Redacción Canal Abierto | La Ley de Financiamiento Universitario aprobada por el Congreso implica, para este año, un esfuerzo fiscal de solo 0,14% del PBI, destinado a gastos de funcionamiento y a recomponer los salarios de trabajadores que casi en un 80% están por debajo de la línea de pobreza. Es menos de lo que el Gobierno resignó al bajar Bienes Personales, un impuesto que solo pagan personas de muy altos ingresos.
Los datos dejan en claro que no se trataría de ordenar las cuentas sino las prioridades, que en el Gobierno son bien distintas a las de la mayoría de la población. Y es que la importancia estratégica de la universidad pública es reconocida por toda la sociedad, tal como lo demuestran distintos estudios, como los difundidos por el Observatorio Pulsar de la UBA.
El bajo costo fiscal sumado a los reveses políticos que sufrió el Gobierno la semana pasada hicieron pensar por unas horas que Javier Milei iba a recular con el veto. Sin embargo, en la tarde del viernes, vía un retuit, el mandatario ratificó su decisión.
En diálogo con Canal Abierto, Isabel González, recientemente electa Presidenta del Centro de Estudiantes de la Facultad y Filosofía y Letras de la UBA, señaló que estaban en alerta y que de concretarse, tal cual lo anunciaron los distintos sindicatos de docentes y no docentes, el estudiantado se iba a volver a movilizar.
Además, calificó a la Ley aprobada como “un avance” y “una herramienta para toda la comunidad educativa”, para poder enfrentar “a gobiernos que cada cierta cantidad de tiempo llegan al poder y buscan atacar la universidad pública”.
“Porque no es la primera vez que pasa esto, ya pasó con Macri en 2018 cuando se tomaron las universidades, también por una cuestión presupuestaria, y también durante el menemismo con la aprobación de la Ley de Educación Superior”, recordó.
Sin embargo, aclaró que en lo que refiere puntualmente a los estudiantes, que es el refuerzo para becas, “por supuesto no alcanza”. “Porque en tanto los estudiantes sigamos empobrecidos, en un contexto de alza del costo de los alimentos, del costo de los alquileres, del costo del transporte, no va a alcanzar. Pero sí constituye un avance poder tener piso sobre el cual poder discutir”, añadió.
Un informe de Argentinos por la Educación realizado en base a las Pruebas Aprender muestra que entre los jóvenes la cultura de la universidad también está fuertemente arraigada. Así, ocho de cada diez chicos que están por terminar el secundario sueñan con seguir estudiando, sin embargo, solo 4 de ellos lo logran. Según el estudio, “las oportunidades educativas y laborales se ven marcadas por los recursos económicos”, lo que evidencia la importancia del respaldo estatal y del contexto socio-económica para que sea posible igualar hacia arriba.
El radicalismo, también cuestionado en los claustros
La dirigente estudiantil de la agrupación La Mella de Patria Grande (Juan Grabois), que viene de ganar las elecciones en la Facultad de Filosofía como cabeza de lista del frente “El Colectivo”, también habló de cómo impactó el debate por el ajuste presupuestario en la política estudiantil, donde el rol de radicalismo -llamado “reformismo” en los claustros- que conduce la mayoría de las facultades de la UBA, estuvo fuertemente cuestionado.
“Hubo una falta de conducción a la hora de liderar el conflicto por el presupuesto. Justamente todas las medidas que se fueron haciendo fueron a partir de la presión que se ejerció desde las distintas organizaciones de los estudiantes para que la conducción movilizara. No hubo un interés por generar instancias masivas”, apuntó.
En ese marco, el sector que responde al rector Ricardo Gelpi y al vicerrector y ex diputado de la UCR, Emiliano Yacobitti, perdió dos facultades: Arquitectura (a manos de “El Módulo” de La Cámpora) y Sociales (donde también ganó La Mella en el marco de un frente con otras agrupaciones).
En la otra vereda, remarca González, “nuestra Facultad de Filosofía y Letras -no solo el centro de estudiantes sino el conjunto de la comunidad educativa- fue muy importante en estos meses, porque fuimos de las primeras facultades en salir a discutir cómo organizarnos frente al ajuste presupuestario. Y en las elecciones fue algo que se discutió y se valoró mucho”.
“En un contexto en que las fuerzas que conducen la mayoría de los centros de la UBA proponen un modelo donde el centro es solo es una máquina de dar servicios, nuestra facultad fue un faro y una trinchera a la hora de impulsar y motorizar esas luchas”, aseguró.
Así, porque “no es que automáticamente el gobierno retrocede con sus ataques, sino que lo hace solamente cuando hay presión, y ahí los centros de estudiantes tienen que jugar un rol importante”.
En este contexto, “los estudiantes eligieron un cambio en este sentido porque vemos que lo que está en riesgo de nuestra cursada y en definitiva nuestro proyecto de vida”, analizó la Presidenta de Filo-UBA.