donde se alertó un escenario “extremadamente preocupante” por la “elección del presidente anticiencia”.
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