Redacción Canal Abierto | Tras la caída de la Ley Ómnibus, lo que trató de venderse desde La Libertad Avanza (LLA) como un hecho previsible y una exposición a la casta, fue en rigor una dura derrota que desnudó los límites de un gobierno sin fuerza en las Cámaras ni representación territorial.
En ese escenario, Mauricio Macri salió por segunda vez, luego del acuerdo de Acassuso, al salvataje del barco libertario, que pasó de trasatlántico a canoa en un debate parlamentario.
“Se viene un nuevo rediseño político, lo que se viene es una coalición entre el PRO y LLA. La idea es la que tiene que regir y no las estructuras políticas. Estamos caminando juntos”, expresó la ministra de Seguridad y presidenta del PRO, Patricia Bullrich, anoche en declaraciones a LN+, al ser consultada sobre si debía haber una alianza entre su partido y el gobierno nacional.
Luego agregó: “Yo empujo para ese lado sin duda para que la idea no se frustre de nuevo en la Argentina, que el cambio no se frustre de nuevo”. Aunque aseguró que aún “es un tema a debatir”.
Si bien el salvavidas de legisladores y gobernadores que el PRO podría aportarle a LLA podría redundarle en fortaleza institucional, la jugada podría significarle al Gobierno que un copamiento de facto por parte del macrismo. Y de allí a digitarle el rumbo hay poco margen.
Pero desde Israel las noticias que llegaron parecen confirmar que la unión ya estaría consensuada. “Claro que estoy dispuesto a una fusión con el PRO”, dicen (en Clarín) que dijo el presidente Javier Milei cuando vio la entrevista a su ministra en su teléfono y no tardó en darle “me gusta” en su cuenta de X (ex Twitter).
De prosperar esta idea, el interbloque de ambos partidos tendría unos 75 diputados y podría impulsar un “alineamiento” de las fuerzas como la UCR y la Coalición Cívica, que solían formar parte de Juntos por el Cambio, para hacerlo crecer.
Los términos de la unidad
Justo es decir que el acuerdo entre Milei y Macri (a espaldas de sus aliados) que inclinó la balanza eleccionaria a favor de los libertarios en el ballotage tuvo sus costos. Terminó por resquebrajar la unidad de Juntos por el Cambio —que había funcionado sobre ruedas desde que su versión para Windows Vista, Cambiemos, ganó las elecciones en 2015—, unidad que fue sacrificada a cambio de algunas designaciones en el Gabinete, como la de la propia Bullrich.
En la misma entrevista de anoche, la ministra señaló que todavía “hay muchos nombramientos que faltan” designar en el Gobierno —lo que le permitiría al PRO colar nuevos nombres propios— y que es necesario “avanzar territorialmente sobre espacios que están dominados por gente que intentan destruir al gobierno desde dentro”, en una clara alusión a los gobernadores radicales y a los diputados que les responden.
Detrás de este acuerdo se ven los hilos de Mauricio Macri, quien luego de las generales supo leer que apoyar a Milei públicamente podría aportarle los votos que le faltaban para una victoria, que a su vez le abriría las puertas para volver al Gobierno que las urnas le habían cerrado.
Si bien el salvavidas de legisladores y gobernadores que el PRO podría aportarle a LLA podría redundarle en fortaleza institucional, la jugada podría significarle al Gobierno que un copamiento de facto por parte del macrismo. Y de allí a digitarle el rumbo hay poco margen.
También existe otro riesgo para los libertarios: que, tras la fusión, sus huestes dejen de percibirlos como “lo nuevo” y “lo revolucionario” para amontonarlos con “la casta”, y les quiten apoyo.
Pero los términos de la unidad todavía no están claros, ni quién será el líder que negocie con Milei para llevarla adelante.
Y es que detrás de este acuerdo se ven los hilos de Mauricio Macri, quien luego de las generales supo leer que apoyar a Milei públicamente podría aportarle los votos que le faltaban para una victoria, que a su vez le abriría las puertas para volver al Gobierno que las urnas le habían cerrado.
Así, el expresidente no dudó en arrastrar a Bullrich a una reunión que iba a ser leída como una traición artera por parte de sus aliados de Juntos. Luego, logró colarle a la administración libertaria al mismísimo ministro de Economía y, a poco de la victoria electoral, empezó a impulsar un operativo clamor —a manos de sus alfiles políticos— que pedía que Macri presidiera el PRO.
Sobre el tema también le preguntaron anoche a la ministra, quien admitió que la presidencia del partido “está en debate” y que “hay que discutirlo entre todos” sus integrantes. “Yo estoy en el Gobierno y eso me da demasiada responsabilidad como para poder ocupar otro lugar. Lo primero que hay que discutir es donde está el PRO”, concluyó.
Sin embargo, no fueron pocas las veces que hubo chispazos entre ambos dirigentes cambiemitas. Al punto que cuando Milei la designó ministra, Bullrich advirtió: “Yo no me someto a Mauricio Macri”.