Redacción Canal Abierto | Este mediodía en el Salón Azul de la Facultad de Derecho se presentó el informe “Ciberacoso a periodistas mujeres: la tecnocensura”, en el que Periodistas Argentinas denuncia que en los últimos meses el trolling contra comunicadoras no solo escaló de manera significativa sino que se convirtió en una “práctica sistemática.”
De la conferencia de prensa participaron algunas de las figuras públicas que fueron blanco predilecto de los ataques y cuyos casos también son parte del relevamiento, como María O’Donnell, Nancy Pazos, Cynthia García o Romina Manguel.
El estudio examina este fenómeno global de ataques orquestados contra opositores en las redes y señala que en Argentina tienen una particularidad preocupante: aquí “las agresiones ya no solo provienen de usuarios no verificados o bots, sino también y principalmente de cuentas verificadas y de integrantes del dispositivo de comunicación oficial, quienes utilizan sus cuentas personales en las redes sociales (especialmente las de X) para multiplicar mensajes que descalifican y desacreditan la credibilidad de estas comunicadoras”, indicaron desde la organización.
No solo eso: “en la mayoría de los casos que citamos en este informe, el ataque ha sido iniciado o replicado por el Presidente de la Nación, Javier Milei, desde la red X”, lo que ha derivado “en una campaña de trolling muy agresiva en el día del posteo, que se mantiene a lo largo del tiempo con menor intensidad”, subrayaron.
Como conclusión del informe, Periodistas Argentinas solicita una serie de medidas tanto al Estado como a las empresas de medios. Al primero le piden que refuerce el marco legal para que restrinja el acoso en línea a periodistas y que la legislación se aplique estrictamente, y que imponga obligaciones a las plataformas en lo relativo a la transparencia de los algoritmos y el uso de ejércitos de robots que amplifican los ataques para que respeten los principios de la libertad de expresión y de información, sin que esto implique controlar los contenidos ni censurarlos. A los medios, en tanto, les pide medidas preventivas como capacitaciones y mayor cobertura de la problemática.
Al cierre del informe, la organización incluye recomendaciones sobre cómo responder ante un ciberataque y otras sobre seguridad en línea.
Un “asesinato de reputación”
Entre los casos paradigmáticos que consignan está el de la conductora de radio María O’ Donnell, a quien en un mismo día, Milei llegó a dedicarle once tuits. “Mentirosa”, “zurda”, “mitómana serial”, “ensobrada”, “pautera”, fueron algunos de los calificativos con que los seguidores del Primer Mandatario y los trolls se refirieron a ella masivamente.
En una ocasión, en la que Milei la defenestró por cubrir la Copa América, al escarnio público se sumó Marcos Galperín, el empresario más poderoso de Argentina.
Otro modo de ciberacoso que es usado contra O’ Donnell es la reproducción de frases sacadas de contexto de sus programas de radio o televisión, viralizadas a partir de hashtags con su nombre. El objetivo es “poner en agenda temas que refuerzan la polarización política y cultural, o para descalificar cualquier crítica hacia el gobierno nacional”, expone el estudio.
“Muchos de los que trabajamos en organizaciones de periodistas nos preguntamos qué podemos hacer frente a esto. Y repudiar cada insulto, cada descalificación, termina siendo un desgaste y no pasa mucho”, explicó la periodista, en diálogo con Canal Abierto.
Por eso, valoró que el estudio pueda detectar una sistematicidad. “Acá hubo un estudio, de gente especializada, para buscar rasgos sistemáticos detrás de esto, y ahí emerge esta coordinación entre la cuestión oficial y la paraestatal en el uso de redes con el objetivo de estigmatizar, desacreditar o, eventualmente, silenciar voces, particularmente de mujeres periodistas con opinión propia”, explicó.
También señaló que la gran pregunta detrás de la discusión es “si esto afecta o no la libertad de expresión”. “El Presidente lo niega, pero sí afecta. Entonces ahí sí debería haber una modificación en el comportamiento”. La clave, destacó, es “qué tipo de participación estatal hay detrás de esto”.
Falta de protección
Entre los casos más graves que se sistematizan está el de la periodista especializada en género, Luciana Peker. En la investigación judicial que se llevó adelante por el ciberacoso que recibió tras acompañar la denuncia de Thelma Fardin a Juan Darthés se detectó que uno de los números empleados por los agresores estaba relacionado con las Fuerzas de Seguridad.
“La jueza dictaminó que existe una orquestación organizada de estos ataques”, detalló Peker en el informe. Sin embargo, recapitularon desde Periodistas Argentinas, la investigación judicial no avanzó, lo cual revela la carencia que existe en Argentina de mecanismos de protección para las periodistas que son amenazadas. Ante la falta de apoyo y la gravedad de los ataques, Peker decidió irse del país.
Otro caso que da cuenta de la virulencia que se ha ejercido contra periodistas en el último tiempo es el de Ivy Cángaro. “En febrero de 2023, luego de salir al aire en el programa que conduce Mauro Federico, un dron irrumpió en el patio de su casa mientras miles de trolls lanzaban contra ella un ataque coordinado en las redes sociales”, consigna el informe. Por el caso, Cángaro responsabilizó directamente al operador de La Libertad Avanza, Fernando Cerimedo.
A este episodio le siguió otro que se activó luego de la publicación de una nota sobre un grupo nazi involucrado en el atentado de la entonces vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. “Debido a la publicación de sus datos personales e información sobre su familia (práctica conocida como doxeo), y las amenazas de muerte que recibió –dirigidas hacia ella y su hijo–, la Justicia ordenó que ambos recibieran protección policial. Su caso fue denunciado por la organización internacional Women’s Press Freedom”, completa.
Más allá de los distintos niveles de violencia, el informe de Periodistas Argentinas da cuenta de que el impacto sobre la libertad de expresión se observa en el total de los casos relevados de periodistas que recibieron ciberacoso.
Así, como rasgos comunes se detectó que los ataques, en muchos casos, afectaron la relación periodística de estas profesionales con funcionarios y fuentes oficiales. Asimismo, que la violencia escala tanto y tan rápido que las periodistas deciden alejarse de las redes o no responder, o bien, usar sus redes sociales de manera unidireccional, solo para informar a su comunidad, pero sin mantener interacciones.
Por último, las afectadas afirmaron que no creen que el ciberacoso “sea personal”, aunque “sí disciplinatorio”.
Foto: Cleo Bouza