Redacción Canal Abierto | María Remedios del Valle Rosas era una mujer afrodescendiente que combatió bajo el mando del General Manuel Belgrano en el Ejército del Norte. Por su valor en el campo de batalla sus compañeros de armas la proclamaron la Madre de la Patria.
En su homenaje se celebra cada 8 de noviembre el Día Nacional de los y las Afroargentinos/as y de la Cultura Afro, establecido por Ley 26.852 sancionada en 2013 por el Congreso Nacional. La comunidad afroargentina reivindica el legado de nuestra “Madre de la Patria” y destaca la historia y la lucha de este colectivo social, de todos los afroargentinos que, como ella, dieron su vida por la libertad y la promesa de una patria.
Organizada por la Diáspora Africana de Argentina (DIAFAR) se lleva adelante en las calles de Buenos Aires una intervención artístico-política con afiches con su imagen y el lema “Quien quiere a su patria, quiere a su madre”. Además de homenajearla, la campaña tiene el objetivo de “impulsar el reconocimiento que María Remedios del Valle Rosas se merece como una figura histórica y como un símbolo de resistencia y orgullo para la comunidad afroargentina y la nación toda”.
Un reconocimiento con sordina (o sórdido)
Desde mayo circula el billete de $10.000 que en su frente tiene la imagen de Manuel Belgrano y María Remedios del Valle, en este orden en la imagen.
“El billete de $10.000 lo imprimió este gobierno. En este gobierno que cierra el Inadi, que cierra el Ministerio de las Mujeres, que hace mierda todo, este billete pasa. ¿Por qué? Porque hay una línea de continuidad; el billete lo diseñó el gobierno anterior: el billete en donde van a poner por primera vez en la historia a una mujer negra, la ponen atrás de un varón blanco”, explica Federico Pita, referente de DIAFAR, politólogo (UBA), activista e intelectual.
“En el billete de Evita no ponen a Perón, que era un tipo importante y sin embargo no está compartiendo el billete con Evita. Ese billete no lo diseñó Milei, lo diseñaron los peronistas dándole una concesión a las mujeres blancas del peronismo. Cuando tuvieron que diseñar un billete para reivindicar a la madre de la Patria, la pusieron atrás de Belgrano”, ejemplifica Pita. “Es un dato objetivo. ¿Cómo me va a venir bien semejante ofensa histórica? ¿eso es reparar para ustedes?”.
La imagen de María del Valle fue elegida a través de un concurso público organizado por la gestión de Tristán Bauer en Cultura. “En el jurado no había ni un representante de la comunidad afroargentina. Esa es la deriva progresista del campo nacional y popular. Los sectores populares están hartos de esa dirigencia, acá y en todos lados. La gente tiene más lucidez que nunca pero falta organizarlo políticamente”, sostiene Pita enfáticamente.
Para cerrar el círculo de estas derivas, un dato: los billetes fueron impresos en la imprenta estatal China Banknote Printing and Minting Corporation (CBPM), al dorso están ilustrados con una escena de la jura de la bandera nacional realizada el 27 de febrero de 1812 y protagonizada por Belgrano. En tanto el gobierno de Milei interviene la Casa de Moneda y planifica y ejecuta su cierre.
La madre de la patria
María era una mujer afrodescendiente, figuraba en los registros militares como parda, que en el sistema de castas de la época nominaba a quienes tenían la piel amarronada, más oscura que los europeos pero más clara que los esclavos africanos. Nació en Buenos Aires entre 1766 y 1767 y no se tienen datos certeros sobre su origen: si era hija, nieta o bisnieta de africanos que llegaron esclavizados de Nigeria al Río de la Plata.
Según las investigaciones de Daniel Brión -publicó el libro Capitana María Remedios del Valle. Madre de la Patria; Ediciones Dr. Arturo Jauretche, Buenos Aires, 2016- María Remedios se crió en el barrio de Monserrat. Huyó de la casa al morir su madre y enterarse que era hija del apropiador y producto de una violación.
Su primera incursión en las luchas patrias fue durante la Segunda Invasión Inglesa al Río de la Plata, en 1807, en la que auxilió al Tercio de Andaluces, una de las milicias conformada para defender la ciudad.
A pocos meses de ocurrida la Revolución de Mayo, María se unió a la primera expedición al Alto Perú -luego conocida como Ejército del Norte-. El 6 de julio de 1810, junto a su marido y dos hijos, se incorporaron a la marcha de la 6º Compañía de artillería volante del Regimiento de Artillería de la Patria al mando del capitán Bernardo Joaquín de Anzoátegui.
Antes de la batalla de Tucumán, María Remedios solicitó a Belgrano participar en el auxilio de los heridos. El abogado y militar se negó porque él no admitía “mujeres en el campo de batalla”. Pese a la negativa, ella se quedó en la retaguardia y actuó auxiliando a los caídos y también empuñando armas. De allí surge el mote que los soldados acuñaron de “Madre de la Patria”. Luego del triunfo patriota, por su acción valerosa, Belgrano la ascendió a Capitana del Ejército.
Luego participó en las batallas de Salta, Vilcapugio y Ayohuma, en la que fue herida y tomada prisionera. Las huellas de los azotes infligidos por los realistas la acompañaron el resto de su vida. Cuando pudo escapar de sus captores, se unió a las tropas de Martín Miguel de Güemes como combatiente y enfermera.
Poco se sabe de sus días luego. Años más tarde, un oficial la descubrió mendigando en una calle porteña, consiguió ser reconocida y solicitó un sueldo como oficial del Ejército Argentino, cargo que casi nunca cobró.
“La que representa ha hecho toda la campaña del Alto Perú; ella tiene un derecho a la gratitud argentina, y es ahora que lo reclama por su infelicidad. Por tanto a V.S. suplica que previo derechos e informes, sea ajustada y satisfecha y se le otorgue la recompensa que se crea justa a su mérito, si su color no le hace indigna al derecho que le otorga al mérito y a las virtudes. A ruego de la parte”. Este pedido de reconocimiento fue dirigido por María del Valle a la Legislatura de Buenos Aires. Su demanda fue acompañada por la declaración de Bernardo de Anzoátegui, comandante de la 6ta Compañía del Batallón de Artillería Volante del Ejército del Norte y por una tercera del general Juan José Viamonte.
Juan Manuel de Rosas la nombró Sargento Mayor y le aumentó su pensión como ex combatiente a treinta pesos. El gobernador de la provincia de Buenos Aires la incorporó al ejército asignándole tareas y un sueldo. María Remedios del Valle, como muestra de agradecimiento al Restaurador, se coloca su apellido firmando a partir de entonces: Sargento Mayor María Remedios del Valle Rosas. Dos meses después fue incluida en la Plana Mayor del ejército. Su condición de mujer y afrodescendiente hizo que su historia permaneciera en las sombras del relato oficial de la gesta de la independencia, pero investigaciones posteriores lograron reconstruir su historia.