Redacción Canal Abierto | “Hacemos un llamamiento urgente a todo el pueblo argentino para que se una en la defensa de un futuro próspero y sostenible para nuestra Nación, ya que sin Ciencia y Tecnología no hay futuro para ningún sector de nuestra sociedad” fue el mensaje con que la Red de Autoridades de Institutos de Ciencia y Tecnología (RAICYT) cerró un informe lapidario sobre las políticas para el sector en estos primeros seis de gobierno de Javier Milei.
El primer dato que explica esta conclusión es el hecho de que la Secretaría de Innovación, Ciencia y Tecnología (ex Ministerio) haya ejecutado al día de hoy menos del 5% de su presupuesto anual. La aclaración que ensombrece aún más esta performance es que el cálculo se da sobre el recorte que ya había sufrido la partida con prórroga para este año del presupuesto de 2023 (la inflación interanual se cerca al 300%).
Otro análisis, esta vez del grupo Economía Política Ciencia (EPC), asegura que estamos frente a la retracción presupuestaria más abrupta desde 1972: “lo notable de esta evolución es la rapidez con la que procede”.
Otra luz roja para los especialistas del RAICYT es que desde la asunción del nuevo gobierno no se haya concretado ingreso alguno a las Carreras de Investigador Científico (CIC) y Personal de Apoyo (CPA) en el CONICET. Lo mismo sucede con las becas doctorales y posdoctorales -o como la llaman en el sector, “el semillero”-, aunque en este caso con recortes superiores al 30%.
Además, se encuentra paralizada la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, cuya función debería ser el soporte de los proyectos de investigación. Lo mismo sucede con los programas Construir Ciencia, Equipar Ciencia y casi todos los proyectos de colaboración internacional que hasta hace seis meses estaban en marcha.
Los despidos que vienen golpeando distintas areas del Estado también impactaron en este rubro, en particular sobre personal administrativo y de apoyo, cuya planta se redujo en un 15%. A estas cifras habría que sumar los cierres de dependencias en el INTI y la parálisis de proyectos emblemáticos en la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) como el Carem y el RA-10 (ambos reactores nucleares de orígen nacional).
En esta linea, no es menor que en este semestre los salarios del area hayan perdido entre el 25 y 35% de su poder adquisitivo, incluso por encima de la retracción media sufrida en el sector público.
“Ante el escenario desolador que vive nuestro sector, los/las jóvenes profesionales del país comienzan a no optar por desarrollar carreras científicas en Argentina. Emigran (masivamente) a otros países u optan por otros caminos laborales”, alerta RAICYT, que no duda en calificar como “alarmante una situación que será muy difícil de revertir, como lo demuestra nuestra propia historia”.
De cara al futuro, basta recordar las duras críticas a la Ley Bases que hiciera en diálogo con este medio la docente y vicedecana de la Facultad de Ciencias Exactas de la UBA, Valeria Levi: “es el golpe letal para la ciencia”.
Entre otras cosas, la norma sancionada por el Congreso abre la puerta a la modificación estructural de la inmensa mayoría de los organismos, habilitando al Poder Ejecutivo la alteración en sus funciones, su fusión, escindirlos o derivarlos a provincias. Es decir, convertirlos en cáscaras vacías, sin contenido ni función.